Las medidas hibernación económica asociadas a la cuarentena por el coronavirus afectaron como a todos los sectores al de la industria de defensa. Ya sea con cierres de actividades, suspensión temporal de trabajos y paralización de cadenas de montaje. Pero aparentemente superado el pico de la pandemia los proyectos de armamento destinados a modernizar el material de las Fuerzas Armadas se han vuelto ha retomar con fuerza, con la idea tanto de recuperar los mismos y mantener la operatividad de las FAS y también como un revitalizador de la actividad económica y para que su reinicio sirva de multiplicador a otros sectores industriales y económicos con la clara estrategia de reactivar la economía y con ella el tejido productivo.
Y especialmente el empleo, con mantenimiento de los puestos de trabajo directos e indirectos que genera la industria de defensa.
Esta reactivación de actividades se ha notado claramente en el proyecto del nuevo vehículo 8x8 "Dragón" para el Ejército de Tierra, ET, en los programas de construcción naval y en una reorganización de las infraestructuras con la creación del Mando Conjunto del Ciberespacio que remplaza al Mando de Ciberdefensa y que implementará la lucha en el espacio, no solo como una defensa ante ataques informáticos, sino como una lucha global en este entorno cibernético y tecnológico.
Las zancadillas al 'Dragón'
El programa Fuerza 35 es considerado vital para lograr una modernización completa del Ejército de Tierra y su adaptación al escenario bélico del siglo XXI. Aunque con muchas variantes la columna vertebral de este programa descansa en el nuevo vehículo blindado 8x8 de transporte de infantería que será junto a los evolucionados “Pizarro” el que use el soldado español para moverse en el campo de batalla como hoy usa los avejentados TOA y BMR. El desarrollo de este blindado, bautizado como "Dragón", ha sido un verdadero calvario pues el conglomerado de diferentes empresas nacionales que debían desarrollarlo no terminaban de sacar prototipos viables, ya sea por incompatibilidades de sistemas, falta de cooperación entre ellas, retrasos en las entregas, incapacidad de desarrollar nuevas tecnologías y lo más grave: continuas peticiones de mayores presupuestos para multiplicar los beneficios que terminaron poniendo en peligro el proyecto.
El Jefe de Estado Mayor del Ejército, JEME, Gral. Varela, denunció esta situación con energía ante los medios de comunicación, denunciando la incapacidad de la industria nacional para desarrollar el proyecto al solo buscar réditos económicos a corto plazo. Una solución radical al problema vino a finales de 2019 cuando el gobierno declaró desierto el contrato del 8X8 "Dragón" abriéndolo a la participación de industrias extranjeras con sus propios modelos. Muchos analistas pensaron que esta era una medida destinada a que la industria nacional "se pusiera las pilas" y se dejara de cortoplacismo para presentar un proyecto serio y de futuro. Y lo cierto es que la jugada ha funcionado pues las empresas involucradas bastante escarmentadas han presentado un proyecto que garantiza el desarrollo del nuevo 8x8 "Dragón".
Sociedad industrial para el 8x8
Por ello la ministra Robles ha firmado el compromiso para que el consorcio de empresas formado por: Indra Sistemas S.A., Santa Bárbara Sistemas S.A., Sapa Placencia S.L.
y Escribano Mechanical & Engineering S.L. Constituyan una sociedad anónima para el desarrollo y construcción del nuevo 8x8. La medida supone un verdadero balón de oxígeno para estas empresas y la salvación para sus plantas industriales de Asturias, Sevilla, Guipúzcoa y Madrid pues les permitirá mantener sus plantillas y creará una bolsa de trabajo de 650 empleos directos y 1.000 indirectos de forma estable. Se prevé que el "Dragón" tendrá una vida útil de no menos de 40 años y cuando esté en servicio en el ET se convertirá en un sistema muy atractivo para la exportación.
Y esto sin sin aumentar el techo de gasto previsto, 2.083 millones de euros, ni reducir el número de unidades previstas para el ET, 348.
Daba luz verde al proyecto, el contrato se firmará este verano y será La Legión en su campo de maniobras en Almería la que pruebe los primeros cinco prototipos en los que en tres de ellos ya se han instalado sendos modelos distintos de torretas a probar.
Proyectos navales a corto plazo
El COVID-19 provocó un cierre preventivo del trabajo presencial en toda clase de empresas, eso incluye los astilleros donde se desarrollan proyectos como el submarino S-80 y las fragatas F-110. Durante casi dos meses las factorías de Navantia se vieron obligados a depender del teletrabajo especialmente para temas de gestión y diseño, abandonando el ensamblaje y las pruebas específicas. Pasado el pico de la crisis sanitaria la actividad industrial volvió con las adecuadas cautelas, pero con vigor, hasta el punto que Navantia ya ha presentado en el Reino Unido el sistema de propulsión por aire AIP que hará la navegación de este submarino hipersilenciosa y que será instalado en la tercera unidad de esta serie, S-83. A las dos primeras unidades, S-81 y S-82, se les instalará cuando pasen por su primera gran carena.
El dispositivo AIP funciona con bioetanol como combustible separando el aire del agua salada y usándolo como propulsión y suministro a tripulación permitiendo con ello que el submarino pueda navegar sumergido hasta tres semanas, cada pila de combustible asociada al AIP tiene 9.000 horas de duración. El sistema se ha diseñado para ser montado dentro del submarino en sí y sus componentes pieza a pieza pueden ser embarcados por las escotillas de suministro que solo miden 800 mm.
Las fragatas F-110, clase "Bonifaz" para la Armada, también siguen su curso, pero sus posibilidades de exportación se han visto afectadas por la elección por los EEUU de la empresa Fincantiery italiana para construir una serie de 20 fragatas para la US Navy cuando Navantia optaba con fuerza al contrato.
una represalia clara a la retirada de la fragata “Méndez Núñez” del grupo de batalla del portaaviones “Abraham Lincoln” con el que iba a hacer una travesía alrededor del mundo, que causó una sensación de vergüenza en nuestra Armada.