En medio de la crisis epidémica global del Coronavirus que sacude el planeta, las Fuerzas Armadas de España, FAS, han debido reconvertir su actividad primigenia de defensa nacional ante un hipotético enemigo exterior a la asistencia a la población civil y en sostener las infraestructuras críticas del estado en esta tarea, en un operativo sin precedentes conocido como Operación Balmis, volcándose buena parte de los recursos de las FAS en esta labor.

Pero el escenario mundial de la crisis y todas sus variantes a cualquier nivel, no solo el epidémico, ha tenido un aspecto colateral en las misiones de las FAS en el exterior. Obligando la suspensión de algunas y reduciendo la entidad de otras y, en este aspecto, dos de las principales misiones que la Armada llevaba a cabo por el mundo, han tenido que interrumpirse por factores asociados a la pandemia de Coronavirus: la misión de seguridad marítima del Audaz en el Golfo de Guinea y la misión científica del Hespérides en el Polo Sur.

La epidemia de Coronavirus bloquea el sostén logístico del Audaz

El BAM Audaz ha visto frustrada su misión de seguridad marítima en el Golfo de Guinea, no por la amenaza de contagio por Coronavirus, ni porque alguno de los 71 miembros de su tripulación se haya contagiado, sino porque las medidas contra el contagio aplicadas en los puertos, que tenía previsto visitar, impiden el abastecimiento del buque.

Pues muchos de estos puertos están cerrados al tráfico marítimo o su acceso está restringido y el acceso a suministro y combustible necesarios en cada escala, para mantener la misión activa es imposible.

Para evitar contagios, las naciones anfitrionas han denegado el acceso a suministros y el contacto entre el personal del puerto con los barcos que arriban.

Por ello, es imposible mantener logísticamente la misión, simplemente porque la autonomía de cuarenta, días que tiene el Audaz para mantenerse con sus propias reservas se agota y es imposible reavituallarse en la zona.

Como el mismo comandante del buque, capitán de corbeta Santiago Santamaria, explicó en una entrevista publicada recientemente el cierre de la misión se debe : «por las fuertes restricciones que los países de África estaban poniendo al atraque de buques, ya que la pandemia se está empezando a expandir por la zona»

A constar además que esta misión se basaba en cooperar con las autoridades locales e instruir a sus fuerzas en tácticas de lucha contra la piratería, si el contacto es imposible para preservar la cuarentena, la misión pierde su razón de ser.

Aunque ya con el Audaz de camino de vuelta a su base de Cartagena, se prevé su arribo a finales de abril o inicios de mayo, hay que destacar que su periplo por la zona no fue estéril, pues cuando patrullaban cerca de Lagos recibieron la llamada de auxilio de un petrolero hostigado por piratas, la llegada a toda máquina del Audaz puso a los filibusteros en fuga y permitió que el petrolero continuara sin incidencias.

El Hespérides lejos de puertos amigos por la cuarentena

La logística también ha adelantado en dos meses el cierre de la misión del Hespérides en el Antártico, forzando a cerrar las bases polares Juan Carlos I y Gabriel de Castilla a su clausura prevista en junio, coincidiendo con el inicio del invierno austral.

El motivo es el mismo, Chile y Argentina aplicando sus respectivas cuarentenas han cerrado sus puertos y aeropuertos al tráfico exterior, para evitar contagios. Por ello, el suministro logístico, que el Hespérides realizaba a ambas bases, es imposible y éstas y el mismo barco no pueden estar a expensas de sus propias reservas, que en poco tiempo se agotarían y más con el invierno austral a la vista.

Por ello, la única solución fue acelerar el fin de la campaña, cerrar las bases y adelantar el regreso, pese a que todavía el calendario de experimentos científicos no estuviera completo. Así se embarcó material, personal y tripulación en el Hesperides y se puso rumbo de regreso a casa, aunque de forma un tanto complicada, pues el cierre del puerto de Ushuaia en Argentina forzó a alterar la singladura, hasta Brasil para dejar en puerto a un equipo de 14 científicos, que desde allí pudieron coger el avión de vuelta a España.

Aunque en la singladura de regreso sea aún posible culminar algunos experimentos previstos a la altura de Canarias sobre el reflujo y tránsito de las mareas oceánicas, la vuelta del Hespérides está prevista eventualmente para el 22 de abril.

Con todo este arribo y el del Audaz dejará un pozo de tristeza, pues para cumplir la cuarentena no habrá bienvenida ni recepción oficial en el puerto, teniendo los marinos que esperar a llegar a sus domicilios, para abrazar a sus seres queridos.

Alteración en otras misiones

No son las únicas incidencias en misiones en el exterior, que la epidemia de Coronavirus ha provocado. De este modo, un contingente aéreo que iba a relevar al destacamento aéreo en Djibouty, en el seno de la Operación Atalanta, tuvo que regresar a España, al dar positivo uno de sus 22 miembros en Covid-19.

O en Iraq, donde el contingente destinado a adiestrar al Ejército Iraquí ha tenido que reducirse a la mitad, aunque se espera que la misión se reanude con fuerza, al concluir la crisis.

Otras misiones no se han visto alteradas como el crucero de instrucción del Juan Sebastián Elcano o la actividad del contingente terrestre destacado a Letonia. El cual gracias al frío cuasi polar, que ha frenado la pandemia, mantiene plena actividad e incluso la sección acorazada de carros Leopardo y Pizarro ha arrasado en la última competición del ejercicio Iron Spear, en que las unidades blindadas de las diferentes nacionalidades del contingente compiten en diferentes temas tácticos, para demostrar su aptitud.

Así los Leopardo y Pizarro españoles han copado los tres primeros puestos en la prueba de carros de combate y el primero en el de vehículos acorazados, superando a los contingentes de: Polonia, Irlanda, Letonia, Eslovenia y Canadá.