Desde que fue botado en marzo de 1990, el buque científico Hespérides de la Armada Española no ha faltado ningún año a su cita de circunnavegar el Océano Atlántico, alcanzar el Polo Sur y allí, durante el verano austral, realizar una serie constante de experimentos en cooperación con todo tipo de instituciones civiles.

Se trata de conocer un poco mejor el funcionamiento de nuestro planeta y de perfilar las amenazas que ponen el equilibrio de la tierra en peligro, ya sea el cambio climático, el deshielo de los polos o la naturaleza del calentamiento global.

La expedición a la Antártida

Para el Hespérides, esta será su campaña número 25 en el Antártico, al que lleva acudiendo puntualmente desde que la Armada, en cooperación con el Ejército de Tierra, inició sus programas de investigación científica en el Polo Sur en localizaciones como la Isla Livingston y la Isla Decepción, donde se encuentran las bases polares españolas "Juan Carlos I" y "Gabriel de Castilla", respectivamente, gestionadas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y el Ejército.

Durante el verano austral se procede a la apertura de las bases cuando el Hespérides arriba a sus respectivos fondeaderos. Se mantienen abiertas durante todo el periodo de estío en el Polo Sur que, paradójicamente, tiene lugar en las mismas fechas del año en las que se vive el invierno en el hemisferio norte.

Un suceso climático que ocurre al traspasar los trópicos de Cáncer y Capricornio.

Mientras en el norte es invierno, en el sur es verano, y viceversa. Obviamente, las condiciones de vida en el polo son más benignas en verano, por eso todas las campañas científicas se hacen en esas fechas. Por ello, el Hespérides permanecerá en la zona desde este mes de noviembre hasta el próximo junio, un periodo de siete meses en los que, aparte de realizar experimentos en cooperación con las distintas bases, será el puente logístico entre ellas y el continente americano, aportando toda clase de suministros, víveres, medicinas o evacuando heridos y enfermos.

Cooperará con los Gobiernos de Argentina y Chile, especialmente, aunque también con otras bases internacionales de la zona.

Multitud de experimentos

Antes de la botadura del Hespérides, la Armada ya realizaba expediciones científicas al Polo Sur, pero estas se realizaban en buques de carga convencionales. Desde que está en servicio este buque, se dispone de un verdadero navío específicamente diseñado y construido para la investigación oceanográfica.

En los siete meses que dura la campaña se realizarán multitud de proyectos científicos alentados por el CSIC y distintas universidades: el POWELL, para medir las corrientes antárticas; el BRAVO-6, para comprobar la actividad de los volcanes submarinos; el ANTECO, para medir la cantidad de crustáceos y fauna invasora en el Antártico; o el GALILEO, para certificar la recepción de señal de los satélites de esa clase.

Además están el proyecto SAGA1, para comprobar las corrientes marinas a escala mundial, y el ORCA, para medir la influencia de los rayos cósmicos en el calentamiento global.

Para lograr unas lecturas fiables, este último experimento debe llevarse a cabo tanto en pleno Polo Sur como durante la propia navegación por el Atlántico hasta alcanzar la Antártida. Por ello, a los 55 miembros de la tripulación se suma un científico del CSIC que irá realizando sucesivas mediciones en todo el periplo.

Otros 37 científicos civiles se sumarán a la expedición paulatinamente en ambas bases polares, pero solo lo harán en las "ventanas de tiempo" de sus respectivos experimentos. Será el Hespérides el encargado de recogerles en el Puerto de Usuhuaia, en Argentina, cuando deban ponerse manos a la obra.

Para destacar la importancia de estos experimentos, solo es preciso apuntar que, hace tres años, la campaña del Hespérides confirmó sin dudas el deshielo de los polos y la pérdida de masas de hielo en los casquetes polares, con lo que se avaló la teoría del cambio climático global, que es una problemática real pese a los intentos un tanto irresponsables de algunos de negar su existencia.

Con todo, hay que decir que nuestro planeta es un organismo en evolución constante. Así, las lecturas pesimistas de un año pueden haberse revertido totalmente tiempo después gracias a la concatenación de fenómenos climáticos naturales con los que la tierra se regula a sí misma.

Alta moral de los expedicionarios

Al preguntar a los tripulantes del Hespérides sobre lo más duro de esta travesía, todos responden que la separación de sus familias durante estos siete meses. Pero eso no ha afectado lo más mínimo a la moral de la tripulación, que encara la expedición como una "aventura inolvidable".

"Esta es la aventura de mi vida. Voy a conocer países. Voy a ir al Polo Sur. Podré después decir con orgullo a todo el mundo que he conocido el Polo Sur, un lugar a donde apenas llega nadie. Voy a ser un privilegiado al vivir esta experiencia, que me acompañará toda la vida", confesó un marino a los periodistas poco antes de partir el pasado 13 de noviembre.

Como anécdota, cabe destacar que cuando esté en funcionamiento la base "Gabriel de Castilla" se abrirá la campaña del Ejército de Tierra "Apadrina un pingüino", que se realiza en los colegios para que cualquier niño de España puede apadrinar un pingüino de la Isla Decepción y ponerle nombre.