La noticia saltaba a las 15:30 la tarde del 3 de febrero y conmocionaba a la opinión publica. Un avión B-767 de Air Canadá sufría daños al despegue del Aeropuerto Adolfo Suárez, Barajas de Madrid, forzándolo a mantenerse en vuelo durante más de cinco horas. Un F-18 interceptaba el avión siniestrado y comprobaba sus daños en el aire.
A las 19:30 el mundo suspiraba aliviado cuando el vuelo AC-837 se posaba sin apenas dificultades en la pista de Barajas en medio de un vasto despliegue de equipos de emergencia que afortunadamente no fueron precisos de emplear.
Un factor vital para que el incidente se solucionara satisfactoriamente fue la intervención de un F-18 del Ejército del Aire, EDA, que despegó a auxiliar al avión averiado y comprobar sus daños. Esta misión ha vuelto a poner en la actualidad las tareas de alerta continua del EDA y sus diferentes variantes si fueran para reconocer una traza sin identificar, interceptar a un posible agresor o como fue en este caso auxiliar a un avión en dificultades.
Incidente en el despegue del avión de Air Canadá
Pormenorizadamente la secuencia de acontecimientos se puede resumir así. El vuelo AC-837, un B-767 de Air Canadá con destino Toronto, inicia su carrera de despegue a las 14:57 horas por la pista del Aeropuerto Adolfo Suárez de Madrid, ya ha pasado el punto de no retorno de la pista cuando la primera rueda del tren trasero izquierdo revienta, actuando con sangre fría y entendiendo que es imposible ya frenar.
El comandante mete potencia a los motores y despega.
Al ganar aire fragmentos desprendidos de la rueda chocan contra el fuselaje y la cola, y lo más grave se introducen en el motor izquierdo del avión dañándolo. De hecho salen llamas del mismo y los pasajeros aparte de oír el ruido ven el fuego, que filman con sus móviles y notan un olor a quemado.
El comandante apaga el motor dañado, comunica con frialdad y profesionalidad la emergencia a la torre de control y tranquiliza a los pasajeros siendo sincero sobre la situación, pero sin alarmar.
Situación de alarma en Barajas
Cuando a la 15:30 horas la noticia salta a la red se han tomado ya las primeras medidas. Como el avión está cargado de combustible el aterrizaje de emergencia se implica de alto riesgo,p ello se opta por que el avión permanezca dando órbitas por el sur de Madrid, con un solo motor y a baja altura para así ir consumiendo combustible y no sea necesario expulsarlo del avión sobre suelo.
Además el vuelo a baja altura consume más queroseno por lo que el tiempo de órbita seria menor.
Muchos vecinos de la periferia madrileña se sorprenden y graban al B-767 volando bajo y generando con ello cierta inquietud, cuando ya se conoce en publico que el avión está en dificultades.
Es a las 16:40 cuando la enlace militar con el control civil del espacio aéreo, comandante Pilar Mañas, recibe la petición del Ministerio de Fomento que un caza revise en vuelo los daños que ha sufrido el vuelo AC-837 al despegue y que son imposibles de verificar desde la cabina del avión siniestrado. A las 16:50 el Mando de Operaciones Aéreas, AOC, de Torrejón ordena al Ala 12 que apreste un caza F-18 para examinar el avión dañado.
Preparar el F-18 para el vuelo
Habida cuenta que no es una emergencia ante una agresión se opta por no enviar los cazas en alerta Scramble que estarían en el aire en 15 minutos, sino que el coronel jefe del Ala-12, Jerónimo Domínguez Barbero, ordena aprestar uno de los aviones de reserva y que tenía esa tarde una misión de instrucción, el F-18 con matrícula 12-18 y con indicativo radio Poker 81.
A las 17:03 horas el equipo de tierra del Poker 81, cuatro suboficiales, un cabo y un soldado, empiezan a trabajar contrarreloj para poner el F-18 en condiciones de vuelol. A las 17:35 su piloto, el capitán Roberto García Macías, se sube al avión y a las 17:40 despega.
Diez minutos antes de la hora inicialmente prevista al despegue que eran la 17:50, lo que da un tiempo de reacción desde cero, pues ha habido que equipar el caza en vacío, en solo cuarenta minutos, un tiempo que el Jefe de Estado Mayor del Aire, JEMA, Gral. Javier Salto, definirá en una rueda de prensa posterior como: "excelente".
Interceptación y revisión por parte del F-18
Son las 17:52 cuando el F-18 llega a la posición del B-767, a 3.000 pies de altura ambas aeronaves ajustan su velocidad a 220 nudos- 440 Km/h- y el capitán Macías empieza a examinar el avión siniestrado. Con las ruedas del avión canadiense aún desplegadas comprueba que el tren derecho esta intacto, el tren central del morro también y que es solo una rueda la dañada del tren izquierdo. El motor izquierdo aunque apagado no muestra daños, ni está ardiendo ni suelta humo.
El capitán declararía luego que: "Lo que vi me tranquilizó. Le di la información al piloto, a la torre de control y saque fotos, pero como la resolución era mala no las envié para que no indujeran a error".
Con esta información el B-767 pliega el tren de aterrizaje sin novedad. Tras la revisión el F-18 seguirá escoltando al avión canadiense durante 20 minutos antes de alejarse a cumplir otra misión de instrucción que tenia asignada.
Aterrizaje seguro del avión de Air Canadá
Todavía el AC-837 consumiría combustible casi otras dos horas en hasta que a las 19:25 toma tierra sin apenas contratiempos en la pista 3A de Barajas, entre los vítores de los equipos de emergencia. Hasta 17 unidades se desplegaron en pista desde bomberos, ambulancias y equipos de socorro, personal del aeropuerto, familiares, tripulación y pasajeros. El capitán Macías recibiría la buena noticia en tierra cuando se preparaba para realizar un segundo vuelo con su F-18.
Una catástrofe se ha evitado gracias únicamente a la profesionalidad y templanza del piloto de Air Canadá, del control de vuelo y del Ejército del Aire que acometieron esta crisis con una frialdad y presteza encomiable.