Por primera vez en sus 175 años de historia, la Guardia Civil pasa a ser dirigida por una mujer, la gaditana María Gámez, que reemplaza a Félix Azón. Gámez viene precedida por una destacada actuación como subdelegada del Gobierno en Málaga.
Por este cometido tuvo cierta repercusión mediática cuando el pasado año y por razón de su cargo organizó el rescate del pequeño Julen, el niño de dos años que murió al caer a un pozo en un finca de la localidad de Totalán.
Aunque baldíos, los esfuerzos por sacar al menor con vida fueron encomiables. Esta labor, junto con su actuación cotidiana en la Subdelegación del Gobierno, han pesado bastante en su nombramiento.
Además, sigue la política feminista del actual Ejecutivo, que quiere potenciar el papel de las mujeres en la Administración y su ascenso a puestos de responsabilidad. No hay que olvidar que con el anterior Gobierno de Pedro Sánchez una mujer llegó por primera vez al generalato en las Fuerzas Armadas y que es otra fémina la que dirige el CNI, aunque aún de manera interina.
Toma de posesión en la Dirección General de la Guardia Civil
Amenazaba lluvia el 22 de enero y de hecho lloviznó en el patio de armas de la Dirección General de la Guardia Civil, donde se realizó la toma oficial de posesión de la nueva directora.
La lectura del decreto de nombramiento dio paso a la lectura por Gámez de su discurso inaugural, en el que destacó su ilusión por comandar este cuerpo y encarar el futuro de "este complejo siglo XXI" con unas prioridades de actuación bien definidas para la Benemérita, como la lucha contra el terrorismo, la ciberdelincuencia, la inmigración ilegal y, en particular, la violencia de genero, "una realidad que nadie puede negar". A su juicio, la Guardia Civil debe ser un vertebrador de la España vaciada: "Un guardia civil llega a donde no llega nadie".
Autodefinida como "feminista", lamentó que de los casi 75.000 guardias civiles solo haya 5.529 mujeres, "un número claramente insuficiente", y orientó su esfuerzo a incrementar esa cantidad, así como a escuchar y a dialogar con las asociaciones profesionales de guardias civiles para llegar a consensos y "garantizar el servicio que se presta al ciudadano".
Réplica del ministro del Interior
Tras el discurso de la nueva directora general, el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, tomó la palabra para felicitar a la nueva directora por su puesto y le deseó, aparte de éxitos, que no sea "ni la única, ni la última" en ostentar este cargo. Le recordó que, como nueva directora general, recibe un legado histórico de casi dos siglos de historia al frente de una institución admirada por el ciudadano.
"Recibes un legado conformado a lo largo de 175 años de historia que concluye teniendo a la Guardia Civil como la institución más valorada y en la que más confían los españoles", dijo. Un homenaje a los guardias civiles muertos en acto de servicio y un desfile de la fuerza desplegada en el patio cerró la ceremonia.
Tensión interna en el Gobierno
Con todo, la toma de posesión de María Gámez al frente de la Guardia Civil reveló aparentes tensiones en el interior del Gobierno que no pasaron desapercibidas para los periodistas especializados y analistas presentes en la ceremonia.
Llamó la atención que la ministra de Defensa, Margarita Robles, no estuviera presente en el acto pese a que su presencia estaba anunciada en la web del Ministerio de Defensa.
Más, teniendo en cuenta que la naturaleza militar de la Guardia Civil obliga a la participación de Defensa en el nombramiento. Fue una ausencia muy comentada. También faltaron altos representantes del Poder Judicial y la actual directora del CNI, personalidades presentes todas ellas en la toma de posesión del anterior director general, Félix Azón.
Se comentó entre los informadores que la ministra Robles tenía su propia candidata para el puesto, pero que ha sido finalmente Marlaska el que ha impuesto su criterio. Tampoco son un secreto las tensas relaciones entre Azón y Marlaska por la actuación de la Guardia Civil en el proceso secesionista catalán en un momento político en el que el actual Ejecutivo necesita del voto de partidos nacionalistas para sacar adelante sus proyectos.
Es por ello que muchos analistas han coincidido en que el nombramiento de María Gámez es una maniobra para "hacer limpieza" en el Ministerio del Interior y que el Gobierno solo cuente en él con gente de su confianza. Como medida para evitar filtraciones, los medios no fueron invitados al café posterior. Dos reporteras que se colaron en el salón del ágape fueron "invitadas amablemente a salir".