Romper tópicos y bulos, ese es el motivo por el que la ministra de defensa Margarita Robles ha realizado una visita pública al Centro Nacional de Inteligencia, CNI, en uno de los primeros actos de su administración; dar a conocer aunque sea someramente la labor y utilidad de los servicios de inteligencia españoles, explicar su razón de ser y desterrar tópicos perniciosos que han afectado mucho tiempo a su imagen ya por desconocimiento, rumores, maledicencias o demostradas incapacidades.
Las sombras de los servicios de inteligencia
En España este desconocimiento hacia sus propios servicios de inteligencia ha sido absoluto a lo largo de la historia, generando multitud de controversias y polémicas.
A veces fantasiosas y fruto de mentes calenturientas que inventaron historias negras y casi macabras, más propias de cine de terror que no de espías, sobre las actividades de los servicios españoles de inteligencia actividades reveladas después como falsas e inventadas.
Pero que en otras ocasiones justificadas ante los tribunales revelaron casos de robo y enajenación de documentos, malversación de fondos, incompetencia en los servicios, empleo de recursos para fines chantajistas y frívolos como el espionaje a la vida privada de personajes públicos en vez de seguir tareas que afectaran a la seguridad nacional o la superficialidad, frivolidad e irresponsabilidad de ciertos elementos incompetentes del servicio en su trabajo con detalles como que incluían el término "Agente del CESID" en sus propias tarjetas de visita.
Debido a esta cascada de despropósitos una reforma radical afectó a los servicios de inteligencia españoles a finales de los años 90 que llevó a disolver el antiguo Centro Superior de Información de la Defensa, CESID, creando el Centro Nacional de Inteligencia, CNI. Que con la puesta a su frente del antiguo JEMAD, Gral. Felix Sanz Roldán nombrado por la administración Zapatero en 2007, ha seguido al frente del CNI prestigiando al servicio y siendo confirmado por los distintos gobiernos, dado la eficacia de su gestión.
Aclarando actividades
En una comparecencia conjunta Ministra y Director del CNI aclararon varios aspectos de la naturaleza del CNI en la misma sede del centro a las afueras de Madrid, basándose en la idea que el CNI no es un servicio secreto, "sino un servicio que trabaja en secreto".
Pues sus actividades deben ser secretas por su naturaleza y estas se basan en recopilar la información necesaria para que el gobierno y otras instituciones del estado puedan tomar la decisión más adecuada en su quehacer diario, nunca ser un poder en la sombra sino asesorar con su trabajo de inteligencia para que el gobierno este lo mejor informado posible y pueda tomar las decisiones correctas en cada ocasión.
De hecho fue en 2017 el Ministerio de Exteriores el principal receptor de información y análisis por parte del CNI, seguidos de los ministerios de Interior y Presidencia. Para ello el CNI se sirve de 3.500 integrantes que provienen en un 66% del mundo civil, 24% de las FAS, un 8% de las FCSE y un 2% de expertos independientes consultados para temas específicos.
Opera en 70 países y aunque sus áreas de actividad son secretas el mismo Director reveló que "no es difícil suponer que algunas de las áreas de trabajo principales son el yihadismo, el ciberespacio, la seguridad de nuestras tropas y el tráfico de personas entre otras".
Para evitar las disfunciones que afectaron al CESID, el CNI se rige por una ley específica de 2002 que obliga a un doble control de actividades: parlamentario con los distintos grupos en el congreso y otro judicial con un magistrado específico del tribunal supremo que supervisa la legalidad de todas la actividades del centro.
El paso de dependencia del CNI de Vicepresidencia a Defensa también se enmarca en esta idea de apartar al centro de una dependencia política y pasarlo a una de estado apartidista, vinculada en exclusiva con la seguridad bajo unas directivas de inteligencia dictadas al inicio de cada año.
El homenaje
El CNI perdió en Iraq a 8 de sus miembros en 2003, uno asesinado a las puertas de su casa en Bagdad y 7 agentes caídos en una emboscada en Latifiyah en la que lucharon valientemente, pero fueron superados en número y armamento por el enemigo, solo hubo un superviviente.
Un homenaje a estos caídos y otros miembros del servicio perdidos de forma anónima sirvió de broche a esta jornada pues frente al glamour del cine de Hollywood el trabajo del agente de inteligencia es un trabajo callado y secreto, que no se publicita y los éxitos cuando ocurren no se reconocen públicamente y son inadvertidos para la opinión pública que los interpreta como eventos cotidianos. Quizás esta sería la parte más amarga de esta labor cuasi desconocida.