El trágico accidente del comandante Marín del AGA cuando se estrellaba con su caza C-101 de entrenamiento frente a La Manga del Mar Menor se tornaba más complicado cuando el Turia, uno de los cazaminas enviado a la tarea de búsqueda de restos, embarrancaba en un arrecife frente a la orilla. Tras una semana de esfuerzos ímprobos para evitar la pérdida del barco, este ha sido recuperado y remolcado al puerto de Cartagena.

Encallado en las tareas de rescate

La noticia saltaba el pasado día 26 de agosto cuando se daba la alarma que un avión C-101 se estrellaba en La Manga del Mar Menor con la trágica consecuencia de la muerte de su piloto el comandante Francisco Marín Núñez, instructor de vuelo en la Academia general del Aire, AGA, y antiguo "solo" de la Patrulla Águila.

En medio de la conmoción general se desplegaban toda clase de medios para recuperar los restos mortales del piloto y también los del avión para poder dictaminar las causas del accidente. Y entre los medios navales implicados junto a buques de Salvamento Marítimo (SM), y Guardia Civil del Mar, la Armada desplegaba en primera instancia los cazaminas Turia, Tambre y Tajo y el buque de rescate de buceadores Neptuno.

Equipados con cámaras en el casco, sonar especializado y robots submarinos teledirigidos (ROV) equipados con cámaras de vídeo y sensores, los cazaminas eran especialmente adecuados para buscar los restos del avión en el fondo marino.

Y es precisamente al amanecer del día 27 cuando recuperaba su ROV, apodado "Pluto", tras una exploración nocturna cuando el cazaminas Turia encalla en un arrecife somero conocido popularmente como "La barrita" en la playa del Banco de Tabal a solo 20 metros de la orilla.

El choque desde el primer momento se revela grave, pues las rocas acuchillan el fondo de fibra de vidrio del navío provocando una brecha de cinco metros que inunda varios compartimentos del buque, entre ellos la sentina, y fuerza a evacuar a parte de la tripulación.

Las incógnitas del encallamiento del cazaminas todavía están sin despejarse

Lo cierto es que cuando estalló la noticia del encallamiento del Turia se generó un ambiente de estupefacción. El hecho que un buque especializado de la Armada en búsqueda de minas en fondos marinos encallara en un bajío tan cerca de su base, que la zona estuviera perfectamente mapeada por la Armada y que el escollar de La Barrita fuera un lugar conocido de buceo en apnea por parte de los veraneantes, levantó un montón de suspicacias, polémicas de corto alcance y comentarios malintencionados.

Pero con todo tanto la Armada, el Ministerio de Defensa, la oposición política y la misma prensa local eludieron entrar en polémicas estériles y mezquinas sobre quién es el responsables, buscar culpables o "cabezas de turco" y todo el esfuerzo se volcó en recuperar el buque dañado.

Las tareas de recuperación han acabado en éxito

Tras revelarse el accidente el primer objetivo desde la mañana del día 27 fue el de recuperar con el menor perjuicio posible el Turia y recuperarlo para el servicio, para ello la tripulación que no se consideró imprescindible fue evacuada, los buzos de la Armada revisaron el casco y sellaron las vías de agua. La misma compartimentación del cazaminas en mamparos estancos evitó el hundimiento del navío y las bombas funcionaron para achicar el agua.

Además el combustible de los depósitos fue extraído para evitar fugas.

Una vez estabilizada y controlada la inundación, el buque experimentó una fuerte escora a estribor. El propósito era recuperarlo y la idea al respecto fue usar flotadores para desencallarlo del arrecife y sostenido por ellos remolcarlo hasta el puerto de Cartagena.

Para ello fue la empresa hispano-holandesa "Ardentia Marine", quién aportó su tecnología en globos y flotadores submarinos que mediante los buzos de la Armada fueron adaptados alrededor del caco del Turia e introducidos en el interior de los compartimentos inundados y una vez allí inflados, consiguiéndose con ello un efecto de flotabilidad del navío que primero le permitió desencallar del arrecife y después permitir que sea remolcado.

El arrastre del navío finalizó en Cartagena

Lo cierto es que la tarea de reflotado fue ardua pues se prolongó durante siete días y la mala mar impidió y retrasó mucho los trabajos de reflote y más el transporte, que tuvo que aplazarse varios días por el oleaje. Hasta que a las 16:00 horas del día 3 de septiembre empezó el remolque de Turia hasta el puerto de Cartagena.

Al final, cerca de la 00:00 horas del día 4 de septiembre, ocho días después de encallar y remolcado por el buque de SM "Mastelero", tras una travesía de ocho horas para cubrir no más de 20 millas náuticas en la que se perdieron dos flotadores, el cazaminas Turia entraba en el Puerto de Cartagena y era varado en el carenero de la empresa Navantia para su reparación.

Esta ha sido una crisis que, aunque superada con éxito, ha supuesto un considerable esfuerzo tanto para La Armada como para otras instituciones como Salvamento Marítimo. Todo encuadrado en el rescate de los restos del comandante Marín sobre el que la Ministra de defensa tuvo que desplazarse al AGA para "dar ánimos", un debate que todavía está por cerrar.