Desde aquel entonces han sido 9.500 los oficiales que se han formado en el Academia General del Aire, AGA, entre ellos los actuales Reyes de España, 925.000 horas de vuelo las realizadas entrenando y formando a pilotos y más de 15 modelos de aviones los empleados en la academia sita en el murciano municipio de San Javier, en su pedanía de Santiago de la Ribera, modelos de aviones que van desde el primigenio y biplano "Bucker", al ubicuo T-6 "Texan", a los específicos de enseñanza "Pillán" y "Mentor" y al reactor C-101 que merced a la Patrulla Águila ha trascendido fronteras y se ha convertido en un embajador de España ante el mundo.

La localización

La elección del lugar del lugar para ubicar la AGA Santiago de la Ribera, vino dado por una serie de factores prácticos: el Mar Menor ya albergaba una base de hidroaviones de la Armada que aportaba ya experiencia de vuelo en la zona, el entorno aseguraba espacios de tierra y mar para prácticas de tiro tanto naval como terrestre, el mismo Mar Menor aseguraba una zona acuática calmada para amerizajes de emergencia y no depender solo de aterrizajes sobre suelo, la climatología era excelente con más de 300 días de sol al año y más al alargarse estos en tiempo estival, un clima tranquilo y benéfico cálido en verano y templado en invierno con escasas precipitaciones lo que aumentaba las posibilidades de vuelo, días largos por su ubicación al este con largas horas de sol lo que aumentaba las horas de vuelo y la existencia de la Base Naval de Cartagena y de otras instalaciones militares cercanas lo que facilitaba las cooperaciones entre ejércitos.

Los inicios

Con todo estas ventajas geográficas eran lo poco positivo de que gozó la Academia General del Aire en sus inicios pues las terribles penurias de la España de posguerra sumadas al total aislamiento internacional posterior y la propia cerrazón de la dictadura hicieron de los inicios de la academia algo realmente duro con malas condiciones de vida para cadetes y profesores, para el aprendizaje se usaban aviones viejos y desfasados que disponían poco combustible y poca munición para practicar y la falta de adaptación a las nuevas tecnologías era total.

Conceptos como el vuelo a reacción no pudieron practicarse hasta entrados los años 50 y de hecho hasta inicios de esa década los cadetes aún se formaban en las venerables avionetas biplano “Bucker” de origen alemán anteriores a la Segunda Guerra Mundial y ante la falta de munición para prácticas, los pilotos ensayaban el combate aire-aire arrojándose ROLLOS DE PAPEL HIGIÉNICO, elucubrando cual sería la trayectoria de las balas a medida que el papel se desenrollaba al caer.

Esta mediocridad y atraso era común a todas las Fuerzas Armadas en aquella época y dio origen a escenas chuscas parecidas en otras unidades. Solo cuando a finales de los 50 la llegada de la ayuda americana permitió dar un salto tecnológico de gigante en pocos años poniendo las capacidades del AGA en la élite en poco tiempo.

Hoy por hoy

En la actualidad la AGA es un centro de referencia de enseñanza aeronáutica reconocido en el mundo, forma no solo a los pilotos y oficiales del Ejército del Aire sino a oficiales de naciones de los cinco continentes los cuales envían también su profesorado a dar clases a la academia, mantiene habitualmente contactos y cooperaciones con sus pares en países aliados y su formación es reconocida mundialmente como de élite.

Es un centro innovador abierto a nuevas tecnologías y reformas, sus instalaciones albergan también las nuevas universidades de la Defensa suscritas por el Plan Bolonia de la UE que permite a sus alumnos graduarse con una doble titulación civil y militar al concluir los estudios.

Está capacidad de innovación se pondrá a prueba en 2023 cuando sea necesario remplazar al que ha sido su mayor estandarte en las últimas décadas, el avión C-101, que entonces cumplirá su vida útil. Para este relevo se elabora un "sistema integral de enseñanza" que aún en definición dará el relevo a este arquetípico reactor.

La celebración

Desfilando en el aire en formación, el C-101 con las avionetas “Bucker” y una muestra de los aviones que han servido en el AGA fueron los protagonistas de la celebración de estos 75 años de la academia, en un acto donde la ministra de defensa impuso a la bandera de la institución la corbata de la Cruz al Merito Civil, reclamada en su honor por el Parlamento de la Comunidad de Murcia en votación unánime.

Un desfile de alumnos, honores a la bandera, homenaje a los caídos y inauguración de un monumento a estos primeros 75 años de la Academia General del Aire significaron el aldabonazo para que la AGA siga avanzando y cumpla muchos más años formando y enseñando a aviadores y oficiales del Ejército del Aire. Ese es el propósito.