Los desastres que han afectado a submarinos, como los del Kursk de la Armada Rusa o el ARA San Juan de la Armada Argentina, han conmocionado al mundo por su dramatismo y lo terrible del destino de sus tripulaciones. Y lo peor de todo es que, conocidas las características extremas de ambos casos, todo hace pensar que pese a que se hubiera podido afrontar su rescate desde el primer momento con la máxima capacidad de medios internacionales, en el caso del Kursk, Rusia no aceptó la ayuda occidental hasta que ya fue demasiado tarde, poco se habría podido hacer para salvar la vida a los marinos de ambos buques.
Pero hay un suceso que invita a la esperanza, el rescate del minisubmarino ruso PRIZ "AS-28" por un submarino de rescate Scorpio británico en el verano de 2005, en esta ocasión la ayuda se pidió a tiempo, da la esperanza que los rescates de submarinos accidentados son factibles. Y aunque admitiendo que el caso del AS-28 era, de lejos, menos complicado que los del San Juan y el Kursk, es con ese espíritu en positivo que la Armada Española realiza desde 2001 los Ejercicios Cartago de rescate de submarinos.
El Rey en la Base de Submarinos
Felipe VI fue el invitado primigenio a presenciar estas maniobras que se prolongan por todo el mes de mayo, y para las que la Armada pone toda la 'carne en el asador' en su base de submarinos en Cartagena.
El Rey fue recibido por el AJEMA, almirante López Calderón, el cual le expuso la profusión de medios desplegados por la Armada que van desde el submarino "Tramontana", que hará el papel de buque siniestrado, el submarino "Mistral", el buque de rescate submarino "Neptuno", la fragata "Reina Sofia", el dragaminas "Segura", el patrullero "Toralla", el buque hidrográfico "Malaspina", el buque "Clara Campoamor" de Salvamento Marítimo y el navío de rescate de submarinistas "Loire" de la Armada Francesa junto con buceadores de la Fuerza de Guerra Naval Especial, FUGNE, y elementos civiles de la Dirección de la Marina Mercante.
Un despliegue de primer orden, pero que incluso se quedaría corto de darse una emergencia real, pues sería preciso además recurrir a la cooperación internacional como se ha dado en las emergencias del "San Juan" y el "Kursk".
¡Alarma, submarino hundido!
El rescate submarino empieza al darse la voz de alarma por porte de un sumergible, en este ejercicio el "Tramontana", el cual anuncia que le es imposible emerger y se encuentra varado en el lecho marino, con la tecnología actual solo es posible el rescate a una profundidad inferior a los 200 metros, sí es dentro de ese margen existen posibilidades de éxito.
El submarino emitiría el SOS, anunciaría su ubicación exacta y sí el submarino se torna inhabitable por inundación, contaminación u otras causas, la tripulación se concentraría en los dos comportamientos estancos de la nave, y en tales compartimentos contarían con aire, agua y suministros para resistir hasta tres días.
Fases del rescate
La prioridad es aumentar esos tres días de esperanza de vida en más tiempo y eso se consigue ventilando el aire del submarino y suministrando oxígeno a los náufragos, y esto mediante tuberías que por medio de submarinistas se adaptan a esclusas sitas a lo largo del casco del barco, esta fase se denominada VENTEX.
Asegurada la ventilación y la supervivencia de la tripulación hay que buscar su bienestar mediante suministros: comida, agua y medicamentos. Que los submarinistas aportan por las escotillas o cualquier orificio factible del submarino, incluidos tubos lanzatorpedos. Como los contenedores estancos que contienen los suministros se denominan POD esta fase se nombra como PODEX.
Si es posible que la tripulación abandone el barco, pues este casualmente estuviere hundido a una profundidad inferior de 80 metros, ésta lo haría hombre por hombre usando las escotillas de los comportamientos estancos, protegidos con trajes especiales y empleando pequeñas botellas de oxígeno para ascender, fase ESCAPEX. El ascender desde una gran profundidad a gran velocidad conlleva problemas con la presión atmosférica por tanto el tratamiento médico a los evacuados debe ser inmediato, fase MEDEX.
El Rey fue testigo de una práctica de esta fase con diez marinos escapando de un tanque de escape, sumergido a 20 metros de profundidad en una piscina de prácticas, submarinistas auxiliaron a los fugados durante el ascenso.
Con la tripulación ya a salvo en tierra se puede empezar a pensar en recuperar la nave siendo el método más socorrido para lograrlo insuflando aire a presión por tuberías a los compartimentos estancos hasta lograr de nuevo flotabilidad en la nave, fase REFLOTEX. Esto por supuesto si los daños en el buque lo permiten, solo la realidad de un hipotético siniestro y sus características nos dará si un rescate es posible o no.