Uno de los momentos más tristes que se dan en la Armada Española sucede cuando a un navío, ya sea por obsolescencia, antigüedad, accidente o cualquier otra causa, se le da de baja en su lista oficial de buques. Es un momento inevitable, pues todo material es finito y, por el mero paso del tiempo, tiene una duración determinada.

Es una cuestión de la naturaleza que a todos les llegará su día, pero eso no impide que la baja de un material antiguo lleve su carga emocional y que cuando toca la despedida, ésta se haga con todos los honores. Esto es lo que ocurrió la pasada semana en el cartagenero muelle de La Curra (Murcia), al decir adiós al veterano buque de transporte ligero 'El Camino Español'.

Un buque del Ejército gestionado por la Armada

La historia del buque 'El Camino Español' es un tanto paradójica. De hecho, se trata de un buque perteneciente al Ejército de Tierra, pero que es gestionado y tripulado por la Armada. Con multitud de tareas logísticas que atender, desde la península a los archipiélagos balear y canario y a las ciudades de Ceuta y Melilla pasando por las unidades en misión internacional, el Ejército necesitaba de buques de transporte para llevar toda clase de suministros a esas tropas sin recurrir siempre a los medios de la Armada, que a menudo quedaban sobrecargados de trabajo.

Por eso, el Ejército de Tierra tiene en propiedad 'El Camino Español', así como el 'Martín Posadillo', que emplea para abastecer de suministros a las unidades desplegadas allende el mar junto a los buques de transporte que maneja la Marina. Pero la gestión y tripulación del buque es tarea de la Armada, que es la que lo maneja por su obvia responsabilidad en el medio marino.

Por ello, 'El Camino Español' formaba parte de su lista oficial de navíos.

Veinte años de trabajo

Fue la profusión de misiones internacionales atendidas por las Fuerzas Armadas Españolas desde 1992 y la necesidad de suministrar a las unidades expedicionarias la logística precisa, el motivo que llevó al Ejército de Tierra a adquirir buques propios para este tipo de tareas, aunque sería la Armada la que los manejase.

Por ello, a finales de los años 90 se buscaron en el mercado internacional buques de transporte de segunda mano a buen precio y en buenas condiciones operativas.

Tras una búsqueda exhaustiva, un transporte ligero brasileño, el 'Araguary', que realizaba portes en la desembocadura del Amazonas, fue la opción más factible.

Este era un buque relativamente nuevo, botado en 1984, diseñado para el transporte de personas y mercancías, y que con ciertas modificaciones podía cumplir el papel asignado a un precio de compra razonable. Por tanto, fue adquirido en 1998 y, tras una reforma en profundidad en los astilleros de Navantia, entró a formar parte de la lista de buques de la Armada con el nombre de 'El Camino Español' en 1999, empezando a operar al año siguiente.

El nombre se le dio en honor del "Camino Español", la ruta terrestre que, desde el Ducado de Milán, que en los siglos XVI y XVII pertenecía a la corona española, atravesaba el centro de Europa hasta llegar a Flandes, aportando nuevas tropas y suministros a los tercios, en eterna lucha contra los enemigos de los españoles en aquella región.

Históricamente, esta ruta es reconocida mundialmente como un ejemplo de logística militar. A su nivel, en sus veinte años de servicio, el barco 'El Camino Español' ha estado a la altura en esa tarea logística, con innumerables transportes desde la península a Baleares, Canarias, Melilla y Ceuta, además de transportes entre islas de los dos archipiélagos o entre ambas ciudades autónomas.

En operaciones internacionales, realizó 12 transportes a Kosovo, diez al Líbano, seis a Turquía y uno a Mauritania, siendo su misión más alejada la realizada no hace mucho a Suecia para desembarcar los equipos del contingente español de la OTAN que protege los países bálticos.

Pero los años y el sobreesfuerzo no pasan en balde, y para 2018 estaba claro que una nueva modernización del barco no compensaría económicamente su uso, por lo que no quedaba más remedio que darle el relevo y sustituirlo por un nuevo buque aún en proyecto.

La despedida al viejo transporte

Como la bienvenida a un nuevo barco, la despedida a un buque veterano sigue su ritual. En él, la tripulación restante del navío forma frente a la bandera desplegada en la popa del barco.

En tierra, el último comandante del buque espera la llegada del almirante jefe de su zona, en este caso la del Mediterráneo, que tiene su base en Cartagena.

Una vez llega éste y se le pide permiso para iniciar la despedida, el comandante sube a bordo y a su orden se arría la bandera de combate del navío por última vez, mientras suena el himno nacional. Un discurso de despedida glosa la hoja de servicios del navío, y la bandera arriada es recogida por el comandante, que con una guardia de honor baja a tierra y se la entrega al almirante. Éste a su vez recibe como recuerdo el gallardete, banderín con los colores nacionales que se iza del puente de mando cuando los buques están en la mar.

Como último acto, el comandante vuelve a subir a bordo y ordena: "Tripulación de 'El Camino Español', permiso para abandonar el navío por última vez". Oficiales y marineros bajan a tierra, siendo el comandante el último en bajar. Ese es el instante protocolario en el que un barco se da de baja en la lista de buques de la Armada.