Pese a todas las dificultades que ha encontrado en su recorrido, el proyecto del nuevo submarino S-80 ha alcanzado un nivel de desarrollo ya muy avanzado que ha provocado una gran sensación tanto en La Armada como en Navantia, un interés para sacar adelante el proyecto que ya parece encarrilado definitivamente en sus fases finales. Prometiendo unas prestaciones operativas y unas capacidades que lo harían quizás el mejor del mundo en su clase.

De este modo en un seminario vía Internet, webinario, reciente organizado por la revista electrónica Infodefensa.com para periodistas especialistas en defensa.

Los principales directores del proyecto como Germán Romero, Jefe de Ingeniería del Astillero de Cartagena de Navantia, el capitán de navío Francisco Javier del Corral, jefe del programa del S-80 en la Dirección General de Armamento y Material, DGAM; del Ministerio de Defensa y el capitán de navío Alejandro Cuerda, jefe de la Sección de Submarinos de la División de Logística de la Armada. Se mostraron muy esperanzados con el actual desarrollo del proyecto y muy ilusionados por las excelentes prestaciones que adornaran a los S-80 cuando estos estén ya operativos.

Prestaciones de alto nivel

Y de hecho el proyecto S-80 significa para España dotarse de una plataforma de combate submarina completa, potente, automatizada y flexible logrando unos beneficios en disuasión frente a adversarios, incrementar la proyección exterior de España, fortalecer su seguridad marítima y disponer de un arma decisoria en gestión de crisis.

Consiguiéndose con un submarino hecho a medida una capacidad de independencia industrial con tecnología de última generación propia y principalmente suministrada por la industria nacional, con un soporte logístico autóctono y con ello lograr un submarino con propulsión tanto convencional como propulsión por aire, AIP, con alta capacidad silenciosa y difícil detección por su reducida firma acústica y además totalmente automatizado con alta tecnología en todos los sistemas.

De hecho al ser concluido seria el buque del mundo más avanzado en su clase pues incorporará lo más avanzado tecnológicamente de este momento histórico.

Un camino muy amargo

Con todo este camino fue muy difícil y estuvo cuajado de un error inicial, cuando en 2004 se decidió la construcción de este submarino Navantia tenia toda su experiencia en construcción de sumergibles para la Armada en el apoyo de un socio.

Las antiguas series S-60, S-70, fabricadas en los años 70 y 80 y las dos unidades Scorpene fabricadas para exportación a Chile e Indonesia, eran versiones nacionales de las clases Daphne, Agosta y Scorpene de Francia y se contó para su desarrollo con el apoyo de los astilleros DCNS de Francia que apoyaban con su experiencia y aporte tecnológico.

El nuevo S-80 era exclusivamente español, hecho en solitario y por una empresa que siempre había tenido la ayuda de un socio en construir submarinos, a esto se sumó que una política industrial miope y que solo pensaba reducir costes a corto plazo despidió a un plantel experimentado de ingenieros en medio del proyecto mediante jubilaciones anticipadas.

En consecuencia el proyecto se quedó cojo y poco creativo, de este modo en 2012 cuando se evaluó el mismo y se dictaminó que el submarino padecía un sobrepeso que le impediría flotar se generó un escándalo mayúsculo que aún colea.

Las medidas correctoras

Hubo que pedir ayuda, que vino en forma de la compañía estadounidense Electric Boat que envió a las factorías de Navantia un plantel de 400 ingenieros que en tres años que realizaron hasta 65 vistas en grupo, los cuales realizaron hasta 1.700 informes de mejora y sugiriendo 170 cambios de diseño sobre el original. El cambio principal implicaba alargar el submarino en 12 metros, aumentar la automatización y reconvertir todos los sistemas hidráulicos y mecánicos, desde cableado de los sistemas a hélices mayores y un sistema de transmisión mayor para un barco más grande del previsto.

Además de abrir el proyecto a empresas extranjeras de hasta seis países: Suecia, Italia, Francia, Gran Bretaña, Francia y los EEUU además de nuevas empresas españolas que aportasen sus soluciones industriales para resolver problemas particulares. La ayuda de Electric Boat fue beneficiosa pues ha degenerado en un proyecto nuevo como tal y que de mayor tamaño y capacidades supera en prestaciones al proyecto original.

Un submarino mejorado

De este modo se obtiene un submarino mejorado con capacidad de desplazamiento independiente del aire, sistema AIP, con células de combustible de etanol y oxigeno, que le permite navegar en hipersilencio con hasta tres semanas de autonomía, esto es que puede permanecer hasta tres semanas sumergido con suministro de oxigeno procedente del agua, sin necesidad de navegar usando el diésel para cargar sus baterías, pese a que conserva esa capacidad como recurso de emergencia.

El submarino es totalmente automátizado, necesitando solo cuarenta tripulantes frente a los 65 que embarca la actual clase S-70, siendo el S-80 un submarino el doble de grande, sus sistemas automáticos permiten controlar la nave mediante sensores apartando la acción humana. Su sistema de comunicaciones, combate y control están integrados permitiendo un control total centralizado por la tripulación.

Su capacidad de combate le permite enfrentarse a dos objetivos a la vez usando torpedos de última generación, misiles submarinos Sub-Harpoon capaces de atacar objetivos navales y terrestres, minas MINEA de firma magnética y puede `portar misiles de crucero Tomahawk, si el caso que EEUU autorizase su venta.

En consecuencia seria el submarino no nuclear mas moderno y poderoso del mundo superando a otros submarinos en servicio de propulsión AIP, de origen japonés y alemán, por el hecho que al entrar en servicio será eventualmente el más moderno de su clase.

Las zancadillas al proceso

Prevista su botadura inicial en 2013 el retraso del programa es evidente, retraso al que hay que sumar dos meses de inactividad industrial provocada por el Coronavirus. Pero con todos los sistemas eléctricos ya probados y ensayados en tierra antes de su montaje, los simuladores construidos y en funcionamiento, recuperando trabajos atrasados en el astillero y las tripulaciones en adiestramiento todo hace pensar que a finales de este 2020 o inicios de 2021 el primer submarino de esta serie el S-81 "Isaac Peral" esté ya botado y en la mar para empezar a probarse. Ese es el objetivo.