La desinfección de edificaciones e infraestructuras críticas es uno de los elementos más decisivos en esta lucha contra la epidemia de Coronavirus, pues en ella se consiguen réditos dobles, tanto el desinfectar zonas concretas de la pandemia eliminando la posibilidad de contagio en ellas, como el conseguir que estas sigan en funcionamiento y aportando sus servicios a la colectividad, evitando así el colapso social que las medidas de contención de la epidemia han acarreado de manera indirecta.

De este modo, una de las acciones cotidianas que las FAS acometen a diario en el seno de la Operación Balmis contra el Coronavirus es la desinfección de infraestructuras esenciales, en este contexto pudimos empotrarnos en la operación de desinfección que efectivos de la Brigada Paracaidista, BRIPAC, y la Agrupación de Sanidad, AGRUSAN,. llevaron a cabo en el Hospital Central de la Cruz Roja en Madrid.

Modelos de desinfección

Una desinfección sigue dos modelos cuando se trata, como el caso presente, de una crisis epidémica.

Desinfección preventiva: Se realiza en lugares donde no han existido precedentes epidémicos, ni antecedentes de contagio, suele ser una desinfección menos intensa y con medidas de protección y descontaminación con un nivel menor de exigencia.

El objetivo es preservar libre de infección el lugar, para que siga cumpliendo sus funciones con seguridad y confianza del personal que trabaja en él.

Desinfección reactiva: Se acomete en lugares donde hay datos positivos que se ha dado infección y existen precedentes de contagio, implica medidas de desinfección profundas y el personal debe vestir Equipos de Protección Individual, EPI, completos y pasar una descontaminación intensa, al empezar y concluir la tarea. La desinfección es sistemática y metódica de toda el área a limpiar y sigue unos procedimientos específicos, para que sea completa y el agente patógeno quede erradicado.

Obviamente al tratarse de un hospital donde se han alojado enfermos de Covid-19 nos encontramos con un espacio contaminado, por ello la desinfección del Hospital de la Cruz Roja es una desinfección reactiva.

Planificando la desinfección

A la hora de planificar una descontaminación se evalúa en primer lugar la forma a proceder. En este caso concreto, la desinfección se circunscribe a las plantas del hospital, que han alojado enfermos de Coronavirus con patologías menos severas, además de la planta habilitada como UCI para enfermos graves y la zona de dirección del hospital, desde donde se ha dirigido la lucha contra la epidemia en este centro y utilizada a diario por médicos y enfermeros que han estado en contacto diario con enfermos afectados por el Coronavirus.

Para ello, la primera medida es desalojar personal y enfermos a zonas alternativas, antes de proceder y mantenerlos en aislamiento ahí hasta terminar la descontaminación.

Para fumigar mediante nebulizadores las zonas asignadas se emplea Hipoclorato, la lejía común de toda la vida que cada cual tenemos en casa, o un producto conocido como Virkon, empleado especialmente en la desinfección de toda clase de establecimientos de animales ya sean cuadras, establos o granjas.

Ambos productos son totalmente eficaces, eliminando el Coronavirus y toda clase de patógenos. Una eficacia probada y sin discusión. Pero deben usarse por separado, pues mezclados pierden eficacia.

Por ello la AGRUSAN emplea el Virkon en las zonas de limpieza que tiene asignadas, de hecho lo usa de forma cotidiana en sus tareas de diarias de desinfección de zonas con animales asignados a las FAS y que se dedicaba cotidianamente a desinfectar, desde antes que empezara esta pandemia.

Y la BRIPAC usa la lejía en sus zonas de descontaminación por la facilidad y economía que supone su uso.

Equipándose para la tarea

Para organizar sus patrullas de desinfección, la BRIPAC ha empleado al personal de su Compañía de Defensa NBQ (Nuclear, Bacteriológico, Química) y efectivos de la unidad, que han realizado el curso de defensa NBQ con el objetivo de mejorar el grado de eficiencia sobre el terreno.

En primer lugar, el objetivo es equiparse con los EPI y sellar este en todas sus aberturas especialmente en mangas, botas y cuello usando cinta aislante. Se llevan puestos varios pares de guantes de goma y solo al final se coloca la máscara antigas y se cierra el EPI.

Antes de entrar en la edificación se pasa por una desinfección con pulverizadores y se inicia la operación.

Desinfectando cuarto por cuarto

Tras un reconocimiento para comprender la estructura del lugar, se inicia la descontaminación de cada planta. El procedimiento consiste en empezar con la habitación más alejada en cada pasillo, en ella entra un equipo de tres elementos que dirige un jefe, un encargado del nebulizador y un ayudante.

El nebulizador rocía toda la estancia los 360º varias veces. incidiendo en los puntos que le indica su jefe, pulverizada la habitación se sale de ella y se cierra la puerta. Se sigue con el cuarto siguiente y así sistemáticamente. hasta pulverizar todas las habitaciones, completadas estas y cerradas se desinfecta el pasillo empezando desde la parte final hasta el vestíbulo.

pulverizando toda el área sistemáticamente: techo, paredes, muebles y suelo.

Con el pasillo descontaminado este se cierra y permanece así un mínimo de media hora, por seguridad este tiempo se alarga habitualmente, cuando este tiempo de seguridad concluye las estancias vuelven a ser ocupadas y utilizadas.

Descontaminación del personal

Al salir de una desinfección. el personal pasa por un proceso de descontaminación que empieza con un pediluvio metiendo los pies en un barreño de agua con desinfectante, y a un rociado con Hipoclorato en que el operario primero recibe una pulverización frontal, luego una por la espalda y finalmente un rociado en los píes para asegurar la desinfección del calzado.

Es la parte final, tras unos minutos puede uno librarse del EPI según un procedimiento concreto. El proceso de descontaminación ha concluido.