Pilatus PC-21, ese será el avión que en menos de dos años, septiembre de 2021, remplazará al ubicuo, pero ya avejentado, C-101 en las tareas de formación de los nuevos pilotos del Ejército del Aire, EDA, en la Academia General del Aire sita en San Javier.

Desde hacia ya unos años no era un secreto que el el EDA buscaba un sustituto urgente para sus C-101, un avión que entró en servicio en 1980 y ya acumulaba cuarenta años activo. Aunque bien cuidados y mantenidos pese a inevitables accidentes, a nadie extrañaba que a un material con tantos años de funcionamiento le había llegado la hora del relevo, tanto por lo cansado de sus células y estructura del avión, como por lo sobreutilizado de sus motores y sistemas.

Incluso se comentaba que el relevo tendría que haberse acometido antes, pero la falta de definición sobre cuál sería el futuro sistema de armas del EDA que remplazaría al F-18 retrasó la decisión, la opción europea FCAS es por la que se apuesta aunque está aún en fase de definición.

Esto hacía que la elección de un nuevo entrenador fuera complicada, pues no se tenía una idea clara sobre con vistas a qué tipo de avión de combate futuro tendrían los pilotos que entrenarse y si este entrenador sería compatible con el nuevo modelo de caza.

Buscando un avión de entrenamiento

Una solución lateral empezó a perfilarse hace unos pocos años al analizar los sistemas de entrenamiento de la fuerzas aéreas británica y francesa, es usar aviones turbohélices de altas prestaciones y no reactores para instrucción básica y avanzada, pues los turbohélices actuales tienen e incluso mejoran las capacidades de los reactores de instrucción concebidos en los años 70 y 80, como es el caso del C-101.

Con ello, dos modelos de turbohélice eran los más atractivos del mercado en esta función: el Bechcraft T-6 Texan II de construcción estadounidense y el Pilatus PC-21 de manufactura suiza, tras unos tres años de pruebas y de sopesar aparte los aspectos técnicos, económicos y políticos la opción escogida ha sido el suizo Pilatus PC-21.

Una compra más económica de lo previsto

El lote de compra a la empresa aeronáutica Pilatus incluye 24 aeronaves Pilatus PC-21, dos simuladores de cabina y dos simuladores de vuelo junto a un simulador de salidas de emergencia de la cabina, además del paquete informático para conectar todos los sistemas de simulación y adaptarlos en red.

Todo el conjunto asciende a un total de 204,75 millones de euros, lo cual resulta una acuerdo comercial bastante económico pues el techo de gasto que el EDA tenía para dotarse de un nuevo avión de instrucción era de 225 millones de euros, con lo que el paquete presupuestario se ahorra un total de 20,25 millones de euros lo que supone un ahorro del 9%.

Las primeras seis unidades de este programa está previsto que lleguen en marzo de 2020, tras un proceso de adaptación el PC-21 se usará ya como avión de instrucción para el curso académico 2021-22, mediante se formalicen las entregas de los Pilatus restantes en los próximos dos años los C-101 serán dados de baja en su tarea como avión de instrucción.

Nuevo programa de entrenamiento

La urgencia de este relevo viene dada por la necesidad de dotarse de un avión de entrenamiento antes que la flota de C-101 cumpla su vida útil. Ahora bien, el cambio estructural es de calado, pues antes de dotarse del PC-21 el EDA basaba su instrucción en tres aviones: el T-35 “Pillán” para instrucción básica, el C-101 para instrucción en reactores y el F-5 para los pilotos que hacían el curso de caza y ataque.

Con el Pilatus se jubilarán tanto el C-101 como el T-35 (su baja esta prevista para dentro de unos años) y toda la enseñanza se basará en un único avión el PC-21, esto obligará a alterar los modelos de enseñanza e instrucción de vuelo y alterar los planes de estudio para emplear el nuevo avión en un modelo de enseñanza escalonada.

El F-5 en instrucción de caza y ataque solo empezará a ser remplazado por otro reactor a partir de 2025, aquí la instrucción en reactores es insustituible, hasta que su vida útil concluya en 2028.

El futuro de la patrulla Águila

El relevo del C-101 en enseñanza pondría en cuestión el uso de este avión por la Patrulla Águila incluso su continuidad, pero miembros de la misma consultados han argumentado una solución alternativa.

Está demostrado que un avión de hélice es menos vistoso en una exhibición que un reactor y para colmo un embajador mundial como la Patrulla Águila quedaría en entredicho si emplease un avión suizo en vez de una aeronave de producción nacional como el C-101, a lo que se sumaría cierto descrédito de la industria nacional.

Por ello, la idea señalada es mantener un remanente de unos ocho a diez C-101, se dispone de 66, para ser usados en exclusiva por la Patrulla Águila en sus exhibiciones y volcar en ellos las existencias de repuestos y recambios existentes, incluso ya adquiridos. Esto permitiría alargar la vida útil de esta flotilla reducida de C-101 hasta por encima de 2025, que es cuando se prevé que se disponga de un nuevo reactor de instrucción, ya sea una versión nacionalizada a la española de un modelo existente, suena el coreano T-50, o un proyecto de reactor de entrenamiento aún en definición por la empresa Airbus que se convertiría en un entrenador comodín para toda la Unión Europea.