En un desayuno informativo con periodistas el Jefe Estado Mayor del Aire, JEMA, general Javier Salto, relató los principales retos que encara el Ejército del Aire, EDA, en este 2019 y que marcarán la agenda del EDA los próximos años.

Y la falta de personal parece el problema más acuciante pues en los últimos diez años el EDA ha perdido 5.000 efectivos de todos los empleos, desde tropa a oficial, pasando de 28.000 a 23.000 en los diez años que van de 2008 a 2018 ya sea por personal que no renueva su permanencia, jubilaciones o que las plazas quedan desiertas al no incorporarse nuevos efectivos.

Es en el oficio de pilotos donde el problema es más grave pues solo 450 miembros del EDA tienen la titulación de pilotos, de todos los tipos de aeronaves ya sean helicópteros, transportes o cazas, cuando el mínimo seria de 500 y el ideal para un 100% de operatividad de 580.

Este es un problema que viene ya de muy antiguo pues en los años 80 la continua fuga de pilotos de combate a las empresas civiles dejó a finales de esa década al EDA al borde de la inoperatividad.

Las causas de las salidas son claras: mayores sueldos, condiciones laborales mejores, menores responsabilidades, vida más desahogada y nivel menor de exigencia.

Por ello un gran número de pilotos de caza aceptaba sin dudas las ofertas que les llovían desde el mercado civil.

Para corregir el desajuste se mejoraron sueldos y condiciones laborales, se exigió un mínimo de permanencia en el EDA de 8 años, luego aumentado a 10, antes de retornar a la vida civil y se inició un programa de instrucción acelerado para formar más pilotos.

Pero el problema ha vuelto a hacerse patente pues en 2018 hasta 60 pilotos abandonaron el EDA y la Academia General del Aire, AGA, solo aportó 25 nuevos oficiales con graduación de piloto, recordemos que un piloto de caza tarda cinco años en formarse a un nivel de exigencia máximo. Y no todos los graduados en el AGA terminan pilotando aviones sino en otros múltiples destinos desde técnicos de radar a mecánicos.

Las medidas que se plantean para reducir esta sangría van de aumentar el tiempo obligatorio de permanencia hasta 12 años, e incluso hasta 15 años, subir salarios y mejoras en el servicio y un programa de presupuestos a largo plazo creciente y estable.

Renovar la aviación de enseñanza

En el campo material son los aviones de enseñanza los que necesitan una renovación total, pues los veteranos C-101 solo podrán ser usados hasta el curso 2021-22 y después ya cumplirán su vida útil previéndose su relevo por turbohélices como el T6-Texan de EEUU o el Pilatus PC-21 suizo en un número de 20 unidades para remplazar a los C-101, previéndose la adquisición posterior del reactor T-50 de Corea del Sur. Incluso se habla de negociaciones de canjear varios de los nuevos transportes A-400 "Grizzly" que España adquirirá para exportación por estos reactores ligeros coreanos.

España ha adquirido 27 unidades del A-400 pero solo necesita operar con 17 el resto se exportarán a diversos países.

Más Eurofighter

El emblemático F-18 también está cercano al relevo. En 2025 deberían ser remplazados la veintena que custodian las Islas Canarias y hasta 2035 los 60 restantes de las Alas 12 y 15, el remplazo lógico sería el nuevo FCAS europeo, pero este no verá la luz hasta 2030 por lo que se prevé como transición reforzar la actual flota de 73 cazas Eurofighter con 40 unidades extra hasta la llegada del nuevo avión el cual solo es un proyecto a futuro hoy día.

Renovación de aviones y equipo

Otra de las necesidades es renovar los aviones de patrulla marítima P-3 Orión por los polivalentes C-295 adaptados a esa tarea, así como los F-5 de enseñanza de reactores con sede en Talavera, el coreano T-50 o el Aermacchy 346 de Italia suenan para este relevo, y un nuevo Airbus A-330 de transporte estratégico.

Del mismo modo los 13 radares de vigilancia aérea repartidos por toda la geografía nacional deberán pasar por una actualización en los próximos años.

No todo son incertidumbres. Este 2019 llegarán a España los primeros drones Predator adquiridos a EEUU, el EDA ya tiene seis tripulaciones formadas en manejar tales aparatos. En principio su papel será el reconocimiento, pero con cambios en el software y modificaciones en las alas podrán ser transformados para el combate de ser preciso.

Además los nuevos aportes presupuestarios aprobados permitirán modernizar la flota de Eurofighter para mantenerla de generación puntera y máximas capacidades durante la próxima década.

Tampoco la operatividad esta cuestionada pese a los problemas.

La muestra es el envío a la Patrulla Aérea del Báltico, BAP, de un nuevo destacamento de cazas F-18 en los próximos meses.

Con todo, los problemas que afronta el EDA en el futuro parecen resolubles solo con un aporte presupuestario estable y continuado.