El Ministerio de Defensa y el consorcio de empresas Tess-Defence han firmado el contrato de fabricación del nuevo vehículo blindado 8x8 "Dragón" que remplazará a los veteranos BMR y TOA y que será la base de maniobra del Ejército de Tierra, ET, durante las próximas décadas y sobre el que girará el proyecto de Fuerza 35 en torno al que se organizarán las brigadas del ET. Esta firma supone el compromiso de construir y entregar al Ejército hasta 348 vehículos en una primera remesa, hasta que en sucesivas entregas se alcancen las 1.000 unidades previstas en los planes estratégicos.
El "Dragón" tendrá 13 variantes operativas: transporte de tropas, lucha contracarro, de zapadores, inteligencia, ambulancia, etc. A esta primera entrega de 348 unidades seguirán otras dos tandas de 365 y 287 vehículos respectivamente, el proceso de entregas se alargará por unos diez años hasta completar el plantel de vehículos previsto a inicios de la próxima década.
Un contrato para desarrollar el Dragón
Para la firma del contrato se reunieron el 25 de agosto en el Ministerio de Defensa la ministra Robles, la Secretaria de Estado de Defensa, Esperanza Casteleiro, el JEME, Gral. Varela, el Secretario General de Política de Defensa, Almirante Mártinez Núñez, y los representantes del consorcio Tess-Defence formado por las empresas: Sapa Operaciones SL, Indra Sistemas SA, Escribano Mechanical & Engineering SL, y Santa Bárbara Sistemas SA.
El director general de este consorcio fue el encargado de suscribir el contrato que fue replicado por el Subdirector General de Adquisiciones de Armamento y Material, formalizada la firma el contrato supone una inversión estatal de 4.000 millones de euros, 2.100 en esta fase inicial de 348 nuevos "Dragón". Que generaran 650 puestos de trabajo directos y 1.000 indirectos durante los próximos 10 años como mínimo, pues además se prevé que con los vehículos ya entregados a las distintas unidades se generen unos 8.750 puestos de trabajos inducidos a lo largo de todo este proceso.
Evidentemente este proyecto aparte de ser "esencial para el Ejército de Tierra” por la operatividad y puesta al día que supone, es un intento obvio de reactivación de la economía nacional tan castigada y debilitada por la crisis del Coronavirus, cuyas medidas para su contención han desarbolado la economía española de forma evidente.
Reactivar la actividad económica desde la Defensa
Aunque sin relación a estos nuevos vehículos 8x8, hay que constar que otro ejemplo de reactivar la economía desde las industrias de defensa se ha dado en estas mismas fechas. Al firmarse entre Navantia y la Armada la reparación del cazaminas Turia, accidentado en la Manga del Menor cuando participaba en la búsqueda de los restos del comandante Marín de la Patrulla Águila, cuyo caza C-101 se estrelló en el mar. Esta reparación mediante subcontratas garantiza a los astilleros de Navantia en Cartagena, área de reparaciones, carga de trabajo por dos años creando 98 puestos de trabajo directos y un centenar indirectos por un coste de 25 millones de euros.
Probando los prototipos sobre el terreno
Es La Legión la encargada de probar los hasta ahora los cinco prototipos entregados de Dragón en su campo de maniobras de Álvarez de Sotomayor en Almería, la prueba de estos modelos pasó por un gran hito a finales de julio cuando se probó el armamento de los tres tipos de torreta entregados hasta la fecha, estas prácticas incluyeron tiro de ametralladoras de 7,62 y 12,50 mm, cañones de 30 mm y disparo de misil Spike mediante lanzadores encastrados en las torretas. Lo cierto es que las pruebas fueron muy satisfactorias y más pues se probaron diferentes opciones de disparo con el vehículo parado, en movimiento, blanco fijo y móvil y disparando con el Dragón en diferentes accidentes geográficos del terreno tales como: pendientes, posiciones elevadas y bajas, cuestas, terreno llano y escabroso.
Estos logros hacen que el programa de pruebas siga adelante previéndose para octubre los test de resistencia a minas y explosivos improvisados. Del resultado de estas pruebas durante cinco meses se aportara una lista de modificaciones y mejoras que el colectivo Tess-Defence tendrá que aplicar a los vehículos de serie, que cada empresa participante aplicará en su parte de tarea: Santa Bárbara se encarga del suministro de la plataforma y la integración en el vehículo, Sapa, del grupo motopropulsor; Escribano, de los Sistemas de Armas, e Indra, del Sistema de Misión y de la arquitectura electrónica. Cuando los vehículos Dragón salgan de las cadenas de montaje y sean entregados a las unidades para 2022 ya tendrán incorporadas las reformas y modificaciones que este periodo de pruebas con La Legión haya perfilado.
Visión para superar los atrasos al proyecto
Lo cierto es que el anuncio de la firma de este contrato ha significado un gran alivio tanto para las FAS, y en especial para el Ejército de Tierra, la industria de defensa y la economía nacional en su conjunto. Pues es sabido que el proyecto tuvo grandes problemas en su desarrollo y el mismo JEME subrayó en publico los atrasos del mismo y las incapacidades de la industria nacional para llevarlo adelante. Incapacidades provocadas por una búsqueda insaciable de beneficios e interés en aumentar los costes y los pagos. En una situación normal cualquier analista habría entendido esas incapacidades como mezquinas y vulgares pero comprensibles en la idea de aumentar el margen de beneficios.
Pero con la actual crisis global provocada por el Coronavirus esos márgenes cortoplacistas quedaban en el absurdo, pues el objetivo es valerse de los fondos ya aprobados desde 2018 para sacar adelante el proyecto con la idea de reactivar la economía nacional y mucho más la economía de ese mismo grupo, Tees-Defence, muy quebrantada por las consecuencias del Covid-19. Así solventando mezquindades y cortoplacismos, este proyecto junto con otros de la industria de defensa serán un perfecto acicate para restaurar una economía nacional saneada a la espera de superar la actual pandemia vírica.