La fecha 25-I-2014. El lugar afueras de Ludina, Afganistán. Un convoy español en patrulla descubre un bulto en la carretera en que realizan su patrulla. Los soldados al comprobar el bulto certifican horrorizados que es el cadáver de un niño de corta edad. En ese momento, grupos de talibanes armados abren fuego contra el convoy desde posiciones ocultas.

Las tropas españolas replican el fuego y tras una hora de tiroteo los insurgentes rompen el contacto tras sufrir cuatro bajas, que se confirmarían días después en reconocimientos en los pueblos cercanos.

Un soldado español resultaría herido y se recuperaría el cuerpo del niño que posteriormente sería entregado a su familia en Ludina.

La naturaleza de este y otros combates forzarían a los ejércitos españoles a refinar sus técnicas anti emboscada, no solo por la vileza de usar el cadáver de un niño como cebo sino por la creciente sofisticación de las tácticas de emboscada de la insurgencia, técnicas refinadas y experimentadas que pudimos comprobar en un empotramiento con el Regimiento "Palma" 47.

El convoy

Un convoy típico en los escenarios iraquí o afgano en una patrulla cotidiana suele abarcar una media docena de todoterreno VAMTAC o Lince, blindados y armados con ametralladoras medias y pesadas transportando cada uno una escuadra, de cuatro a cinco efectivos, de infantería.

La ametralladora de cada vehículo cubre su sector de vigilancia, primero y último, adelante y atrás, y números pares vigilando a estribor e impares a babor.

Los ametralladores vigilan su sector hasta que se se descubre una anomalía en el camino. El convoy da el alto. Así empieza un método para verificar que no hay peligro en la ruta.

La táctica 0-5-25

Ante la amenaza de un posible IED, explosivo improvisado, es necesario un reconocimiento de la zona usando una táctica que la OTAN desarrolló en Afganistán la 0-5-25. Un infante desciende del vehículo de cabeza y cuidadosamente revisa concienzudamente los bajos del vehículo dando una vuelta a todo el vehículo, esto es a 0 metros del vehículo.

De no advertirse nada, un segundo soldado desciende y junto a su compañero colocados adelante y atrás de la línea longitudinal del vehículo revisan los alrededores en en una curva en forma de C, cada uno en direcciones opuestas a una distancia de 5 metros del VAMTAC.

Si no hay anomalía, tras completar el semicírculo y encontrarse uno en el puesto original del otro, empiezan otro reconocimiento de la misma forma pero ampliando el perímetro a intervalos de 5 metros, así sucesivamente hasta alcanzar los 25 metros de distancia del vehículo, de ahí el nombre de 0-5-25.

Las distancias no son caprichosas, pues dado que los vehículos llevan inhibidores de frecuencia, la experiencia en operaciones demuestra que la insurgencia activa los IED por cable, y un registro en una burbuja de 25 metros descubre forzosamente los cables al ser esta la distancia mínima que un IED puede afectar un blindado.

Desplegando en V

Concluido el registro anterior, hay que avanzar y con ello los dos infantes que han realizado el 0-5-25 se quedan a esa distancia de 25 metros al frente de la columna, como su misión ha sido descubrir cables se les llama entonces "hombres cable". Dos nuevos infantes descienden y se colocan al frente del vehículo a 10 metros pero en las cunetas y vigilando las mismas, así se transforman en los "hombres cuneta". Al tiempo el jefe de la escuadra desciende a su vez y se coloca justo frente al vehículo en el sendero, "hombre sendero".

Así la disposición queda en forma de una V, formada por los cinco hombres que avanza paso a paso seguida de la columna de vehículos avanzando lentamente ante la amenaza de encontrar un IED en el camino.

Repentinamente el "hombre cuneta" de la derecha levanta el brazo cerrando el puño. Ha encontrado el IED semienterrado en la cuneta conectado a una placa de presión sita en el centro de la ruta. Así, una eventual explosión sería de un lado hacia el centro menos protegido del vehículo en vez de bajo las ruedas mejor blindado.

Limpiando la ruta

Localizada la trampa, si la columna dispone de un equipo de desactivación de explosivos, EOD, el artificiero equipado con armadura desmontaría el artefacto o lo volaría controladamente, de no contarse con tal equipo, simplemente se anota la colocación del IED, se señalaría su posición de forma visible y a posteriori un equipo EOD lo desactivaría.

La columna sigue su camino por una ruta alternativa prevista y, tras dar un rodeo, llega a destino.

Esto es una práctica, pues en la realidad, la insurgencia emboscada habitualmente abre fuego desde posiciones ocultas, de descubrirse el IED. Se inicia un combate pero en el que la superior táctica y medios de las tropas occidentales tienen las de ganar, y esas de ganar nace por esta exigente preparación.