En la Escuela de Guerra del Ejército se debatieron los desafios que afronta el Ejército de Tierra, ET, en torno a la forma de guerra preponderante en nuestros días la Guerra híbrida, esto es la guerra que mezcla a un tiempo tanto combate tradicional con enfrentamientos convencionales en el campo de batalla como guerra irregular y asimétrica con tácticas tales como Insurgencia, guerrilla, terrorismo, control de población y social, manipulación de la información y ausencia de limitaciones legales o éticas a la hora de actuar.

Es un escenario asimétrico donde las fuerzas militares convencionales parecen sobre el papel mucho más poderosas pero en la práctica la libertad de acción y la variedad de acciones de la insurgencia pone a esta en ventaja sobre el terreno en una guerra larga.

Asimetría

Las últimas guerras convencionales del Siglo XX y XXI: Malvinas, los Balcanes, el Golfo e Irak demostraron la futilidad de enfrentarse convencionalmente a las grandes potencias occidentales, cualquier ejército de una potencia media que osaba salir a campo abierto era machacado por la total supremacía occidental en tecnología y potencia de fuego.

Con ello y para equilibrar esta asimetría debías enfrentarte de forma irregular a las fuerzas occidentales con actividades de terrorismo, guerrilla y especialmente ganarse a la población creando unas infraestructuras de estado propias lo largo de una lucha prolongada en el tiempo en que las perdidas propias y los fracasos son secundarias.

El tablero de ajedrez

El destacado analista Teniente Coronel González Hernández, empleó la analogía de un tablero de ajedrez.

En un escenario de guerra asimétrico las fuerzas militares occidentales están coartadas por sus normas de enfrentamiento, por las restricciones legales de NNUU y de acuerdos internacionales, de la organización con la que actúen ya sea OTAN, UE, etc, por sus propios condicionamientos legales nacionales y las restricciones políticas y legales de sus países, Se actúa con un temor patológico a las bajas propias, con un deseo de terminar la misión lo más pronto posible, la guerra no puede ser prolongada, y que esta tenga un coste económico/humano mínimo.

Frente a esto el tablero de insurgencia es libre donde sus piezas se mueven a capricho pues no están sujetas a normas de ninguna clase: no les preocupa en nada la mortandad y terror que provocan, se sirve de los sistemas legales en su provecho, crean su propia financiación ilegal sin temor a ninguna inspección, en su estado paralelo el que es disidente es ejecutado sin tapujos y a su vez asiste a sus civiles ganando adeptos.

Dispone de sus propios medios de comunicación para difundir su propaganda, gracias a internet el periodista internacional ya no es necesario para trasmitir el mensaje pero si un reportero, o toda clase de rehén, es asesinado ante una cámara se convierte en una propaganda de terror muy eficaz. No le afectan las perdidas propias que sufra por elevadas que sean y se contenta con tener una capacidad bélica suficiente para agotar al adversario por el mero paso del tiempo que ve agotarse paciencia, dinero y recursos en unas guerras interminables. Frase de un líder talibán capturado: "Ustedes tienen un reloj, nosotros el tiempo".

Así mientras las fuerzas occidentales se mueven como las piezas de un tablero de ajedrez cuadro a cuadro con unos movimientos fijos la insurgencia tiene el tablero en blanco para hacer lo quiera.

Ni ganar ni perder

Esto nos da una paradoja las guerras asimétricas actuales no se ganan por occidente pero tampoco se pierden, dado que la ética que los limita también les convierte en los "buenos" del conflicto y sus capacidades les dan una superioridad táctica total sobre el insurgente. Por eso hoy la estrategia es que sean la naciones con insurgencia quienes la combatan con el apoyo militar y económico occidental. Creando un escenario de Defensa, Desarrollo, Democracia viable que anule el poder insurgente en el terreno. ¿Es la estrategia correcta? Está por demostrar.