Desde hace tres meses sólo se habla del coronavirus, también llamado como Covid-19 que ya ha causado más de 4.600 muertes en todo el mundo, 150 países se han visto afectados y tanto España como Italia se han visto forzadas a dejar en cuarentena a millones de personas, cerrando a cal y canto; guarderías, colegios, universidades, gimnasios y bares.

Wuhan ya es historia, la ciudad que fue foco del coronavirus poco a poco ha sabido gestionar esta gran crisis que acechaba al país y que en un primer momento parecía que solo ocurría allí. Mientras tanto en Occidente, andábamos preocupados, no sólo por el desconocimiento del virus sino también por la poca información que nos llegaba a Europa.

Recordamos aquellas personas que enviaban vídeos encerrados en sus casas, cumpliendo la cuarentena necesaria en aquel momento y nosotros mientras hacíamos vida normal en nuestras ciudades lamentándonos por todo aquello que ocurría fuera. Hasta el punto de que era inimaginable que se pudiese expandir el coronavirus en nuestro propio país, tal y como está ocurriendo.

Se ha denominado al virus como una simple gripe y en realidad parece que es algo más grave ya que es una enfermedad más contagiosa y no se le está dando la gravedad que realmente tiene.

Lavarse las manos parece ser la última medida más eficaz contra el contagio pero no es suficiente. Lo mejor es quedarse en casa y no salir hasta que el Ministerio de Sanidad lo considere oportuno.

Pueden pasar tres semanas o tres meses pero debemos estar preparados para vivir en cuarentena y cuidarnos del coronavirus.

El coronavirus es invisible

Seguramente, podríamos ver ahora mismo el panorama que está viviendo España, Italia, China y el resto de países afectados, como una especie de guerra microbiológica que asusta en cierta medida mucho a la población y no es para menos ya que este tipo de “guerras” son invisibles, las combatimos sin saber dónde está el virus, si el vecino puede ser portador o estar contagiado, si nuestros propios familiares lo están o si en el supermercado al coger el carrito de la compra, podría haberme contagiado.

El coronavirus es como un fantasma, no lo ves pero está ahí y en definitiva es muy difícil de combatir si no se toman las medidas necesarias de manera estricta y si la sociedad no es del todo responsable.

El ejemplo de China frente al virus

China por su parte ha dado un claro ejemplo de resiliencia y disciplina frente al coronavirus ya que gracias a tener ese carácter disciplinado, ha podido disminuir el número de contagios en el país asiático.

Pero recordemos que tanto España como Italia son países latinos, es decir dados a la vida social, menos disciplinados que los orientales y por tanto menos expertos también en estos temas. Deberíamos de empezar a tomarnos más en serio estos nuevos virus que surgen en nuestro siglo ya que vivimos en un mundo globalizado y este batacazo sanitario también repercutirá y ya está repercutiendo seriamente a la economía del mundo y de nuestro país.

La incertidumbre ante esta nueva crisis

En las guerras de Oriente en las que sufren miles de familias y las cuales huyen sin miramientos de un guerra que les ha quitado su hogar, seres queridos y las fuerzas para seguir adelante, son al fin y al cabo guerras, horribles eso sí para el que las vive y muy dolorosas, pero también son visibles y puedes huir de ellas si tienes el coraje y las vías necesarias para hacerlo.

Pero un tipo de emergencia sanitaria como la que estamos viviendo es muy perjudicial para el ser humano ya que es invisible a nuestros ojos y produce mucho miedo e incertidumbre en la sociedad. La economía por su parte se está viendo resentida por esta gran crisis global del coronavirus y según los expertos durará varios meses más.

¿Queríamos un mundo global en el que todo estuviese conectado?

Sí, pero todo tiene un precio. Somos conscientes de que la globalización es positiva en muchos aspectos; tecnología, negocios, sociedad, cultura, innovación, salud, etc. y siempre merecerá la pena progresar en conjunto y establecer vínculos que traspasen las fronteras, pero con lo que no contábamos era con estos virus imprevisibles, que surgen de manera sorpresiva y de los cuales el ser humano es principiante, no conocedor y por lo tanto se convierte en un ser reactivo, con miedo.

El bloqueo de Italia por el coronavirus

Italia deja en cuarentena a más de 16 millones de personas. El papa da una misa por videoconferencia, el Juventus se juega a puerta cerrada y la plaza del Duomo de Milán aparece vacía un lunes por la mañana.

Nueva crisis del mundo globalizado

Atrás quedan la primera y la segunda guerra mundial del siglo XX en las que simplemente los hombres se dedicaban a conquistar, destruir y aniquilar al enemigo por tierras que consideraban suyas y muy merecedoras.

Las nuevas crisis de nuestro siglo -XXI- acechan en silencio, avanzan despacio y sin avisar - son estos virus, estas partículas microbiológicas, que a simple vista parecen insignificantes pero que a través de su propagación se pueden llevar por delante miles de vidas.

Este tipo de situaciones impregnan al ser humano de una incertidumbre que no le gusta y que además no sabe resolver y para la cual solo se necesitan tres cosas: paciencia, responsabilidad y saber adaptarse a las circunstancias.

Seguramente esta crisis pasará y ya habremos aprendido la lección para el futuro pero ¿y si surgen nuevos virus parecidos en unos años? Somos conscientes de que el ser humano no está capacitado para vivir en la incertidumbre, nos cuesta mucho lidiar con ella pero de lo que si estamos seguros es que ya estamos trabajando para combatir una enfermedad de estas características, la estamos haciendo frente pero sobre todo lo que habremos aprendido es que a pesar de vivir en un país latino, soleado y lleno de vitalidad, cualquier cosa puede ocurrirnos también a nosotros porque ya vivimos en el futuro, en un mundo global y conectado. De lo que no cabe duda es que habremos aprendido a reaccionar antes de que sea demasiado tarde.