La epidemia está declarada y el coronavirus se adueña de los miedos de países enteros, algunos más afectados que otros. Italia declaró el confinamiento total de sus 60 millones de habitantes, una medida sin precedentes que ha tomado el primer ministro, Giuseppe Conte [VIDEO].

El coronavirus ya ha dado la vuelta al mundo

Después del nacimiento del coronavirus en China, el virus se diseminó rápidamente con significativa cantidad de casos: además de Italia, Corea del Sur, Irán, Japón, Alemania, España y Francia ya tienen sus casos, primero importados y luego autóctonos.

En avión llegó la infección a Sudamérica, con casos que aumentan día a día. Argentina tuvo su primer muerto, una persona que venía de Francia.

Mientras los científicos buscan una vacuna, la cual no estará disponible en lo inmediato, los gobiernos hacen campañas explicando protocolos contra el coronavirus, o COVID-19, su nombre técnico. Los métodos más efectivos, como explican son de barrera, es decir, impedir que el virus tenga puentes para pasar de persona a persona. El más antiguo y efectivo, el lavado de manos. El Hospital Universitario de la Ciudad de Córdoba, Argentina, en su campaña declara que el lavado periódico de manos tiene la misma acción que una vacuna.

¿Pero por qué ocurre esto? ¿Por qué algo tan simple como lavarse las manos es tan efectivo?

Para ello hay que entender simplemente qué es un coronavirus.

El jabón, clave para evitar el coronavirus

Los virus, la gran familia a la que pertenecen los coronavirus, son seres microscópicos muy particulares que necesitan meterse dentro de una célula animal para poder multiplicarse y así “vivir” porque solos no pueden. Necesitan la maquinaria que hay dentro de las células para hacer copias de sí mismo y multiplicarse.

El virus está formado por sólo tres elementos: su material genético ARN (ácido desoxi ribonucleico), unas proteínas para poder "engancharse" a las células y una envoltura de grasa que oficia de membrana y que lo protege. Con sólo estos tres elementos “secuestran” una célula y la utilizan para vivir en ella y utilizando su sistema de reproducción, captan la célula a su servicio y se multiplican.

Las manos van y vienen. Tocan dinero, tocan picaportes. Fregan un ojo y acarician niños, manejan el mouse y escriben en el teclado de la computadora. Cocinan y se limpian la nariz con un pañuelo descartable. Las manos son el puente y el trampolín de todo virus y coronavirus.

¡Y ahí entra la magia del jabón! La molécula de jabón está formado por una cabeza que atrae agua y una cola que atrae grasa. Es decir, el contacto de la molécula de jabón con un virus, lo deshace, le disuelve su capa de grasa protectora.

El hábito más saludable contra el coronavirus

El lavado de manos es el primer y mejor método de barrera y prevención, pero no sólo del coronavirus, sino todo tipo de virus, parásitos y gérmenes que provocan diarreas, Enfermedades respiratorias (resfrío, gripe, neumonía), de parásitos intestinales e infecciones en la piel y ojos, sarampión, hepatitis y tantas otras.

El histórico "¿te lavaste las manos antes de comer?” con que millones de personas se sentían torturadas en su niñez, se ha transformado en el hábito más saludable del momento y para siempre porque es la mejor forma de prevención, es económica y está a disposición de todos contra todo tipo de infección.

Por ello, contra el coronavirus y por una vida saludable, lavarse las manos siempre antes de comer, de cocinar, tomar o administrar medicamentos. Siempre después de llegar a una casa, ir al baño, usar el transporte público, toser o estornudar, tocar objetos de uso compartido (teléfono, control remoto, llaves), jugar con mascotas, sacar la basura.

Por ello, hasta la llegada de la vacuna y también después de ella, el lavado de manos es el hábito que los científicos y médicos recomiendan y los Estados de todos los países promueven en sus campañas contra el coronavirus y toda enfermedad.