La trágica muerte de Vilma Trujillo, una joven nicaraguense de 25 años, conmocionó a toda Nicaragua, convirtiéndose en uno de los acontecimientos más macabros sucedidos en el país durante el 2017. Un año después, su historia, marcada por el fanatismo religioso y la ignorancia, sigue poniendo los pelos de punta.
Vilma vivía junto a su familia en El Cortezal, un pequeño pueblo de casas diseminadas y acceso muy complicado, situado en el noreste de Nicaragua.
Un día sus familiares preocupados por la mujer, quien había comenzado a sufrir alucinaciones y a comportarse de manera muy extraña, decidieron pedir ayuda. Como el médico más cercano estaba a más de un día de camino, llamaron a Juan Gregorio Rocha, un joven de 23 años pastor de la Iglesia Visión Celestial a la que Vilma y su hermana de 15 años se habían unido recientemente.
La joven fue llevada hasta dicha iglesia protestante, situada en un recóndito lugar, dónde Juan Gregorio Rocha y otros feligreses la ataron de pies y manos mientras rezaban oraciones para expulsar a los demonios de su cuerpo.
Vilma,que en principio había llegado hasta allí de forma voluntaria, quiso, pero se lo impidieron reteniéndola contra su voluntad, igual que prohibieron las visitas de sus familiares.
Exorcismo y muerte
Tras casi una semana de cautiverio en condiciones denigrantes, una devota afirmó haber tenido una aparición divina en la que Dios le decía que debían encender una hoguera y arrojar a Vilma dentro para ahuyentar a los demonios. El ritual de exorcismo fue capitaneado por Juan Rocha, ayudado por otros seguidores. Finalmente, la joven fue atada a un árbol de guayaba y quemada viva.
La mujer fue rescatada, todavía con vida, y llevada por sus familiares al hospital más cercano (a 12 horas de camino desde el lugar de los hechos), donde determinaron que su estado era demasiado grave y fue trasladada hasta Managua.
Una vez allí,falleció debido a las quemaduras de segundo y tercer grado que se extendían por el 80% de su cuerpo.
Los culpables
El pastor Juan Rocha, su hermano Pedro José, su hermana Tomasa, y su cuñado Franklin fueron detenidos de inmediato como presuntos culpables del crimen. Al igual que una quinta detenida, Esneyda del Soccorro Orozco Téllez, la mujer que afirmó haber tenido la revelación divina.
Los cinco acusados fueron condenados a 30 y 36 años de cárcel por los delitos de secuestro, asesinato y por haber obrado con alevosía, ensañamiento y abuso de la confianza.