La pandemia del Coronavirus ha golpeado con fuerza a la industria francesa del champán. Aunque en Europa el verano haya permitido flexibilizar el confinamiento en países como España, el Reino Unido y Francia, aún los embates de la cuarentena siguen causando estragos en el ámbito económico. Y justamente, en pleno verano, los productores de champán esperaban recuperar parte de las pérdidas sufridas durante el primer semestre de 2020 pero por el contrario, el panorama ha empeorado.

Bernard Beaulieu, productor de champán y ex director del Sindicato de viticultores CGT Champagne de Francia, fundado en 1882, comenta al portal BBC World que ahora, la crisis producto de la pandemia les está mostrando "su peor cara". En promedio, más de 1.000 millones de botellas se han quedado en los depósitos de las licoreras, una cifra récord que genera pérdidas del orden de los 1.700 millones de euros (2.000 millones de dólares). Sin embargo, esto no es lo que más preocupa a los productores del vino espumoso.

El dilema de la industria francesa del champán

A medida que las botellas se acumulan en los almacenes, las ventas por supuesto, se estancan más.

No obstante, la BBC comenta que el próximo 18 de agosto la crisis de la industria francesa del champán llegará a un momento trascendental. Ese día, los 15.000 productores miembros del Sindicato de viticultores CGT Champagne decidirán, junto con las organizaciones expendedoras, cuántas uvas producir y por ende, cuánto vino espumoso sacar el mercado.

Cada año, explica Bernard Beaulieu, viticultores y productores acuerdan vender "una cantidad fija de uvas por hectárea". Esto permite al Sindicato mantener vigente la regla de la "producción unificada", por lo cual cualquier excedente en la producción de los viñedos deberá conservarse refrigerada "en caso de malas cosechas futuras" o en su defecto, las uvas terminarán pudriéndose en los viñedos.

En principio, el Sindicato propone mantener una producción mínima de uvas, que ronda los 8.500 kilogramos por hectárea. Con ese porcentaje, comenta Beaulieu, los productores "podrán sobrevivir, aunque las ventas sigan cayendo". Empero, la Union des Maisons de Champagne (Unión de Casas de Champaña), representante de las principales expendedoras de la industria francesa del champán, sugieren producir una cantidad de uvas mucho menor,

Según la Unión des Maisons de Champagne, una producción promedio de 700 kilogramos de uva por hectárea permitirá llevar al mercado cerca de 200 millones de botellas de champán, una cifra más coherente con el mercado actual. Con ese nivel de producción, los comerciantes champañeros "podrán ahorrarse los costos de mantenimiento de todo el champán estancado en las bodegas".

Las propuestas lucen muy lejanas, de momento, para encontrar un acuerdo satisfactorio a ambas partes.

Soluciones para la crisis de la industria francesa del champán

Para la industria francesa del champán, el verano es la mejor época para cosechar uva, Con las condiciones ideales para producir en grande, el Sindicato de viticultores asegura "no poder darse el lujo de desaprovechar la cosecha veraniega", más allá del estancamiento del mercado. Por ende, el primer paso para salir de la crisis será acordar una producción de uva que no complique aún más las condiciones de los vendedores, cuyos depósitos se encuentran a reventar ante el desplome de las ventas.

Para Beaulieu, la pandemia del coronavirus ha expuesto además, otras graves problemáticas de la industria francesa del champán.

Mientras cada año los vendedores aumentan más los precios del licor, los productores de uva "sufren más", pues las casas grandes acaparan el mercado y dejan a los pequeños productores en una situación muy comprometida. Aunado a ello, la demanda ha ido cayendo en los últimos años pues, según Beaulieu, "los jóvenes ya no beben tanto vino como antes". Por supuesto, el COVID-19 ha reducido a la mínima expresión grandes festejos, como bodas y fiestas de gala, por ejemplo. En vista de la caída estrepitosa del mercado en 2020, la crisis generará una recesión histórica para productores y comerciantes.

Para la industria francesa del champán, 2020 ha sido su año más trágico

Thibaut Le Mailloux, ejecutivo del Comité Interprofessionnel du vin de Champagne,(Comité Interprofesional del vino de Champaña, CIVC) comenta que la crisis por la pandemia del coronavirus "ha sido peor que la causada por la Gran Depresión de 1929".

Por ello, insiste en señalar a la reunión del próximo 18 de agosto como la clave para aclarar el panorama y encarar lo que resta de año.

Lo primordial, estima Le Mailloux, es establecer límites de producción para no causar una caída abrupta en el precio de cada botella. Por ello, el panorama para los productores es catastrófico, pues lo procedente será destruir millones de uvas o en su defecto, rematarlas a las destilerías. En este sentido, los expertos de la industria francesa del champán estiman que la crisis "puede durar años", aún cuando la producción de una vacuna para el coronavirus ya esté en el horizonte ruso. En el peor de los casos, un grupo de investigadores de la Universidad Laval, en Canadá, ha revelado que un componente del vino podría reducir la gravedad del coronavirus.

Esto, sin duda ayudaría a dar un buen uso al excedente de uvas producidas en los viñedos y a mermar las pérdidas en la industria.

A pesar de todo, la fiesta siempre debe continuar

Una de las ventajas para los productores y vendedores de champán es que el vino espumoso puede conservarse sin alterar su composición o perder su valor. Según los expertos, algunos champagnes añejos pueden durar hasta 20 años, mientras la duración promedio ronda los 3 o 4 años, pero por supuesto, requieren condiciones específicas para su conservación y eso precisamente es lo que están tratando de evitar los comerciantes franceses de champán, quienes ya tienen abarrotadas sus bodegas de vino espumoso.

A pesar del gris panorama, la industria francesa del champán está convencida de salir adelante.

La crisis no se resolverá a corto o mediano plazo, pero la fiesta siempre debe continuar. Cuando el mundo recupere su normalidad, las botellas de champán estarán listas para brindar en los millones de establecimientos nocturnos que aguardan pacientemente el final de la terrible pandemia del COVID-19.