El champán, Champagne en francés proviene de Champaña, una provincia de Francia. Pero, por cientos de años, los viticultores intentaron evitar las burbujas que se producían naturalmente. En los fríos inviernos, el vino que se guardaba en toneles dejaba de fermentarse. Cuando se embotellaba y se calentaba, la fermentación comenzaba de nuevo, creando burbujas. No fue hasta 1668 que un monje viticultor de 29 años, llamado Dom Pérignon, decidió ir con la naturaleza y… ¡Voilá! Pérignon pasó su vida refinando el sabor de su dorado y dulce elíxir.

A pesar de los esfuerzos de Dom Pérignon, el champán no causó efervescencia en Francia.

Hizo falta la intervención de una viuda viticultora de 36 años, necesitada de dinero, Madame Nicole Barbe Clicquot, para cambiar la mentalidad de la gente. En secreto, ella les envío 12.780 botellas de su champán más fino a los zares de Rusia, que quedaron fascinados. Pronto se probó en el resto de Europa y fue un éxito.

Pero su nivel de dulzura no era para todos los paladares. En 1874 la casa Pomery creó un estilo más seco, llamado Brut. Hoy el 95% del champán que se consume es de ese tipo.

Un negocio de burbujas

En la actualidad, la legendaria bebida se fabrica en todo el mundo con varios nombres: vino burbujeante, prosecco, cava. Técnicamente, el champán se hace solo en Champaña, debido a su clima, terreno y proceso de fabricación único.

Por respeto, a los vinos burbujeantes que se producen fuera de esta región francesa no se les llama el champán. ¿Y cómo se determina su calidad? Las burbujas deben ser muy finas y el sabor tiene un delicado equilibrio entre frutal y ácido.

En cuanto al contenido de alcohol, el champán tien 12%, usualmente más bajo que algunos vinos blancos no espumosos.

El vino con burbujas embriaga con más rapidez de cualquier otro.

Añádele frutas

Cuando sea tiempo de celebrar, vierte el champán en copas tipo flautas, ya que su forma cónica acentúa las burbujas y eleva el aroma a la nariz y si quieres cambiarle el sabor, puedes preparar cócteles de champán.

Para saborear un Kir Royale, agrégale a la copa de champán un chorrito de licor de grosellas negras.

Para un Bellini, vierte en la copa 1 onza de puré de melocotón o durazno y revuelve. Evita las fresas, pero prueba las combinaciones con frambuesas y moras.

¡A descorchar!

Si el corcho está tan apretado, que nadie puede abrirlo, usa este truco: déjalo bajo el chorro de agua tibia por un par de minutos para aflojar la presión. Después, descorcha y brinda.