Al igual que todas las especies de animales, incluso los hámsters han desarrollado su propio código lingüístico (en el sentido genérico del término), gracias al cual pueden comunicarse entre sí y transferir la información necesaria para su supervivencia.

Este tipo de lenguaje de los hámsters es objeto de estudio por parte de los equipos de observadores e investigadores interesados ​​en el tema, pero para nosotros, simples mortales, sigue siendo un código aún inaccesible.

Además, como en las especies animales que a lo largo de los siglos han aprendido a vivir con el hombre y han acabado siendo parte de nuestros hogares, estos pequeños roedores han desarrollado un sistema de comunicación adicional que les permite interactuar con nosotros, los humanos.

Se trata de actitudes y reglas de comportamiento regulares que adoptan los hámsters para comunicar sus necesidades o estados de ánimo, que con un poco de atención y observación podemos aprender a reconocer qué es lo que nos comunican.

El hámster nos muestra cuando está aburrido o nervioso

Cualquiera que tenga un hámster o haya visto alguno durante un tiempo suficiente para hacerse una idea de la repetición de algunos de sus comportamientos, pronto se habrá dado cuenta de que una de sus actitudes más frecuentes es mordisquear compulsivamente los barrotes de su jaula.

Esto puede ser un indicador de dos estados de ánimo específicos, como nerviosismo o aburrimiento, o una necesidad: la necesidad de cepillarse los dientes.

En cuanto al aburrimiento y el nerviosismo podemos resorverlo dejándoles algún objeto, para distraerlos y hacerlos jugar. Algo tan sencillo como papel higiénico o rollos de cocina, por ejemplo, o mantenerlo ocupado con pan seco. El tedio de nuestro hámster puede comunicárnoslo de una manera menos histérica, por así decirlo, emprendiendo temerarias acrobacias en la jaula, colgando de los barrotes o aguantándose con las patas delanteras.

Señales que nos dicen si el hámster está relajado o molesto

Cuando el hámster bosteza nos comunica alegría y relajación. Si rechina o gruñe, entonces está bastante inquieto, de mal humor o molesto por quién sabe qué ... En cualquier caso, esa señal nos advierte que lo dejemos solo y tranquilo, sin imponer nuestra atención. Otra señal que atestigua el mal humor, lo comunica bajando las orejas.

Si siente curiosidad estará sentado en el suelo y con el torso erguido y las patas encogidas bajo el hocico.

Se comunica hasta durmiendo

Si duerme fuera de su guarida, es muy probable que tenga calor. No es habitual que los hámsters duerman fuera de su guarida. Tendremos que comprobar que tenga agua suficiente.

Si, por otro lado, el hámster levanta las patas delanteras, eso es claramente un gesto de defensa, como también lo es si se tumba boca arriba, sin moverse, como petrificado.

Estos son algunos de los comportamientos más frecuentes y reconocibles que los pequeños roedores adoptan para comunicarse con nosotros. Es un lenguaje corporal que es bueno aprender, para enriquecer cada vez más la relación con nuestro amigo roedor.