En muchas oportunidades notamos que a un niño no le va bien en la escuela y a veces se cataloga como si tuviera un problema de inteligencia, ves lo que dibuja, lo que escribe, escuchas lo que lee pero no entiendes, es como si fuera otro idioma, pues presta atención porque puede tratarse de uno de estos 3 trastornos neuropsicológicos.

La disgrafia

La disgrafia es una disfunción neuropsicológica en la cual el paciente ve afectada principalmente su escritura. Por tanto el paciente disgráfico tiene una escritura lenta y elaborada o ilegible.

En sus trazados hace mezclas de diferentes tipos de letras (mayúsculas con minúsculas, cursivas con imprenta), no calcula bien el espacio entre letras y palabras, lo cual lleva a que sus oraciones sean mal construidas y tenga gramática y ortrografía deficientes.

¿Qué es la dislexia?

Aunque los síntomas de la dislexia pueden coincidir con los de la disgrafia, esta última afecta principalmente la escritura, mientras que la dislexia en cambio afecta principalmente la lectura.

El paciente disléxico mezcla, omite o agrega letras, sílabas o palabras en la lectura, y por tanto presenta problemas para leer, porque confunde el orden de las letras y al final no entiende lo que lee. Así mismo se le dificulta memorizar y deletrear las palabras, lo que lleva a le sea difícil seguir instrucciones y organizar sus pensamientos.

Aunque no están claros los factores implicados en la aparición del trastorno, se ha asociado a factores genéticos, problemas en el embarazo o el parto, lesiones cerebrales, trastornos emocionales, déficits espacio-temporales , trastornos en la percepción visual o dificultades adaptativas .

La disortografía

Mientras que la disortografía, llamada a veces disgrafía disléxica, es un trastorno en el que un conjunto de errores de la escritura afectan a la palabra, y no a su trazado. De allí que el paciente con disortografía tiene déficit en el conocimiento y uso de las reglas ortográficas, en la lectura y en el lenguaje hablado.

Este trastorno puede deberse bien a un déficit intelectual, como a deficiencias en la percepción espacial y temporal de la persona, o a deficiencias en la percepción visual o auditiva. De igual manera métodos de enseñanza inadecuados o un bajo nivel motivacional de aprendizaje pueden dar origen a la disortografía.

¿Qué hacer ante cualquiera de ellos?

La presencia de cualquiera de estos trastornos de la lectoescritura puede generar diversos problemas de conducta, de baja autoestima o bajo nivel motivacional hacia el estudio y el aprendizaje, entre muchos otros problemas,con todas sus consecuencias.

Por lo que ante la presencia de cualquier síntoma sugestivo es fundamental acudir en busca de ayuda especializada. Será el especialista quien haga una evaluación completa para llegar al diagnóstico y poder así recomendar que hacer en cada caso, por supuesto con la ayuda tanto de la familia como de los docentes en la escuela. De manera que se incorporen herramientas en el aprendizaje que permitan mitigar los efectos de estos trastornos o aprender a manejarlos.