Aunque es cierto que la grasa se acumula sin piedad en el abdomen, gran cantidad de personas y entre ellas una mayoría de mujeres, se quejan de padecer un problema semejante, que describen de la siguiente manera “como y me hincho”, o bien “me levanto por la mañana con el vientre plano, pero durante el día el vientre se me va inflamando y por la noche ya necesito desabrocharme la ropa, o ponerme algo suelto.”
Cuando se habla de inflamación se hace referencia a un aumento de las circunferencia abdominal, que se produce en forma transitoria “una o varias veces al día” o bien se mantiene de manera más permanente.
Las diversas causas que originan esta dolencia, pueden agruparse en dos categorías: las anatómicas y las funcionales; veámoslas con detenimiento.
Causas anatómicas
Son aquellas que se generan cuando el síntoma de la hinchazón señala alguna enfermedad que requiere de un tratamiento específico. Entre ellas encontramos:
- La presencia en el estómago de la bacteria Helicobacter Pylori. Está asociada según ciertas investigaciones con la hinchazón abdominal. Dicha bacteria, responsable de úlceras, gastritis y hasta ciertos tipos de cáncer de colon, se vincula con cuadros de dispepsia. Existe un estudio muy sencillo que ayuda a detectarla, al combatirla mediante antibióticos, pueden mejorarse los síntomas de la distensión.
- El síndrome de colon irritable. Constituye una irregularidad en la evacuación intestinal, en la que aparece estreñimiento o diarrea, o una alternancia de ambas acompañada de dolores abdominales.
- La inflamación de los plexos nerviosos. Manejan la motilidad del tubo digestivo.
Causas funcionales
La mayoría de las consultas por problemas de inflamación están relacionadas con patologías funcionales del tubo digestivo; esto es: el paciente esta anatómicamente sano, no hay lesiones en aparto digestivo (pólipos, úlceras, ni ninguna otra), pero igualmente funciona mal.
- El estrés. Es la causa funcional de distensión abdominal más importante de la cual derivan muchas otras de las causas subsiguientes.
Una de ellas es la aceleración en el funcionamiento de las suprarrenales; esto produce un aumento de los corticoides, una de cuya funciones es incorporar más grasas, lo que se trasforma en exceso de peso. Los malos hábitos alimenticios tienen muy distintas formas y orígenes:
- Comer bajo tensión y de manera acelerada, lo que hace que traguemos aire.
- Saltarnos comidas. Una gran mayoría de las personas trata de llevar una vida sana, para lo cual efectúan una correcta selección de alimentos; pero como contrapartida no cumplen con las comidas en tiempo y forma; no cumplen con las tres comidas principales y las dos meriendas diarias y finalmente realizan la comida principal por la noche, con un exceso de volumen. Una regla que no hay que olvida es que una correcta alimentación empieza en la boca: comiendo lentamente bocados pequeños, de poco volumen, masticando varias veces y evitando hablar mucho durante la comida.
- Comer a toda hora (el picoteo): la ansiedad y el estrés llevan a muchas personas a comer constantemente, lo que permite un ingreso de aire que se va reteniendo y favorece la distensión.
- El estreñimiento.
En la enorme mayoría de los casos donde existe hinchazón abdominal existe problemas de estreñimiento; una incómoda dolencia que padece una mayoría de mujeres. El origen es múltiple: la falta de tiempo o del lugar adecuado que hace perder el reflejo evacuatorio; la poca variedad y cantidad de alimentos que al ser digeridos sirvan como estímulo para movilizar el intestino.
- Ingestión de grasas, dulces, comida “basura”. Especialmente los alimentos con mucha azúcar no se absorben en el intestino delgado, pasan directamente al colon y allí fermentan los azucares, terminando en inflamación.