El nombramiento del Almirante General, Antonio Martorell Lacave, como nuevo Almirante Jefe de Estado Mayor de la Armada, AJEMA, venía a cerrar la crisis abierta por la dimisión forzada del Gral. Villarroya, como JEMAD al haberse este adelantado en el turno de vacunación contra la COVID-19.

Pero la ceremonia de toma de mando, que se realizó en el Cuartel General de la Armada, CGAR, en el madrileño Paseo de Recoletos junto a la Cibeles, estuvo impregnada por el debate iniciado por el vicepresidente Iglesias cuestionando en público la calidad de la democracia en España y la tajante respuesta contra el mismo que en esta ceremonia envió la Ministra de Defensa, en publico y en presencia de toda la cúpula militar: "España es una democracia plena y consolidada, con los más altos indice de libertad en el mundo".

Cierre de la crisis militar

La forzada dimisión del Gral. Villarroya como jefe de los ejércitos a finales de enero, las criticas que recibió de sus compañeros de armas por adelantarse en el turno de vacunación militar contra la COVID-19 y vacunarse antes que un nutrido grupo de sanitarios militares le indujeron a renunciar a su cargo, forzó a una reforma urgente y no prevista de la cúpula militar.

La crisis empezó a cerrarse cuando el AJEMA, en ejercicio, el almirante Teodoro López Calderón, fue ascendido al cargo de jefe de los ejércitos o Jefe de Estado Mayor de la Defensa, JEMAD. Ahora bien al ascender al cargo de JEMAD el puesto de AJEMA quedaba vacante por ello para ocupar el puesto el gobierno se eligió al actual comandante de la flota, almirante Antonio Martorell Lacave, para que se hiciera cargo del puesto de AJEMA.

Con un currículum impecable el almirante Martorell sonaba mucho en los mentideros para ese cargo y su nombramiento no supuso ninguna sorpresa para los periodistas especializados en defensa. La toma de posesión del nuevo AJEMA se realizó en el CGAR y no habría trascendido de ser un relevo protocolario y profesional de no mediar la tensión política actual con un partido de la coalición de gobierno, Podemos, en plena campaña de acoso a la monarquía parlamentaria y al régimen constitucional del 1978.

En una acción de acoso que es rechazada por el partido mayoritario del ejecutivo, PSOE, siendo algunos ministros de este último plenamente beligerantes, tal es el caso de la Ministra de Defensa Margarita Robles, contra la actitud que acaudilla Pablo Iglesias como vicepresidente 3º del gobierno.

Aguda tensión política dentro del gobierno

Las declaraciones de Pablo Iglesias poniendo en cuestión la calidad del sistema democrático español: "España no es una democracia plena", encendieron el debate mediático en la segunda semana de febrero de 2021, aunque el motivo inmediato de las mismas se refería a los políticos independentistas condenados por el "Procés" catalán, fueron la gota que colmó el vaso pues desde hace semanas los acosos y declaraciones ofensivas de los líderes de Podemos contra el sistema constitucional vigente han sido continuos.

Aparte del reproche en la oposición y medios de comunicación, la actitud de Podemos ha levantado chispas en el seno del gobierno de coalición trasmitiéndose a la opinión pública la especie que hay de facto dos gobiernos y en el consejo de ministros los miembros del PSOE van por un lado y los de Iglesias por el suyo, con ello los roces y la tensión interministerial es del todo evidente y las declaraciones en contra de unos y otros se suceden.

De este modo cuando en la toma de posesión del nuevo AJEMA la ministra Robles tomó la palabra fueron muy significativas sus declaraciones alabando la calidad de la democracia española, se reafirmó en el tema con vehemencia repitiéndose varias veces: "España es una democracia plena y consolidada" y que como tal los españoles deberíamos: "Sentirnos orgullosos de la democracia que tenemos, me siento muy orgullosa de España, un país que es una democracia plena, que es una de las democracias más avanzadas del mundo, con unas instituciones sólidas, con unos derechos y libertades que son garantía de la democracia”.

Fue significativo también que la ministra Robles reconociera a quién por una semana ha estado de AJEMA interino, el almirante Fausto Escrigas, como víctima del terrorismo pues su padre fue asesinado por la banda terrorista ETA en los años 80 e hiciera en él un reconocimiento a las víctimas del terror y más en un momento en que Podemos pide la derogación del delito de enaltecimiento y exaltación del terrorismo.

En un aparte posterior con los periodistas la ministra se confirmó en estos términos expresados en su discurso y en un declaración con cierto desdén se negó a valorar las declaraciones de Podemos: "Yo no entro a valorar las declaraciones de otros partidos políticos". Un ejemplo claro de las tensiones internas en el actual gobierno y que dejaron la toma de posesión del nuevo AJEMA en segundo plano.

Ardua tarea para el nuevo jefe de la Armada

Como buen profesional el almirante Martorell ignoró toda significación política en su discurso de toma de posesión y se centró en los grandes problemas que atraviesa la Armada: retirada de buques anticuados sin haber nuevos barcos para sustituirlos, falta de renovación del material, equipo avejentado, lentitud en la adquisición de material nuevo, déficit de reposición de nuevos navíos, escasez de personal y sobre todo falta de presupuestos.

Por ello el nuevo AJEMA rogó por una "estabilidad presupuestaria" que permita a la Armada renovar su equipo anticuado con material avanzado: "La seguridad es un intangible que como la salud solo se valora cuando se pierde" y defendió ese aporte en los beneficios económicos y sociales que genera la industria naval: "los puestos de trabajo que se crean desarrollando nuevos barcos para la Armada son un bien muy tangible".

Homenajeo el almirante a los fallecidos por el coronavirus, la ceremonia como tal empezó con un minuto de silencio de recuerdo, recordó a los siete marinos muertos por COVID-19 y tuvo una especial mención a un suboficial del buque "Hespèrides" internado en la UCI de un hospital del Las Palmas de gran Canaria afectado por el virus. En conjunto, espera una ardua tarea al nuevo AJEMA, tarea que en su toma de posesión se ha visto ocultada por la graves tensiones políticas que se viven en la España de hoy.