El inicio de la XXVI Expedición Antártica del buque oceanográfico "Hespérides" de la Armada Española enfrenta inconvenientes, pues a los seis días de zarpar ha tenido que modificar su ruta y dirigirse al puerto de las Palmas de Gran Canaria al detectarse entre su tripulación cuatro casos de coronavirus entre sus 50 tripulantes. La expedición partió de Cartagena el pasado día 30 de diciembre.
Una frustración absoluta para la Armada que había puesto en este crucero grandes esperanzas para recuperar la normalidad denegada por la epidemia de COVID-19 y que solo había zarpado a la nueva misión antártica tras verificarse una serie tras pruebas PCR a la tripulación y esta se sometiera a una cuarentena voluntaria antes de embarcar.
Ninguna medida parece haber surtido efecto pues tras solo seis días de singladura se han detectado cuatro casos de Coronavirus que provocaran alterar todo el programa de la misión.
Cuatro casos positivos de COVID-19 pese a los estrictos controles
En el entendido que la anterior expedición del "Hespérides" se frustro el pasado 2020 antes de concluir su misión debido a la pandemia de coronavirus, se habían tomado toda clase de precauciones para evitar que esta edición de 2021 una circunstancia análoga se produjera.
Por ello toda clase precauciones se habían tomado antes de la partida: el buque había sido desinfectado a conciencia, la carga tanto científica como fungible había pasado por unos estrictos controles epidemiológicos y las adecuadas desinfecciones y todos los instrumentos habían sido esterilizados.
Y lo más importante, toda la tripulación había pasado por un test PCR completo para detectar en ellos toda traza de COVID-19, tras dar negativo en la misma estos mismos marinos pasaron por una cuarentena de quince días antes de su embarque, y justo antes de producirse este una nueva prueba detectaría cualquier caso hipotético.
Las pruebas dieron resultado negativo, la tripulación parecía totalmente limpia de coronavirus y estaría dispuesta para realizar la expedición.
A los seis días de iniciarse esta y en alta mar todo este complejo se desmoronó al presentar cuatros tripulantes: un sargento, un cabo primeros y dos marinos síntomas evidentes, aunque leves, de infección por coronavirus, y tras hacérselas en el buque las pruebas preceptivas dieron positivo.
Esta infección altera de inmediato toda la expedición
Debido a esta infección el "Hespérides" a puesto rumbo a Las Palmas donde se desembarcará a los infectados para su tratamiento y la tripulación restante será sometida a un periodo de cuarentena no inferior a diez días.
Por ello todo el calendario de la XXVI Expedición Antártica se altera de forma grave pues el calendario del crucero deberá retrasarse y citas esenciales como la recogida de un grupo de científicos en el Puerto de Punta Arenas, Chile, deberá aplazarse con las molestias y reincidencia de pruebas, controles, visados e inconvenientes que conlleva.
Del mismo modo la apertura de las bases antárticas "Juan Carlos I" y "Gabriel de Castilla" deberá aplazarse y con ello el tiempo de permanencia en ellas durante el verano austral, lo que restará tiempo para la realización del programa de experimentos previsto.
Remedios a los contratiempos
Aunque el incidente es un tropiezo se valora solo se aporte un retraso que no aborte la campaña y que esta pese a los retrasos y con el remplazo al personal enfermo más pronto que tarde la expedición se reanude y no sea anulada, algo que nadie pretende ni quiere.
De hecho desde fuentes oficiales de La Armada se anuncia que la expedición continua y tras superar los retrasos y los ajustes en el calendario la XXVI Expedición Antártica continuará siguiendo el plan previsto aunque con un programa alterado y un calendario más apretado. En este momento todavía desconoce cómo tras las precauciones tomadas para evitar los contagios entre la tripulación.
Con todo solo la evolución de los acontecimientos a corto plazo dirá si el inconveniente infeccioso supone la cancelación de la XXVI Campaña Antártica del "Hespérides" o solo el inconveniente de un aplazamiento, posibilidad a la que todo el mundo se aferra.