Tras el veto del gobierno de Pedro Sánchez a la presencia del Rey en Barcelona a la entrega de despachos a los nuevos jueces, y el aluvión de críticas posterior que desarmó al ejecutivo, este ha tratado de enmendar el error planificando una visita del monarca a Barcelona para clausurar el salón económico Barcelona New Economy Week, BNEW, en su entrega de premios y con la compañía de Pedro Sánchez, en un intento de dar una imagen de normalidad institucional.

Como la excusa de la cancelada visita anterior se especulaba con una fortísima reacción de elementos separatistas con estallidos de violencia, disturbios y caos.

Finalmente todo esa amenaza ha quedado en nada o casi nada pues apenas un millar de manifestantes han sido los que han protestado contra la presencia del Rey en Barcelona con manifestaciones más pintorescas que otra cosa, sin que existiera violencia física y con nula repercusión en la cotidianidad de la Ciudad Condal.

Blindaje de la Estación de Francia

El evento del BNEW se realizó en la barcelonesa Estación de Francia, un lugar acostumbrado a la celebración de ferias, foros y exposiciones además de terminal de ferrocarriles. Para evitar incidentes un dispositivo de seguridad que implicaba a Policía Nacional, Guardia Civil, Mozos de Escuadra y Guardia Urbana cercó el recinto de la estación en previsión de unos altercados que algunos preveían que dejarían pequeños los disturbios que precedieron al referéndum de independencia de Cataluña del 1 de octubre de 2017.

Y con toda esa prevención fue muy poco lo que ocurrió, las protestas convocadas por ANC, CDR y Omnium Cultural congregaron a poco más de 1.000 personas que se pararon en seco cuando llegaron al cordón de seguridad sin mas acción que proferir insultos y groserías contra el Rey, quemar retratos de Felipe VI, algunos de gran tamaño y arrojar pintura en polvo y algunos huevos al cordón policial.

Escasa virulencia de la protesta contra el Rey

No fueron necesarias ni cargas policiales, ni uso de material antidisturbios, ni hubo lanzamiento de objetos, ni detenciones, una manifestación que con las adecuadas prevenciones podría considerarse menos virulenta que una protesta vecinal por la subida de las tasas municipales.

De hecho la misma cabecilla independentista ha admitido sentirse bastante contrariada a que Felipe VI "ni haya visto las protestas" por la fuerte presencia policial y más por el escaso eco que han tenido.

Ya con el Rey ausente una docena manifestantes han entrado en la estación, pero los Mossos d'Esquadra ha impedido cualquier arrebato violento y una cadena humana que pretendía cortar el tráfico en la zona del Arc de Trionf solo ha reunido a 200 personas por lo que el tráfico urbano no se ha visto alterado.

Papel institucional de Felipe VI

Frente a las protestas la figura de Felipe VI parece salir en apariencia reforzada del evento al pronunciar un discurso de cierre del BNEW en castellano y catalán.

El Rey ha loado a Barcelona como "referente en innovación" y llamado a "demostrar una imagen de unidad" de toda España que permita generar un «entorno estable» para el impulso de la economía tras la pandemia. Asimismo, ha animado a los galardonados a trabajar "juntos" para hacer "avanzar a la economía española en el camino de la superación de esta crisis".

Un discurso alejado de estridencias y de concordia frente a la agresividad verbal de los manifestantes que le abucheaban desde fuera del edificio pero que es significativo que no haya contado en el evento ni con la presencia de ningún representante de la Generalitat ni de la alcaldesa de la ciudad, solo la delegada del gobierno y el teniente de alcalde ambos del PSC.

Un hecho que pone a la luz la hostilidad evidente de ciertos sectores políticos de Cataluña a la monarquía constitucional.

Aunque dejando en segundo plano este análisis primario sobre si la figura del monarca sale fortalecida o no de este viaje a Barcelona, lo cierto es que el gobierno de Sánchez y sus excusas para vetar la visita anterior del monarca han quedado en evidencia, pues la excusa de la seguridad ha quedado como tal, una mera excusa habida cuenta del escaso eco de la protesta vivida hoy y el verdadero motivo de no desagradar a los independentistas y obtener su apoyo para los nuevos Presupuestos Generales del Estado, PGE, ha quedado en evidencia de forma palmaria.