"Mi hijo tiene muchos juguetes y no los usa": ¿cuántas veces has escuchado esta frase?.
Los Niños de hoy están acostumbrados a tener su casa llena de juguetes. Esto se convierte en una fuente de estrés para los padres, un desperdicio de dinero y un costo ambiental exagerado.
Y no solo eso: el beneficio real para los niños es tener una pequeña selección de juegos de calidad, adecuados para sus intereses y su fase de desarrollo. ¿Cuáles son los beneficios de tener menos juegos? Vamos a ver.
Aprenden el sentido del valor y la responsabilidad:
Cuando los niños tienen demasiados juguetes crecen con la idea de que si uno se les rompe, de seguida cogen otro.
Tener un número limitado de juguetes les ayuda a aprender a cuidarlo, porque no hay otros que los reemplacen. Los niños que aprecian sus juguetes aprenden a valorar lo que tienen y su valor.
Apreciar el orden:
Tener pocos juguetes ayuda a limitar el desorden. Además, y si cada juguete tiene su lugar, es más probable que los niños arreglen y aprecien los espacios, y que sepan cuál es el sitio para jugar y cuál el de dormir o de comer, por poner dos ejemplos.
Desarrollan la atención:
Un conjunto limitado de juguetes les permite jugar más tiempo con todos y aprender más de él. Demasiados juguetes pueden ser demasiado estimulantes y suelen dar más problemas de falta de concentración.
Desarrollan la perseverancia y la autoestima:
Cuando los niños pueden participar en una actividad por períodos de tiempo más largos, es más probable que exploren mucho más y pasen más tiempo tratando de profundizar, en lugar de pasar a algo más fácil. Dominar un juego ayuda a desarrollar la autoestima.
Desarrollan la creatividad y el juego libre:
Con menos juegos, el niño aprende a usar lo que tiene, inventando historias diversas. Esto significa que el juego se vuelve más imaginativo, menos aburrido, más atractivo y más autónomo.
Gratitud de aprendizaje:
Los niños se vuelven más generosos cuando tienen menos juguetes. Están agradecidos por lo que tienen porque tienen que reflexionar sobre lo que realmente quieren.
Aprenden a esperar los juguetes que quieren y a estar agradecidos. Practicar la gratitud aumenta la felicidad general.
Desarrollan mejores relaciones:
El juego creativo ayuda a los niños a desarrollar habilidades sociales. La necesidad de compartir juguetes con otro niño o hacer compromisos sobre cómo y cuándo usar un juguete ayuda a manejar los conflictos sociales. Cuanto más tiempo pasen construyendo estas habilidades más fáciles les resultarán las interacciones sociales y la gestión de la amistad cuando vayan haciéndose mayores.
Tienen más tiempo para pasatiempos:
Tener menos juguetes les permite tener más tiempo para desarrollar pasatiempos y amor por el arte, la música, la danza y el deporte.
Tener un pasatiempo tiene muchos beneficios, como reducir el estrés, mejorar la autoestima y una mayor creatividad.
Juegan más al aire libre:
El mejor juego para niños es fuera del hogar, al aire libre, en la naturaleza. Una casa con pocos juguetes anima a los niños a querer salir. Y esto es bueno no solo porque significa hacer actividad física, sino también porque desarrollan un amor por el mundo natural que durará toda la vida.
Aprenden que las cosas materiales no dan la felicidad:
Tener algunos juguetes pero no muchos también hace que los compartan mucho más con amigos, pasar más tiempo con la familia y la naturaleza, practicar deportes, leer, escuchar o hacer música. Estas son las cosas que crean la felicidad más duradera en la vida.