Valeria Lukyanova, este es el nombre de la modelo que, cansada de la vida habitual, decidió pasar todos sus ahorros a parecerse cada vez más a muñeca Barbie, el carácter de Mattel que durante años ha logrado capturar los corazones y deseos de niñas pequeñas. Es una elección que, como debe ser, ha levantado muchas dudas, sobre todo en la web. Acusaciones y ofensas que no ha le han afectado a la "Barbie viviente" ya que ha respondido algunas entrevistas con tranquilidad definiéndose a sí misma libre de gastar su dinero con lo que considere adecuado y declarando que ella hace con su vida y su dinero lo que ella quiera.
"Casi todo el mundo contrasta mi forma de hacer, me define como una muñeca, un juguete y critica mi elección, pero nadie habla sobre los diversos seminarios que hago en todo el mundo, sobre mis habilidades para cantar y sobre la vida saludable que vivo para mantener en forma, lejos del alcohol y el humo ", estas fueron sus palabras durante una entrevista para un tabloide británico.
Alrededor de 90 operaciones quirúrgicas para parecerse a un juguete
Noventa operaciones que tuvo que sufrir Valeria para parecerse a esa muñeca que siempre ha amado y, si se puede decir, envidiado y más de un millón de dólares gastados para someterse a varios tratamientos quirúrgicos. Una vida, se podría decir, que pasó dentro de un quirófano, pero a Valeria no le gusta que se lo señale.
La vida de la barbie humana
La joven Barbie, además de ser famosa por las numerosas operaciones ella ha sufrido, es conocida en su país por el talento de una cantante que a menudo demuestra su talento y por haber participado en la fotografía como modelo. Una vida sana, lejos de los vicios del tabaquismo y el alcohol, que rodea a la joven modelo de origen ucraniano y que le permite publicar fotografías con y sin maquillaje, pero sobre todo mostrar un cuerpo que podría envidiar a cualquiera (y aquí también muchos tienen que decir, especialmente después de darse cuenta de que la niña nunca ha tenido problemas para gastar su dinero en cirugía).
Una vida llena de renuncias y que, como ha confirmado la propia Valeria Lukyanova, la mantiene muy distante del estilo vano y a veces vicioso que viven muchas chicas de su edad. Una vida que, por elección, la mantiene alejada de alimentos y bebidas poco saludables, que son las consecuencias por convertir su cuerpo igual que juguete famoso y amado y que para no correr el riesgo de perder la vida tiene que seguir esas pautas.