Desde el año 2017 África no era azotada por el sarampión en niños. Ese año la organización médica internacional Médicos sin Frontera (MSF) lanzó una campaña de vacunación en Guinea, específicamente en el distrito de Conakri, dirigida a niños entre seis meses y 10 años de edad, después de que se registraron 3.468 casos con 14 muertes, los cuales en su mayoría eran niños pequeños.

Ese brote se le atribuyó a la reducción del sistema de vacunación por la atención que se le brindó a la epidemia de Ébola, enfermedad mortal del año 2014-2015, y al temor a esa infección, por lo que muchos ciudadanos evitaran ir a los centros de salud, lo que impidió vacunar a los niños.

Un nuevo brote de sarampión surge en la República Democrática del Congo y se declara en junio de 2019, el cual se ha convertido en el mayor de los últimos 10 años en ese país, y el más grande a nivel mundial, que se encuentra activo en la actualidad.

Nuevamente la organización Médicos sin Fronteras (MSF) estudia la epidemia y asegura que tres de cada guatro muertos son infantes, en tanto que otras 300.000 personas se han contagiado. De las 6.000 muertes ocurridas durante el último año, la tasa de letalidad se acerca al 2%, o sea, dos veces mayor que en los brotes de otros años. El esparcimiento de la epidemia ha sido tan extenso que todas las 26 provincias de la República Democrática del Congo fueron afectadas.

Médicos sin Fronteras busca acabar con el brote del Congo

La organización MSF señaló que trabaja en varias zonas para contrarrestar el brote. El recién culminado año 2019 atendieron a más de 50.000 pacientes (uno de cada seis afectados) y vacunaron a 816.000 niños.

De igual forma, Médicos sin Fronteras reporta que, en reiteradas ocasiones a lo largo de los últimos dos años, sus equipos han brindado atención médica a los pacientes, en jornadas de vacunación para evitar la dispersión del sarampión, así como en acciones de seguimiento para detectar nuevos focos y empezar la intervención prontamente.

Además, han creado nuevas infraestructuras orientadas a la lucha contra esa enfermedad, como un laboratorio en Lumbubashi, al sudeste del país, con el cual se garantiza un diagnóstico más expedito y seguro de la epidemia.

Fallecimientos a nivel mundial por sarampión

Más de 140.000 personas murieron de sarampión en todo el mundo para el año 2018, de acuerdo a las estadísticas de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Esto fue producto de una oleada de casos, con brotes demoledores en todas las zonas. En su mayoría los fallecidos fueron niños menores a cinco años. Cabe destacar que lactantes y niños de corta edad presentan mayor riesgo de contaminarse y padecer dificultades de salud, como neumonía o encefalitis (edema cerebral), y discapacidad permanente, como daño cerebral, ceguera o hipoacusia.

Unicef fomenta las campañas de vacunaciones

El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) precisó que entre los años 2010 y 2017, un total de 169 millones de infantes dejaron de recibir la primera dosis de la vacuna contra el sarampión, o sea, una media de 21'1 millones de niños anualmente. Esta organización señala, además, que los volúmenes cada vez superiores de infantes sin vacunar han posibilitado el incremento de los focos de la epidemia.

Por su parte, directora ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, expresó que el sarampión siempre hallará a niños sin vacunarse, y que, si efectivamente se persigue impedir la diseminación de esa peligrosa, pero previsible enfermedad, se deben vacunar a todos los infantes, tanto de los países pobres como en aquellos ricos.