El futuro de Ana Julia Quezada, la presunta asesina de Gabriel Cruz, dependerá de la decisión de un juzgado popular. Además deberá acudir el próximo de 17 de septiembre a una cita con el juez donde se le informará sobre la acusación que pende sobre ella. La acusada puede llegar a ser condenada por detención ilegal, por un delito contra la integridad moral y asesinato.
Según Europa Press, la decisión es un paso más del juicio para procesar a la expareja del padre de Gabriel. Ana Julia confesó el pasado febrero que mató al niño. Esta resolución judicial, del magistrado Rafael Soriano, convierte las diligencias previas de la investigación en un procedimiento judicial de tribunal popular.
La presunta asesina ocultó los hechos
La primera vez que Ana Julia declaró sobre la muerte de Gabriel fue después de que la detuviesen en la Puebla de Vícar (Almería) en la puerta de un garaje. La acusada se encontraba a más de 75 kilómetros del pueblo del niño asesinado y además, transportaba su cuerpo en el maletero.
Durante los 13 días que duró la búsqueda del cuerpo de Gabriel, la acusada mantuvo silencio y fingió estar afligida por lo sucedido. Incluso participó en una concentración en Almería junto a los padres del niño para reclamar que lo liberasen, pensando que posiblemente estaría retenido. Pero Quezada, en aquel entonces, ya había actuado. Por la autopsia se sabe que el niño murió el mismo día de su desaparición por asfixia mecánica.
Aunque la acusada se declarase culpable sobre lo sucedido, en la última comparecencia judicial decidió no responder a ninguna pregunta del magistrado. Según ella, para proteger "su derecho a defensa". En este sentido, la nueva estrategia de Julia pasa por obstaculizar la investigación judicial.
El juez ve "incuestionable" la participación de Quezada en el asesinato
Según el magistrado, "resulta presuntamente incuestionable" que Quezada es la autora de la muerte del menor.
Cree que su actitud "se infiere de una malvada voluntad dirigida especialmente a asegurar la comisión de un crimen".
"Mantuvo el engaño a lo largo de los días, aumentándolo hasta el punto de colocar ella misma una camiseta del menor en el monte" afirma Soriano. El juez instructor cree que la intención de la acusada era dar "una falsa apariencia de preocupación por la desaparición del niño" y despistar a los investigadores hasta encontrar el momento adecuado donde hacer desaparecer el cuerpo.
En las diligencias judiciales se aprecia en Quezada "una falta de sentimientos y humanidad (...) que serían de pura crueldad". Dicen que las pruebas contra ella "son abrumadoras", además de tener la declaración donde ella misma reconoce el asesinato.