El mal aliento no tiene nada de gracioso. De hecho, se ha convertido en un fenómeno tan creciente, que se estima que afecta al 30% de la población mundial.

La halitosis no es una enfermedad sino un síntoma de que algo anda mal. Es producida por bacterias que se almacenan en la boca debido a un incorrecto cepillado, a no utilizar el hilo dental o a la resequedad de la boca. También se asocia con trastornos gástricos, renales, sinusitis y diabetes. Pero además de un rutinario cepillado, y una buena salud general existen estrategias para dejar de echar fuego por la boca.

Elige un buen cepillo

El cepillo regular elimina el exceso de bacterias que produce el mal aliento. Por eso es decisivo elegir el mejor cepillo. Los cepillos manuales regulares suelen utilizarse con movimientos laterales, que desgastan las encías y el cuello del diente, pero los diseñados para limpiar más profundamente, llegan a puntos donde los otros no alcanzan. Los eléctricos también son excelentes: vibran en 3 direcciones, lo que significa que limpian mejor, úsalos tres veces al día y siempre que contengan fluoruro.

No olvides el hilo dental

Las bacterias que se alojan en tus encías no solo contribuyen a la aparición del mal aliento, también pudieran tener relación con algunos trastornos cardiovasculares.

La aterosclerosis pudiera estar provocada por bacterias de las infecciones bucales, que pasan al torrente sanguíneo.

Prueba el perejil

Después de una comida bien condimentada con ajo y cebolla, mastica la misma ramita de perejil que te pusieron en el plato como adorno, para refrescar tu aliento. ¡Veras que efectivo es!

Bebe jugo de arándanos

El jugo de arándanos protege los dientes y las encías, ya que evita que las bacterias se adhieran a los dientes; por lo tanto la placa dental (el primer paso para la formación de caries y del mal aliento) no podrá acumularse.

Toma yogur

El yogur natural y sin azúcar ayuda a acabar con la halitosis persistente y, además, disminuye la placa bacteriana y la inflamación de las encías (gingivitis).

Agua y té

El agua mejora la producción de saliva, neutralizando los ácidos que forman el mal aliento, y los polifenoles del té frenan el crecimiento de las bacterias. Además, los enjuagues bucales con té negro reducen la formación de la placa.

Enemigo del mal aliento

Respirar por la boca: el aire reseca las mucosas bucales produce descamación y hace que esas células en descomposición se conviertan en caldo de cultivo para que desarrollen las bacterias que general el mal aliento.