Entre los placeres del ser humano la comida es una debilidad a la que todos tenemos acceso, ya que no podemos resistirnos a una deliciosa rebanada de pizza – aun si llevamos pocas horas de dieta – al primer mordisco sucumbimos a la masa crujiente, y al queso que se derrite en nuestra boca. Igualmente si llevamos toda la semana haciendo dieta, y quieres darle un pequeño paréntesis al sacrificio con un pedacito – nada minúsculo – de pastel de chocolate.

Las adicciones son parte de nuestra vida en menor o mayor medida, una cerveza, una taza humeante de chocolate caliente.

Siempre tenemos preferencia por algún alimento, o ya en casos muy extremos alguna filia que ponga – desafortunadamente – en riesgo nuestra salud. El alcohol, las mujeres o en el tema de hoy, el sexo, podría ser un desencadenante progresivo de un padecimiento, que no se toma en consideración y que parece muy normal los primeros días.

Sexo con señales de tránsito lento

Para cimentar una adicción hay ciertos factores que debemos poner sobre la mesa, la sensación compensatoria – recompensa – el placer, y la posibilidad de que haya algún problema no resuelto, gira alrededor de una actitud adictiva. Al buscar una forma de retribución, los investigadores opinan que pudiera ser este tipo de actitudes obsesivas compulsivas, lo que las distingue de una adicción, ya que ambas conductas son muy parecidas.

La diferencia con la adicción es que la persona que la padece, quiere un beneficio ipso facto, ya que no le teme a las perdidas, si estas repercuten en largos periodos. Por otro lado el individuo que muestra una conducta obsesiva compulsiva, actúa sin que la actividad le genere algún tipo de placer.

¿Adicción y placer en el mismo frasco de complicaciones?

Psicólogos y expertos afirman que los comportamientos se transforman en actitudes adictivas, cuando llegan a niveles en los que la intensidad de la compulsión, daña a la persona y a quienes están más cercanos a ella. Hasta el momento las adicciones a los alimentos y al juego están contempladas para un diagnostico porque han estado más tiempo en la percepción social, que otras que no parecen tener una sustentabilidad significativa.

Sea como sea, este tipo de arraigo de dichos comportamientos deben ser expuestos a un profesional, para tratar una actitud compensatoria, o algún problema que no quiera salir a la superficie – ansiedad, depresión, estrés etc – el sexo podría enmascarar una serie de problemáticas que subyacen en la persona que padece la adicción, pero para llegar a una valoración certera, lo primero es consultar a un experto para responder las dudas más básicas, antes de llegar a un diagnostico premeditado.