La queratoconjuntivitis seca, también conocida como ojo rojo u ojo seco, es una enfermedad de relativa frecuencia en el perro considerada uno de los problemas oftalmológicos principales que se presentan en la clínica diaria de los caninos domésticos.

Está caracterizada por la inflamación crónica de la cornea, la conjuntiva ocular y las glándulas lagrimales, con deficiencias en la producción de lágrima, especifficamente en la producción del componente líquido de la lágrima.

Factores causales de la conjuntivitis

Algunos factores que influyen en la producción de lágrimas son algunos virus como el distemper canino, intoxicaciones, alteraciones nerviosas, mal formaciones congénitas de la glándula y trastornos autoinmunes, tal es el caso de la queratoconjuntivitis seca.

Entre las razas con predisposición genética para la enfermedad son los Yorkshire terriers, Cocker spaniel, Shih tzu y Lhasa apso.

Hallazgos clínicos

Los signos clínicos varían según la fase aguda o crónica de la enfermedad y por lo general la afección es bilateral. Se observa la acumulación de una secreción mucosa pegajosa alrededor de los ojos, que mejora tras la administración de soluciones oftálmicas o cualquier medicamente tópico que humedezca y lubrique el ojo.

La conjuntivitis crónica o recurrente, con inflamación o ulceración de cornea son alteraciones frecuentes en pacientes con la enfermedad. La oftalmorrea mucosa o mucopurulenta es un signo muy frecuente y algunos casos pueden cursas con blefaritis.

La queratitis pigmentaria es una consecuencia frecuente de casos graves y avanzados de queratoconjuntivitis seca en perros de razas de razas exoftálmicas o con pigmentación periocular; cuando se presenta la ceguera es una consecuencia invariable en los perros afectados. En los casos crónicos hay una pérdida o disminución de la sensibilidad en la cornea por tanto las úlceras suelen no son dolorosas.

Diagnóstico de la conjuntivitis

El diagnóstico se basa en los signos clínicos y la confirmación mediante el test de Schirmer, una prueba rápida y sencilla que consiste en medir la cantidad de secreción lagrimal producida en cada ojo en un lapso de tiempo de un minuto. En el perro, los valores normales oscilan entre 16 y 17 milímetros por minuto.

Tratamiento de la conjuntivitis

El tratamiento convencional consiste en el remplazo de la secreción lagrimal con soluciones oftálmicas, sin embargo, éstos productos carecen de efecto antiinflamatorio y deben administrarse don elevada frecuencia debido a que se evaporan con rapidez.

Debido a la naturaleza autoinmune de la enfermedad, el tratamiento específico consiste, es la administración tópica ciclosporina A, un agente con efectos inmunosupresores locales que disminuye la inflamación de la glándula y promueve la producción de lágrima.

También existen tratamientos quirúrgicos, siendo el más comúnmente utilizado el de la transposición del conducto de la glándula parótida hacía el canto medial del ojo, lo cual garantiza la adecuada lubricación del ojo mediante las secreciones salivares.