El bioplástico, según la definición dada por European Bioplastics, es un tipo de plástico derivado de materias primas renovables como el almidón de maíz, el trigo o la leche.
Para aquellos que buscan una definición más técnica, podemos decir que el bioplástico es un polímero a base de biomaterial derivado de la biomasa o producido a partir de monómeros orgánicos. El bioplástico se opone a los plásticos derivados de los recursos fósiles, que son los que solemos encontrar en la mayoría de productos de la actualidad. Aunque la idea es empezar a cambiar ese uso por los bioplásticos.
El bioplástico tiene la capacidad de descomponerse en unos pocos meses, mientras que el plástico tradicional demora milenios en degradarse. De hecho, es una de las causas por las que se quiere dejar de usar bolsas de plástico en los comercios, porque están dando enormes problemas y daños en nuestros océanos y en el ecosistema. A parte de que muchos animales mueren por ingerirlos o porque quedan enredados en ellos.
No todos lo que llaman bio son bioplásticos
Pero no todo el monte es orégano. A veces, el término bioplástico puede ser engañoso. No todos los bioplásticos son necesariamente ecológicos. Hay algunos bioplásticos que, en el equilibrio ambiental, no muestran tantas ventajas en comparación con los plásticos derivados del combustible.
Todo depende del tipo de polímero orgánico utilizado, su origen y el tipo de procesamiento requerido.
En las estanterías de los supermercados, las denominadas Biobotellas se han generalizado, son botellas de plástico biodegradable. Ahí tenemos que darnos cuenta de que botellas biodegradables y bioplásticos no son lo mismo.
Menos tóxicos en nuestra comida
El papel de los envases de bioplástico para el sector alimentario es de una importancia crucial, no solo para el respeto medioambiental, sino también para la seguridad alimentaria. Los alimentos que entran en contacto con el plástico de una fuente combustible terminan contaminados, cosa que no ocurre con los bioplásticos.
Eso ocurre sobretodo en las bebidas, que con el tiempo absorben sustancias nocivas de los materiales de embalaje.
Bioplástico: pros y contras
Como cosas a favor podemos decir que los bioplásticos los podemos encontrar en envases de alimentos, pero también en botellas de agua, bolsas, fundas de teléfonos inteligentes, ropa, suelas de zapatos y objetos cotidianos: cinturones, botellas, relojes, bolígrafos, vasos, pajillas, platos desechables y cubiertos.
Cualquier objeto fabricado con los plásticos sintéticos actuales puede reproducirse con bioplásticos. Pero los biplásticos son más respetuosos con el medio ambiente en términos de energía (durante la cadena de producción), y mucho más sostenibles en lo que respecta a su eliminación.
El sector de bioplásticos está en auge. Ya sabemos que todos los objetos que se pueden producir con plástico tradicional se pueden reproducir con los bioplásticos. Son polímeros expandibles y reticulables que permiten obtener objetos súper-ligeros con excelentes características físico-mecánicas. Se trata de polímeros orgánicos (bioplásticos) que pueden ser ampliamente utilizados para producir por ejemplo calzado deportivo.
Pero dentro de los contras encontramos que no todos los bioplásticos son 100% Bio. El contenido de materia orgánica de un bioplástico puede variar en términos porcentuales. Algunas veces, un producto basado en combustibles fósiles se puede mezclar con materias primas renovables, y ya le llaman (erróneamente), un producto bio.
La búsqueda de materiales recicables es incansable, y todo para lograr que nuestra planeta no deje de ser habitable. Actualmente se le está dando mucha importancia a los biplásticos porque son cómodos, ligeros y contribuyen a la protección del medio ambiente. Las emisiones de gases que dan lugar al efecto invernadero, sobretodo el CO2, se reducen de forma muy significativa con este tipo de materias primas, respecto al uso de otros productos sintéticos.