Sabemos que los principales síntomas de parkinson, como temblores y dificultades en la realización de movimientos se derivaron del cerebro. Lo que muchas personas no conocen el origen de la enfermedad estaba en el intestino. ¿Por qué?

Estudio sobre Parkinson

Un nuevo estudio mostró que los principales síntomas de Parkinson, tales como temblores, representan la etapa final de la enfermedad, mientras que la etapa inicial sería en el intestino. Todo comenzó cuando algunos médicos percibieron que 10 años de los pacientes presentaban los síntomas citados, ellos presentaban algo que parece bien corriente: el estreñimiento.

Sin embargo, el estudio que muestra la relación entre el intestino y el Parkinson pasó desapercibido debido a que muchos expertos tenían dudas acerca de ella y pensé que era sólo una coincidencia y se fue en busca de razones en el cerebro. Hasta que se hizo un nuevo estudio, esta vez en el Instituto Tecnológico de California (CalTech), mostrando que las bacterias que viven allí en el intestino pueden sí presentar una relación con el Parkinson.

Así, los estudiosos pasaron a analizar fibras tóxicas de una proteína llamada alfa-sinucleina, fibras que se acumulan en las neuronas y, adivinan, pueden generar los síntomas del Parkinson. Todo esto en pocas semanas. Para el estudio se utilizaron ratones de laboratorio, cuyo ADN era idéntico, pero ellos eran genéticamente modificados para que produjeran tal fibra, tanto en el cerebro, como en el intestino.

Los ratones se dividieron en dos grupos. Un grupo era de ratas creadas en jaulas normales, el otro grupo vivía en un ambiente libre de gérmenes. Aunque los dos grupos tenían el mismo desarrollo, los síntomas del primer grupo empeoraban de forma acelerada, mientras que el segundo grupo casi no presentaba temblores ni fibras tóxicas en las neuronas.

Entonces, una parcela de las ratas de las jaulas limpias tuve la microbiota del Parkinson inyectada y, en pocas semanas, presentaron más dificultades motoras. La otra parcela tuvo la microbiota sana inyectada y ninguna de las ratas de este grupo presentó el avance de la enfermedad.

Conclusión del estudio

Todavía no es seguro que esto ocurra en el cuerpo de los seres humanos, pero hay una gran posibilidad de que las bacterias intestinales tienen efectos que contribuyen a la enfermedad de Parkinson.

Ahora, el próximo paso es comparar las bacterias de los intestinos de pacientes con Parkinson, buscando así detectar los patógenos que tienen en común, comparando con la enfermedad. Si todo marcha como se esperaba, habrá nuevas posibilidades de tratamiento del Parkinson.