La Piel es el órgano de mayor tamaño que se comprende de tejido vivo, esta cubre todo el cuerpo humano, brindándole protección de agentes externos y está compuesta esencialmente de queratina, una proteína que permite resistencia e impermeabilidad. Se caracteriza por su flexibilidad, elasticidad, resistencia y la capacidad de regeneración celular.

La piel además nos ayuda a demostrar emociones y malestares, a través de expresiones como la transpiración por nervios o el sonrojo por vergüenza así como emociones que causan pilorección o piel de gallina.

Se divide en tres capas

  • Epidermis: la capa más superficial de la piel encargada de la resistencia y protección. Las células que la forman se regeneran cada 48 días.
  • Dermis: la capa intermedia de la piel formada por capilares sanguíneos, glándulas sebáceas y sudoríparas, células y estructuras nerviosas que permiten sentir frío, calor, cosquillas y dolor.
  • Tejido subcutáneo o hipodermis: es la capa más profunda de la piel constituida por colágeno, microblastos y grasa, en su mayoría compuesta de tejido graso que ayuda a mantener la temperatura corporal del cuerpo.

¿Qué funciones cumple?

  • Regular la temperatura corporal y controlar la perdida de líquidos como la sangre.
  • Proteger el cuerpo de lesiones y agentes nocivos como microorganismos o sustancias químicas.
  • Permite al ser vivo sentir y percibir (sentido del tacto) por las terminaciones nerviosas que en ella se encuentran.
  • Sintetiza vitamina D: ya que la exposición al sol permite a la piel absorber los rayos necesarios para crear esta vitamina, que es indispensable en el cuerpo para mantener los tejidos óseos.

La piel es de diferente espesor y con mayor sensibilidad de acuerdo a la parte que cubra del cuerpo, aun así los cuidados pueden generalizarse, pero es importante conocer que existen productos específicos para cada parte del cuerpo ya que cada una tiene sus propias características y textura.

Cuidados de la piel

  1. No exponer al sol sin la previa aplicación de protector solar adecuado, con filtro de protección solar acorde a la edad.
  2. Beber 2 litros de agua diario.
  3. Limpiar a diario para evitar la obstrucción de poros y eliminar impurezas.
  4. Hidratar con cremas y/o lociones.
  5. Consumir frutas y verduras, al menos dos veces al día.
  6. Consultar al dermatólogo, el médico especialista en piel, en caso de conocer mejor nuestra piel y tratar el acné, un problema habitual en la adolescencia y que debe tratarse efectiva y oportunamente.