A comienzos del siglo pasado la dieta era precaria lo cual llevó en su momento a un alto grado de desnutrición infantil, con todas sus consecuencias, entre ellas mayor riesgo a desarrollar infecciones y en ocasiones a morir.
Esto llevó a que las personas desarrollaron el concepto de que el niño que primero fallecía era el niño más desnutrido, concepto que se transmitió de generación en generación y muchos de los abuelos y de los padres se acostumbraron a sobrealimentar a sus hijos, bajo el pensamiento de que si estaban más gorditos iban a enfermarse menos.
Lamentablemente, algunas personas aún conservan esta creencia, lo cual aunado al uso sin control de la tecnología, a través de los videojuegos, la computadora, el celular o incluso la televisión, por parte de los niños, conduce al sedentarismo, favoreciendo aún más el sobrepeso.
¿Cuándo un niño es obeso?
Es importante saber que el peso aumenta de acuerdo al incremento de la talla, normalmente entre los dos y tres años de vida los niños aumentan de dos a tres kilos por año y a partir de allí, lo esperado es que aumenten un kilo por cada dos centímetros de talla.
Cuando aumentan más de eso hay que revisar que está pasando y se considera sobrepeso en el niño, cuando el peso está por encima de lo normal esperado para su talla pero el exceso no supera el 20% , mientras que se considera obesidad cuando tiene más del 20% del peso ideal para su talla.
¿Qué problemas puede traer?
El panorama de la obesidad infantil no es muy distinto al de los adultos y se considera uno de los problemas más graves de salud pública del siglo XXI, ya que el incremento de la grasa corporal predispone al desarrollo de enfermedades crónicas como la hipertensión, alteraciones de los lípidos, síndrome metabólico, hiperinsulinismo y diabetes, enfermedades que anteriormente se presentaban solo en adultos más allá de los cuarenta años y que pueden, si no se controlan llevar a discapacidad, o en el peor de los casos a una muerte prematura.
Aunado a esto, por ser”gordito” puede tener problemas de socialización, ya que a veces son objeto de burla por parte de sus compañeros e incluso de miembros de su grupo familiar.
¿Qué hacer ante un niño “gordito”?
Ante todo debemos saber que la disminución de peso debe ser progresiva y que los niños y adolescentes no necesitan una dieta restrictiva para bajar de peso, sino adecuada.
Para ello y tal como lo recomienda la Organización Mundial de la Salud, lo ideal es que los niños al nacer y durante los primeros seis meses se alimenten exclusivamente con leche materna, y a partir de allí complementar con otros alimentos, según lo recomiende el pediatra, haciendo hincapié en no incorporar azúcar y evitar la sal excesiva. Lo ideal, y dependiendo de la edad es que ya a partir del año que haga dos comidas al día en cantidad proporcional a su edad, más desayuno y merienda.
Se recomienda evitar darle más comida de lo necesario, tanto en cantidad como en frecuencia y evitar los ayunos prolongados, como no cenar o no desayunar, al igual que minimizar la ingesta de bebidas artificiales y golosinas de pobre valor nutricional, pero alto contenido calórico.
Por otra parte, deben realizar alguna actividad física, por lo menos una hora diaria 3 o 4 veces a la semana y limitarles a un máximo de una hora al día esas actividades que favorezcan el sedentarismo.
Es fundamental que dentro de las evaluaciones de rutina con el pediatra, tanto la madre como el médico estén muy atentos a los cambios de peso que presenta el niño durante su crecimiento, para determinar si está creciendo bien, o está desnutrido, o por el contrario tiene sobrepeso u obesidad.