Así como a veces en la mente se produce un serio trastorno de la imagen corporal que hace que ciertas personas sientan repulsión hacia los alimentos que sostienen la vida, como sucede en el caso de la enfermedad llamada anorexia nerviosa, así mismo puede establecerse una condición que lleva a ciertos individuos a sentir rechazo hacia todo lo que signifique una ingesta razonable de conocimientos.
¿Qué la causa?
Entre los múltiples factores ligados a la negación a aprender, se pueden mencionar, por ejemplo una mala alimentación, ya que la alimentación es la encargado de proporcionar los nutrientes y energía necesarios para el funcionamiento óptimo del cerebro.
Así mismo el estrés y los trastornos del sueño, ya que el cansancio y el agotamiento se asocian a dificultades de aprendizaje, falta de concentración y velocidad lenta de reacción y procesamiento mental .
Entre las causas externas que suelen señalarse asociadas a este trastorno están principalmente, la errada práctica de enseñar a la fuerza, sin el disfrute del aprendizaje. Así como las obsesiones parentales acerca de las calificaciones, y la facilidad y las malas costumbres adquiridas por el abuso de la tecnología en la educación.
Por supuesto que, muy aparte de estas razones, en el plano profundo de la personalidad de cada individuo existen otras motivaciones, la más importante es la asociación entre “el saber y el ser” y el deseo de superación de cada individuo.
Por otro lado, aprender implica cambiar y hay gente que se niega al cambio, bien por costumbre, por temor o por ignorancia.
¿Cómo se puede combatir?
A toda costa hay que mejorar el rendimiento mental, primero con una buena alimentación que proporcione todos los nutrientes necesarios para el buen funcionamiento del cerebro. De igual manera, es importante descansar el tiempo adecuado (aproximadamente 8 horas), para que nuestro cerebro esté descansado y dispuesto a la “ingesta “ de nuevos conocimientos.
En lugar de ver televisión o revisar los mensajes del móvil, los expertos recomiendan realizar actividades que fomenten el aprendizaje intelectual, es decir actividades que estimulen nuestra mente, tales como: estudiar algo novedoso e interesante que estimule la curiosidad, aprender o estudiar música, arte o un nuevo idioma, e incluso realizar alguna actividad física; o mantener la interacción social “en vivo”.
Lo importante es que sean actividades que nos gusten, nos diviertan y que a la vez entrenen nuestras habilidades cognitivas.
Cualquiera de estas actividades puede constituir una estrategia efectiva y beneficiosa para combatir la anorexia intelectual, con resultados positivos en tu vida personal y en tu trabajo, ya que la mayoría de las personas que tienen un mejor desempeño en sus actividades, cualesquiera que sean estas, tienen una fortaleza común y es que, les gusta y les motiva aprender.