La enfermedad celíaca también llamada intolerancia al gluten es una enfermedad del intestino que afecta a 1-2% de la población general, tanto niños como adultos, y se calcula que un gran porcentaje de personas que la padecen aún no han sido diagnosticados. Conoce un poco más sobre ella, que se debe y qué hacer si la padeces.

¿A qué se debe?

El Gluten es una proteína presente principalmente en el trigo, aunque también en la cebada, centeno y en menor grado en la avena, por lo que muchos alimentos lo contienen.

La enfermedad celíaca o celiaquía no es más que un trastorno crónico del sistema inmunitario que reconoce al gluten de ciertos alimentos como si fuera una sustancia extraña, un “enemigo” ante el cual debe rebelarse , lo que da inicio a una serie de reacciones en el organismo cuyo epicentro es el intestino delgado.

Por tanto se conjugan tres factores importantes en esta enfermedad: el sistema inmune capaz de reaccionar, el consumo de un alimento con gluten y además, la susceptibilidad genética del individuo, ya que se han encontrado en los pacientes otros familiares en primer grado que también la padecen.

¿Qué pasa en el intestino?

En el intestino delgado es donde tiene lugar la digestión y absorción de alimentos, y por tanto de los nutrientes y vitaminas.

En condiciones normales y gracias a las vellosidades intestinales esos nutrientes pasan transformados en compuestos simples al torrente sanguíneo que se encarga de transportarlos para alimentar todos los órganos y tejidos del cuerpo.

La reacción exagerada del sistema inmune de las personas con enfermedad celíaca produce irritación, lesiones y pérdida de las vellosidades intestinales, bloqueando así la absorción de los nutrientes indispensables para la vida.

¿Cuáles son los síntomas?

Los síntomas clásicos producto de esa inflamación del intestino, no están presente en todos los pacientes, de allí que subdiagnostique con frecuencia.

Entre ellos están: episodios de diarrea o estreñimiento, vómitos, gases, dolor abdominal, úlceras o llagas en la boca, fatiga, irritabilidad y pérdida de peso. A veces estos síntomas se atribuyen a mala digestión, o no están presentes, siendo un trastorno silente lo cual dificulta el diagnóstico.

En los niños suele llevar a desnutrición y anemia, y no solamente suelen ser niños desnutridos sino que además pueden tener hasta convulsiones, trastornos en los dientes, trastornos de atención y de comportamiento.

¿Cómo se diagnostica y qué hacer?

Lo primero debe ser la sospecha clínica ante los síntomas que presente el paciente. Una muestra de sangre permitirá determinar la presencia de anticuerpos, que de ser positiva se debe confirmar con una biopsia intestinal.

En cuanto al tratamiento, radica simplemente en eliminar de la dieta los alimentos que contiene gluten.

Lamentablemente muchos países no cuentan con leyes de despistaje temprano para esta enfermedad ni con la disponibilidad en el mercado de alimentos manufacturados cuya etiqueta indique que son libres de gluten.