Es posible mantener tu Cerebro joven y saludable toda la vida si sigues unos sencillos hábitos, dijo la neurocientífica Raquel Marín, en entrevista con BlastingNews por la publicación de su libro: Dale vida a tu cerebro (RocaEditorial). La primera pauta es el deporte o ejercicio físico al aire libre porque “limpia” el estrés oxidativo del cuerpo y mantiene un buen riego sanguíneo, aseguró Marín cuyo doctorado (Canadá) le permitió varias especialidades que van desde bioinsecticidas, hasta la biología molecular del cáncer.
Raquel Marín, es profesora de Fisiología en la Universidad de La Laguna (Tenerife), dijo que en segundo lugar se encuentra el ejercicio mental (operaciones matemáticas, leer, escribir, crucigramas, etc.), esto permite mantener las conexiones entre neuronas.
En este segundo paso es de vital importancia incluir las relaciones sociales, pues mantenerse activo socialmente también implica poner a trabajar a las neuronas.
En tercer lugar se agrupan las siguientes faenas: ser altruistas, tener una ilusión, ser creativos al realizar las tareas diarias, maquinar nuevos proyectos, lanzarse a conocer nuevos sitios, celebrar los pequeños logros, escapar de la rutina, y mirar el vaso medio lleno. La científica dijo que estas tareas son de gran valor para la salud del cerebro porque ayudan al mantenimiento (activo) de los circuitos neuronales, evitan su inactividad, pérdida de facultades, y citó: ”Como decía la Premio Nobel Levi-Montalcini, 'el cerebro se arruga cuando le faltan los restos, la motivación, los nuevos proyectos'”.
¡Grasas!
La manera en que comemos es fundamental para mantener al cerebro joven: “Aunque sea impopular, comer poco y con comidas distanciadas, incluso ayunar de vez en cuando (unas 24-48 horas) son muy beneficiosas para el cerebro”, puntualizó Raquel Marín quien desde niña se propuso descubrir cosas que puedan ser de utilidad para las personas.
Al preguntarle ¿qué alimentos ayudan a mantener el cerebro joven?, dijo: “uno de los componentes esenciales del cerebro es la grasa. El cerebro está lleno de grasa y la necesita para funcionar correctamente. Entre su grasa funcional se encuentra una parte que no la fabrica apenas, y necesita incorporarla en la dieta, se trata de las llamadas grasas poliinsaturadas (líquidas a temperatura ambiente) como los aceites de pescado, de semillas y vegetales”.
“En particular, el cerebro es ávido de las grasas de pescado por lo que tomar pescados grasos (pescados azules) es muy necesario para la memoria y el aprendizaje. De los tres tipos omega-3, -6 y -9, el más necesario es el 3, porque es el que menos ingerimos. El omega-6 se incorpora en muchos alimentos de origen "terrestre" (semillas, cereales) y el omega-9 también se encuentra en frutos secos, aceites vegetales (como el aceite de oliva) y el aguacate. Sin embargo, el omega-3 siendo muy esencial es menos frecuente en nuestra ingesta diaria”, argumentó.
En cuanto a las cantidades de estas grasas a ingerir, dijo que lo más aconsejable sería una proporción adecuada de omega-6 y omega-3 (es decir, aproximadamente 3 de omega-6 por 1 de omega-3).
Si bien nuestras dietas actuales contienen muchísimos más de omega-6 de lo aconsejable, esto no es tan bueno porque el resultado del exceso de omega-6 provoca inflamación (y la inflamación es muchas veces síntoma de enfermedad cerebral).
Detalló que las neuronas son grandes trabajadoras y consumen mucho “combustible”, por ello también necesitan abundante glucosa, “¡Ojo! No se debe confundir glucosa con azúcar refinado, porque el azúcar es tóxico para el cerebro”. En cuanto a las vitaminas dio que el grupo B y D, son importantes, así como algunas proteínas de origen vegetal y animal que ayudan a fabricar los neurotransmisores, es decir, a los los mensajeros que las neuronas utilizan para comunicar entre ellas.
El cerebro es muy sensible a la deshidratación y no debe olvidarse el consumo de agua.
¡Envejecimiento!
Actualmente Raquel Marín lleva a cabo una línea de investigación científica relacionada con lesiones en neuronas, y nos explica que no todos los cerebros envejecen a la misma velocidad: “El cerebro no tiene arrugas ni canas al envejecer. Un cerebro de una persona de edad avanzada suele perder un poco de peso (100-200 gramos), reduce las conexiones entre las neuronas, el número de neuronas, pierde vasos sanguíneos que abastecen de oxígeno y alimento a las células, acumula más "residuos" derivados de la respiración (lo que se llama de manera coloquial radicales libres o más bien estrés oxidativo)”.
Asesinos
Aunque la experta dejó claro que el cerebro es resistente y no se muere fácilmente porque se adapta a infinidad de contratiempos que se le presentan, al preguntarle qué sería más mortífero para el cerebro, respondió: “Quizás lo más mortífero es la tristeza, la melancolía, el hastío, el aislamiento social y la vida sedentaria sin hacer nada de ejercicio físico”.
“Desde luego el alcohol a altas dosis de manera continuada es muy tóxico para el cerebro y afecta a la actividad de las neuronas. Sin embargo, no debemos pensar de manera catastrófica si nos hemos pasado un día con el vino en alguna celebración. El cerebro se verá un poco aturdido y menos eficaz al día siguiente, pero se puede regenerar sin problemas”, puntualizó.
También los azúcares refinados de refrescos y muchos alimentos de conservación son perjudiciales para el cerebro, ya que ralentizan el funcionamiento de las neuronas, generan residuos tóxicos y causan inflamación. En cuanto a las grasas vegetales hidrogenadas (o parcialmente-grasas trans) dijo que provienen de aceites vegetales químicamente solidificados para que no se vuelvan rancias como: margarinas vegetales y alimentos de larga conservación. Estas grasas se incorporan a las membranas de las neuronas y afectan su funcionamiento.
Alzhéimer, Párkinson y Autismo
El intestino está en comunicación nerviosa con el cerebro y es esencial para él porque le proporciona los nutrientes para su rendimiento intelectual y emocional, sin embargo, es un gran demandante de energía metabólica.
Las funciones de extracción de nutrientes de la comida se efectúan en gran parte por los microorganismos que viven en el intestino (se denomina "microbiota"), aclaró que es difícil imaginar un cerebro sano con una microbiota deficiente o desproporcionada.
Dijo que las dietas desequilibradas pueden producir modificaciones en la microbiota intestinal, acompañadas de alteraciones en la forma de digerir los alimentos. Dietas ricas en azúcares y grasas se producen alteraciones en la microbiota intestinal que son perjudiciales para el cerebro. Por ejemplo, algunas enfermedades como Alzhéimer, Párkinson y el Autismo se asocian con desequilibrios en las bacterias del intestino.
Aunque no sea típicamente del cerebro, la esclerosis múltiple está también relacionada con alteraciones en los microorganismos del intestino que generan carencias en nutrientes, como la vitamina D.
También pueden afectar al estado anímico causando depresión y trastornos del sueño.
Medicamentos
-¿Qué tipo de medicamentos contribuyen a envejecer el cerebro?
-Hay que tener en cuenta que muchos medicamentos no pueden llegar a la sangre del cerebro, ya que éste dispone de una barrera muy selectiva (la barrera hematoencefálica) que impide el paso de muchas sustancias que ingerimos.
Entre los medicamentos que pueden afectar al cerebro están aquellos que pasan esa "aduana exigente" y se acumulan a altas dosis. Por ejemplo, medicamentos que puedan alterar la respiración de las células del cerebro podrían ser muy perjudiciales para éste.
Finalmente Raquel Marín dijo que la investigación neurocientífica ha significado para ella un mundo lleno de aventuras, con grandes misterios y enormes descubrimientos. Además de profesora e investigadora, es comunicadora de la ciencia mediante su blog: www.raquelmarin.net