Contrario a la anorexia nerviosa, la megarexia es un trastorno de la conducta alimentaria descubierto por el nutricionista español Jaimes Brugos que se basa en la distorsión de la perspectiva real del cuerpo, por lo tanto, la persona es obesa pero se considera delgada y completamente saludable.
Así, su salud puede agravarse y hasta poner en peligro su vida, ya que su alimentación es exagerada y abundante en comidas grasas y demasiado condimentadas. Aunque aún el término no es recogido por la literatura científica, se estima que por cada anoréxico existen 10 megaréxicos.
Descripción
Las personas que presentan esta anomalía tienden a ser obesas y evitan someterse a un régimen alimenticio. Al mirarse al espejo no perciben su exceso de peso, debido a la distorsión de su auto imagen corporal.
Suelen concebir que la gordura es sinónimo de bienestar y vigor, por lo que consumen grandes cantidades de alimentos, en su mayoría hipocalóricos, ricos en azucares simples y pocos saludables, lo que con el tiempo lleva a la carencia de nutrientes esenciales para el optimo funcionamiento del organismo, pudiendo así padecer de desnutrición o presentar cuadros clínicos, lo cual altera la bioquímica del cerebro.
Cuando alguien cercano al entorno del megarexico intenta hacerle ver el problema que presenta, en primera instancia este puede tener un momento de lucidez y verse exactamente como se encuentra, aunque su cerebro no termina por admitirlo completamente, pues el factor psicológico está estrechamente involucrado con la enfermedad.
Consecuencias
La Obesidad es una condición que incrementa significativamente los riesgos de padecer diversas Enfermedades como el síndrome metabólico, accidentes cardiovasculares, apnea, y hasta cáncer, ya sea por la afección directa del funcionamiento normal del organismo o por el sedentarismo producto de dejar a un lado las actividades del día a día necesarias para un buena calidad de vida.
Tratamiento
Todo trastorno de la conducta alimentaria requiere principalmente de ayuda psicológica o psiquiátrica para inducir al paciente al reconocimiento de su problema. Este es el primer paso para enfrentarlo y tratarlo de la forma más idónea, con el fin de obtener los mejores resultados. En este proceso es vital el apoyo de familiares y amigos cercanos a la persona afectada para fortalecerlo emocionalmente.
una vez que el paciente refleje indicios de superación de esta etapa, es necesaria la colaboración de expertos en nutrición para iniciar un plan alimenticio que le permita perder peso de manera progresiva, recuperando los valores nutricionales.