Respiramos sin darnos cuenta y es algo que necesitamos para subsistir, se podría decir incluso que es una de las funciones vitales más importantes de nuestro cuerpo, y sin la cual moriríamos en cuestión de minutos.
Tampoco nos solemos plantear qué lleva el Aire que respiramos o lo que puede contener, pero en ocasiones su calidad no es la más óptima para nuestra salud e incluso puede perjudicarla y no nos enteramos hasta que empiezan a manifestarse sus efectos nocivos.
La Contaminación atmosférica es un asesino silencioso, por ejemplo únicamente en la ciudad de Barcelona mueren 3500 personas al año debido a infartos, asmas, alergías, etc...
Provocadas en gran medida por respirar un aire que se encuentra en condiciones poco óptimas.
Un aire contaminado
La contaminación del aire consiste en una mezcla de partículas de gas y partículas sólidas elevadas por el mismo, ejemplos de esto son las partículas de compuestos químicos emitidas por fábricas, emisiones de los vehículos, polen, mohos, polvo, etc... En general podemos decir que el aire se contamina debido a Partículas en suspensión (PM). De todo lo mencionado la principal fuente de contaminación en una ciudad es el tráfico, pero los lugares con una gran densidad de industria poco regulada también sufren los efectos de esta polución.
También influye la presencia o ausencia de precipitaciones en esto, pues cuando llueve parte de estas partículas en suspensión es arrastrada y se purifica el ambiente.
En lugares de sequía o en periodos de tiempo con pocas precipitaciones estas partículas pueden estar mucho más presentes en el aire.
Estos elementos o partículas pueden dividirse en gruesas o finas, atendiendo a su tamaño. Normalmente las primeras no llegan a los pulmones debido a que se quedan en el filtro de la nariz o en la garganta, pero las partículas finas son capaces de penetrar hasta los pulmones.
Efectos nocivos sobre la salud
Podemos dividir lo que provocan estas partículas atendiendo a dónde causan el daño, así pues obtenemos la siguiente clasificación
-Efectos sobre el sistema respiratorio: Los contaminantes en este caso actúan de una maneras muy concretas, en los pulmones consiste en ir estrechando las vías respiratorias y reduciendo el flujo de aire, esto puede provocar tos, dolor en el pecho y falta de aire, así como ayudar al desarrollo del asma, neumonía, sobreesfuerzo, etc.
En las vías respiratorias afectan de otra forma, modificando la afluencia de glóbulos blancos en la zona, provocando que haya un crecimiento en la producción de mucosidad así como acumulaciones de líquidos y matan a las células que revisten estas vías. Todo esto aumenta la posibilidad de padecer bronquitis, neumonías o enfisemas.
-Efectos sobre el sistema cardiovascular: Al igual que en los pulmones, las partículas inhaladas pueden afectar directa o indirectamente a este sistema. La función cardiovascular la afecta reduciendo la oxigenación de los glóbulos rojos, produciendo ritmos cardíacos anormales y alterando la actividad cardíaca.
También pueden provocar inflamación vascular, lo que aumenta el riesgo de formación de coágulos, estrecha las vías de los vasos y aumenta la posibilidad de que se rompan placas ateroescleróticas.
Todo esto se manifiesta con síntomas tales como dolor de pecho, palpitaciones, falta de aire, etc...
En general podemos ver que, aunque no nos demos cuenta, a largo plazo el aire que respiramos puede pasarnos factura, afectando de diversas formas a nuestro organismo, fomentando la aparición de enfermedades y llegando incluso a provocar la muerte en casos extremos, o apoyando a enfermedades que lo hacen.