En una sociedad que se mueve a un ritmo de vida vertiginoso, los trastornos de ansiedad, estrés y depresión están a la orden del día, y por desgracia, no afecta sólo a adultos. El porcentaje de niños y adolescentes que padecen un trastorno de ansiedad puede llegar hasta un 21%.

Para los padres, es una cuestión muy preocupante, ya que un niño o adolescente que padece ansiedad ve a fectada su vida diaria, con un impacto negativo en su rendimiento escolar y en sus relaciones personales con otros niños y adultos.

La ansiedad infantil no es igual que la ansiedad en adultos: Cómo reconocerla

Reconocer los síntomas de la ansiedad infantil es primordial para los padres. Es importante distinguir entre un niño nervioso y uno que tiene un trastorno de ansiedad. Todos los niños y adolescentes tienen momentos puntuales de ansiedad, lo cual es absolutamente normal, y se trata de un mecanismo que pone en alerta a nuestro cuerpo y mente ante una situación concreta.

La mayor dificultad a la hora de reconocer las señales cuando un niño padece ansiedad es en que modo en que puede expresarse. Los niños no tienen las herramientas con las que cuenta un adulto para reconocer sus propias emociones, para expresarlas o para entender lo que le está pasando.

Los niños y adolescentes que padecen ansiedad manifiestan algunos de los siguientes síntomas:

Fatiga, baja autoestima, sentimiento de culpa, apatía, cefaleas, problemas estomacales, irritabilidad, sentimiento de frustración, falta de concentración, problemas para socializar, sentimientos de desazón.

Poner en manos de profesionales esta situación permitirá que el niño y la familia afronte este trastorno de un modo más eficaz.

De no hacerlo, los niños que padecen ansiedad durante la infancia tienen un mayor porcentaje de probabilidades de padecer también depresión durante la adolescencia.

Tipos de trastornos por ansiedad:

Ansiedad por separación:

Es natural que todos los niños, sobre todo sobre los tres años, cuando empiezan el colegio o se tienen que separar de sus padres un tiempo determinado (una cena, un fin de semana, para ir al trabajo...) sientan ansiedad.

Sin embargo, cuando la situación se alarga tiempo y supone un problema real para el niño, que le imposibilita realizar acciones normales como socializar, aprender o jugar.

En estos casos, los niños que lo padecen suelen tener un sentimiento muy negativo ante la idea de separarse de su familia porque siente que les sucederá algo malo o que no volverán a verse.

Muchos de los niños que tienen este tipo de ansiedad sufren insomnio, cefaleas, problemas estomacales...

Fobias:

Miedos y terrores sobre una circunstancia específica.

Fobia escolar:

Cuando un niño o adolescente siente este tipo de fobia, puede manifestarse incluso de manera física, llegando a desarrollar problemas que le imposibilitan acudir con normalidad al centro escolar.

Este pánico puede estar desencadenado por una situación extrema que el niño haya vivido en el centro escolar, como el acoso por parte de de sus compañeros, aunque no es el único desencadenante.

Trastorno obsesivo compulsivo:

Más frecuente durante la adolescencia, este tipo de trastorno se traduce en una serie de pensamientos recurrentes, muy persistentes en el tiempo. Los chicos y chicas que padecen este tipo de ansiedad suelen desarrollar una serie de rutinas o rituales diarios que no pueden dejar de realizar exactamente en el mismo orden, por más que puedan parecer irracionales.

En caso de que algo les impida llevar a cabo el ritual, tienen la sensación constante de que algo no está bien, o que algo malo ocurrirá.

Este trastorno está igualmente relacionado con la utilización recurrente de "amuletos de la suerte", como objetos o prendas de vestir que "necesitan" llevar consigo para poder realizar actividades como hablar en público, participar en alguna competición, exámenes, etc.

trastorno de ansiedad generalizada:

Los niños y adolescentes que la padecen suelen tener una muy baja tolerancia a la incertidumbre, necesitan controlar todos los aspectos de su vida, siempre tienen pensamientos negativos sobre su futuro, y se muestran especialmente preocupados.

Son niños que no pueden disfrutar de las actividades comunes, y tienen mucha dificultad para olvidar las preocupaciones aunque sean sobre aspectos que no les afectan en el presente y probablemente tampoco en un futuro cercano.