Con el inicio del curso, se retoma la preocupación de miles de padres españoles: el acoso escolar o bullying. Cuando hablamos de acoso escolar, nos estamos refiriendo a una situación continuada de abuso hacia un individio en inferioridad de condiciones.
La llegada de las nuevas tecnologías de forma masiva y el auge de las redes sociales, han derivado en un nuevo tipo de acoso que se suma a los ya conocidos: El ciberacoso permite a los agresores extender la situación más allá del ámbito escolar, amparados por el anonimato que ofrecen las diferentes redes sociales.
¿Nuestro hijo hace bullying?
Es muy probable que la mayoría de los padres de niños o adolescentes acosadores no sean conscientes de esta situación. Recordemos que el acoso escolar no se limita al abuso físico o las agresiones corporales. El bullying puede suponer un abuso verbal, en forma de insultos y vejaciones, abuso psicológico, mediante intimidaciones, manipulaciones, ataques directos a su autoestima. En otras ocasiones se traduce en un acoso social, aislando a la persona, que se encuentra sin apoyos ni amigos.
Las víctimas de acoso suelen ser chicos y chicas pertenecientes a minorías, identificados como "diferentes" o "raros", ya sea por su físico, una discapacidad, una etnia, religión, o clase social.
Cuando el abuso se hace en grupo, muchos de los chicos y chicas que participan en ellos no son conscientes del daño real que están causando, y la presión de grupo facilita que asuman estas actitudes como propias y normales, cuando en realidad no lo son.
Si detectamos que nuestro hijo tiene un comportamiento agresivo, con muy poca tolerancia a la frustración, que suele hablar con desprecio de compañeros y amigos, y tiene tendencia a culpar a los demás de sus propios errores, evitando asumir responsabilidades de sus actos, es muy probable que esa actitud se reproduzca en el ámbito escolar y se traduzca en conductas de acoso a compañeros.
Problemas de autoestima: No es solo cosa de las víctimas
Si tenemos la sospecha o la certeza de que nuestro hijo puede estar acosando a algún compañero, tenemos que ser conscientes de que este tipo de conductas revelan serios problemas en nuestro propio hijo. El perfil del niño acosador suele ser el de un niño con baja autoestima y muy inseguro.
El único modo de sentirse bien es quedar por encima de otros, por tanto, humillan al compañero para sentirse superiores a él. Son chicos y chicas que tienen serios problemas para gestionar sus propias emociones, para resolver sus conflictos, para asumir sus carencias y sus errores.
Continuamente culpan a la víctima de la situación, y los gritos son su principal argumento durante las discusiones.
Es importante que ayudemos a nuestros hijos a entender que hay límites que no se deben cruzar. Nuestras acciones tienen consecuencias. Hay muchos modos de resolver los conflictos y problemas, y tendrán que enfrentarse a ellos a lo largo de toda su vida.
Debemos hablar con ellos, y en caso de que sea necesario, buscar ayuda profesional.
En muchas ocasiones, los padres no dedican tiempo de calidad suficiente a sus hijos, a escucharlos, a educarlos y darles la atención necesaria cuando tienen un problema o están viviendo una etapa complicada.
En la adolescencia, los chicos y chicas tienden a encerrarse en sí mismos, en hacer de su grupo de iguales un referente y a comunicarse cada vez menos con sus padres. En muchas ocasiones los padres desconocen como se desarrollan las relaciones personales de sus hijos cuando no están delante.
¿Qué debemos evitar?
Ningún extremo es bueno. No se debe restar importancia a la situación, cuando no se trata de un conflicto puntual, sino de un acoso continuado a uno o varios compañeros que ha derivado en una situación de bullying.
Del mismo modo, tampoco se debe reaccionar con violencia física ni verbal en ningún caso. Se trata de enseñar a nuestros hijos que hay herramientas como el diálogo con las que resolver los conflictos. Su actitud debe cambiar, y para ello hay que dotarle de las pautas y herramientas necesarias para poder relacionarse de forma positiva.
Trabajar conjuntamente con profesionales incluidos los del centro educativo es primordial, para hacer frente a la situación desde todos los sectores.