Miles de investigadores y clínicas internacionales, representados en tres sociedades científicas, han dirigido el pasado miércoles día 15, una carta a los veintiocho ministros europeos encargados del medioambiente para ponerles de nuevo en guardia contra la debilidad del proyecto de los disruptores endocrinos, propuesto por la Comisión Europea. Proyecto que podría ser sometido a la votación de los estados miembros en una reunión del Comité permanente de la cadena alimentaria y de sanidad animal el próximo 4 de julio.

¿Qué son los disruptores endocrinos?

Se trata de elementos inapreciables a simple vista, pero en realidad presentes en la mayoría de los productos que utilizamos de manera cotidiana. Son productos químicos que interfieren en nuestro sistema hormonal y están omnipresentes a lo largo de toda la cadena alimentaria, sin embargo su uso no está suficientemente regulado por ley. El fluor, los pesticidas, los parabenos, el triclosán, la benzofenona, los ftalatos son solo algunos de ellos.

El sistema endocrino es el encargado de regular la manera en la que el nuestro organismo se desarrolla. Contribuye al buen estado de la salud del cuerpo mediante la producción de hormonas que viajan por el organismo para mantener correctamente los tejidos y los órganos y la salud general.

Las hormonas son en definitiva productos químicos producidos por nuestro cuerpo, se conocen más de 50 diferentes, entre ellas la insulina, los estrógenos y la testosterona.

¿Dónde se encuentran?

Hay miles de ellos y suelen estar presentes en los productos más cotidianos. Muchos de ellos son derivados de la extracción y las trasformaciones del petróleo y del gas, contaminando desde el subsuelo hasta la superficie terrestre.

Están presentes en los plásticos, en los disolventes y lubricantes industriales, en los pesticidas y herbicidas, de manera que afectan a toda la cadena alimenticia, en los fungicidas y los productos antibacterianos, en muchos productos para el cuidado personal, desde la pasta de dientes a los cosméticos, en los textiles y la ropa, etc.

Sin embargo, no todos están identificados, debe abordarse un riguroso trabajo que permita su identificación, estableciendo unos criterios generales que funcionen a nivel europeo y que regulen en primer lugar los plaguicidas, que afectan directamente a nuestra alimentación. Para progresivamente extender este criterio a los productos cosméticos y farmacéuticos.

¿Cómo actúan en nuestro organismo?

Estos productos están directamente implicados en los procesos de degradación del medio ambiente y en la erosión de la biodiversidad terrestre. Los disruptores o alteradores endocrinos son especialmente sospechosos de participar en la aparición de una variedad de enfermedades y trastornos muy comunes (cánceres por cuestiones hormonales, infertilidad tanto masculina como femenina, trastornos neuroconductuales, la diabetes y la obesidad, etc.).

Funcionan interfiriendo en la acción normal de las hormonas. Por lo general el sistema endocrino se caracteriza por funcionar mediante un eficaz sistema de equilibrado de las glándulas, órganos y hormonas del cuerpo. Regulando funciones vitales fundamentales, como el crecimiento, la respuesta que presentamos al estrés, el desarrollo sexual y la capacidad de reproducirse, la producción de insulina y también la utilización de la glucosa, el metabolismo, el desarrollo neurológico, la inteligencia, la conducta, los patrones de sueño , la presión sanguínea.

Los disruptores endocrinos pueden imitar a las hormonas, interferir en su correcta circulación, bloquearlas, afectar a su producción o a su metabolismo ocasionando en definitiva importantes alteraciones en el funcionamiento del cuerpo que pueden ser causa de enfermedades.

Algunos de ellos pueden ser expulsados por los órganos excretores, pero otros permanecen durante mucho tiempo almacenándose en nuestro organismo. Aunque aún no existen estudios que expliquen todo el potencial de su verdadero impacto en nuestra salud.