El escándalo provocado por la condena de toda la cúpula económica del PP por delitos de financiación irregular, blanqueo de capitales y cohecho entre otros delitos, una pieza instrumental conocida popularmente como Caso Gürtel, fue el argumento esgrimido por Pedro Sánchez para la moción de censura que le aupó a la presidencia del gobierno en mayo de 2018.
Lo cierto es que lo ejemplar de la sentencia y las duras condenas impuestas dejaron al PP y a su presidente Mariano Rajoy, sin poca defensa política ante la moción de censura y antiguos socios de mera conveniencia como el PNV le abandonaron posibilitando la ascensión de Pedro Sánchez a la presidencia del gobierno.
Dos años después de este juicio, el tribunal Supremo ha visto el recurso y en un auto de 1.843 folios y aprobado por unanimidad, el Tribunal Supremo avala el veredicto de la Audiencia Nacional pues solo difiere en una rebaja muy leve de las penas impuestas y reprocha con dureza a la audiencia los comentarios de una hipotética 'Caja B' en el PP cuya existencia no ha sido probada.
Reconocimiento del Supremo de los delitos juzgados
El Supremo considera probado que dirigentes del PP englobados en la trama Gürtel lucraron y beneficiaron financieramente a su partido cometiendo delitos de cohecho, falsedad en documento mercantil, malversación de caudales públicos, prevaricación, asociación ilícita, fraude a la administración pública, blanqueo de capitales, delitos contra la hacienda pública, tráfico de influencias, apropiación indebida, o acciones ilegales.
Las condenas impuestas a los condenados apenas son rebajadas por el Supremo y los condenados solo se beneficiarán de reducciones muy escasas comparadas con el grueso de las sentencias.
Condenas severas con solo mínimas correcciones
De este modo se confirman el grueso de las penas de cárcel del 'cabecilla' de la trama Gürtel, Francisco Correa, a 51 años, solo se le rebajan 11 meses de prisión, y su 'número dos', Pablo Crespo se reduce de 37 a 36 años.
El ex-tesorero del PP Luis Bárcenas, se ahorra cuatro años de prisión al ser condenado a 29 y el mismo PP deberá pagar una multa del 245.000 euros.
La misma esposa de Barcenas, Rosalía Iglesias, reduce su condena de 15 años a 13 años de cárcel. Es significativo este dato pues el mismo Bárcenas declaró que la entrada en prisión de su mujer significaría que él "tiraría de la manta", si cumplirá esta amenaza y con que argumentos está por saberse.
En conjunto unas sentencias prácticamente idénticas a las originales y que en muy poco favorecen a los condenados que deberán cumplir unas largas condenas.
No ha aparecido ninguna 'Caja B' del PP
La única noticia agradable para el PP en esta sentencia es que no ha podido probarse en el juicio previo y en el recurso resuelto la existencia de una "Caja B" en el Partido Popular, pues si bien los acusados se lucraron usando el nombre del partido y lo financiaron irregularmente no esta demostrado que estos delitos fueran conocidos por la cúpula del PP en el momento de producirse, por lo que no puede ser responsabilizado el PP de estos delitos.
En su sentencia, el Supremo argumenta que no se puede afirmar una responsabilidad penal sin acusación previa y la defensa correspondiente y recuerda que el Partido Popular fue traído al proceso como partícipe a título lucrativo y eso presupone que aunque beneficiado por los condenados no participó en el delito sino que desconoció su comisión.
Reproches del Supremo a la Audiencia Nacional
Y en ese aspecto hay un reproche del Supremo a la redacción de la sentencia original de la Audiencia Nacional por el hincapié que hicieron los jueces en la misma al referirse a la supuesta "Caja B" del PP cuya existencia no ha podido ser demostrada y en eso basan los magistrados del Supremo su reproche, reproche que sin embargo no pasa de ahí ni altera culpabilidades ni veredictos.
En resumen una sentencia que no reconoce la financiación irregular del PP, no hay "Caja B", pero que si reconoce que al abrigo de este una serie de gestores se enriquecieron ilegalmente financiando al partido de forma indirecta por lucrarse de la trama aunque este no fuera consciente de ella.