El 24 de febrero de 2019 los soldados Richard Ríos Dávalos y Daniel Gómez Varela de la Brigada "Galicia" VII montaban guardia con su vehículo Lince en la entrada de la Base de la EUTM en Kuolikoro, Mali, en medio de la noche la irrupción inesperada de dos furgonetas bomba secundadas por terroristas a pie disparando sus armas.

Esto podría haber cogido por sorpresa a ambos centinelas, anulando su capacidad de reacción y en un momento de duda, estupefacción e incredulidad, ambos guardianes podrían no haber reaccionado por la sorpresa y con ello los coches bomba haber entrado en la base, haber explosionado y tras la matanza provocada por las detonaciones los terroristas haber ingresado en el cuartel y haber continuado con la carnicería entre las tropas de la UE destinadas a entrenar al Ejército Maliense.

Pero nada de esto ocurrió. Ambos centinelas abrieron fuego de inmediato contra los agresores, detuvieron a tiros uno de los vehículos y provocaron que el segundo estallara prematuramente y mantuvieron a raya a tiro limpio a los asaltantes hasta que la base en alerta envió refuerzos.

Y fue esa capacidad de reacción y de no dejarse embargar por las circunstancias o como dicho en vulgo "quedarse cortado", sino de reaccionar de inmediato ante la agresión, lo que conjuró el desastre y evitó una tragedia. Y además supuso sendas Cruces al Mérito Militar con Distintivo Rojo, las que se dan por combate en presencia de enemigo, y junto a ellas otras dos con Distintivo Azul, para actos de especial relevancia, a los artificieros brigada Óscar Nestar Gutiérrez y sargento primero Pedro Varela Martínez que desactivaron el coche bomba inutilizado a tiros por ambos soldados.

Admitida que fue esta capacidad de respuesta y no dejarse sorprender lo que resolvió el incidente, la pregunta a hacerse es cómo se consigue crear esa capacidad de reacción para responder en el acto a una agresión inesperada.

La hazaña se consiguió con 'adiestramiento y más adiestramiento'

Para responder esta pregunta una voz autorizada como la del Coronel Jefe de la Escuela de Infantería de Marina sita en Cartagena da la explicación: "Eso solo se consigue con adiestramiento, adiestramiento y más adiestramiento.

Entrenar a la gente, ensayar los supuestos posibles y volverlos a repetir hasta lograr esa reacción automática".

Y esta parece ser la única explicación, formar a la tropa en cómo reaccionar ante una agresión y repetir el procedimiento hasta lograr una reacción automática. Se ensaya una posible agresión y en la instrucción, el procedimiento a seguir para repelerla se repite una vez tras otra de manera continua y de forma inesperada para conseguir esa reacción automática.

Hay que decir que el repeler un ataque sorpresa puede darse en toda circunstancia, ya sea protegiendo un cuartel, como el caso de Kuolikoro, como para defender un convoy ante una emboscada o el ataque a una patrulla a pie.

Es importante vigilar el sector y mantener la guardia

La instrucción se basa en que cada cual defienda su sector, desde la posición que se tenga en cualquier supuesto: un convoy, una patrulla, una guardia, el objetivo es cada uno ocuparse de un sector en exclusiva y olvidarse del resto, pues este lo protegen los demás compañeros cada uno en su propio sector de vigilancia los 360º.

Si es un convoy la dirección que se marque desde el vehículo, de ser una patrulla el sector de terreno hacia uno de los flancos y en la vigilancia de una base el sector que se este dedicado a proteger, el resto de sectores los vigilan los demás compañeros como cada uno custodia el propio.

Esa vigilancia obliga a que los sentidos estén en tensión, no caben distracciones ni chácharas entre camaradas. La atención debe volcarse en cada sector de vigilancia e incidir en esa sensación de alerta, en tensión mientras dure la guardia. Cuando esta termine o el convoy o la patrulla lleguen a destino ya habrá tiempo de relajarse.

Entrenarse en estar alerta

En una demostración reciente en la Brigada Paracaidista, BRIPAC, pudimos ver una demostración de esto pues el paso de la pista de aplicación no se realiza de forma deportiva y como un simple entrenamiento físico, sino como una acción de combate, el primer soldado pasa un obstáculo y cuando lo termina se pone en guardia con su arma cubriendo a sus compañeros que vienen detrás.

A retaguardia el último soldado que pasará el obstáculo permanece alerta en sentido contrario, protegiendo a sus camaradas que cruzan el mismo de cualquier ataque que pudiera venir de atrás.

Y así sucesivamente relevándose obstáculo tras obstáculo, no se trata solo de superarlos sino de cubrir a los compañeros cuando los cruzan, cómo ellos cubrirán a su vez al soldado que ha iniciado la vigilancia.

Por ello puede aseverarse que los héroes de Kuolikoro tuvieron éxito en su misión porque bien adiestrados vigilaban armados el sector que tenían encomendado y con la alerta adecuada no pudieron sorprenderles.