Es un hecho que el reparto por circunscripciones provinciales favorece al Independentismo. Este reparto por provincias no es una excepción en la autonomía catalana. Ocurre también en las elecciones generales.
A la provincia de Barcelona, que por población —el 74% de Cataluña— le corresponderían 100 escaños del total de los 135, se le asignan sólo 85. Y en Barcelona, precisamente, está la clave.
Un escaño en Barcelona precisa de muchos más votantes (más de 35.000) que en la provincia de Lérida, en la que con sólo algo menos de 13.000 se consigue un escaño, es decir, un representante por esta provincia. Este reparto favorece a los votantes de Lérida, provincia más despoblada y, a la vez, más independentista. En cambio, Barcelona —la menos independentista— sale perjudicada.
¿Por qué la provincia de Barcelona está infrarrepresentada?
¿Por qué a Barcelona le corresponden 85 escaños, y no 100? En el Estatuto de Autonomía de Cataluña se establecen cuatro circunscripciones electorales, correspondientes a las provincias de Barcelona, Gerona, Lérida y Tarragona.
Se dice que la circunscripción de Barcelona elegirá un diputado por cada 50.000 habitantes, con un máximo de 85 diputados. Y las circunscripciones de Gerona, Lérida y Tarragona elegirán cada una un mínimo de 6 diputados, más uno por cada 40.000 habitantes, atribuyéndose respectivamente 17, 15 y 18 diputados. Esos 85, 17, 15 y 18 son los que conforman los 135 del Parlament, tal y como establece el Estatuto de Autonomía de 1979, que la Ley Orgánica de Reforma del 2006 no modifica en este sentido.
El reparto actual beneficia al independentismo
Veamos qué ocurriría si las cuatro provincias se repartieran los 135 diputados en función de la población, con lo que no se perjudicaría el voto barcelonés.
Para ello, y siguiendo la Ley electoral vigente, que sigue la Ley D’Hondt de recuento de escaños, con el añadido de un mínimo del 3% de votos para que una candidatura tenga representación, los resultados variarían de la siguiente forma (la primera cifra son los escaños realmente obtenidos en las elecciones de este pasado 21 de diciembre de 2017. La siguiente son los escaños que se obtendrían con un reparto de escaños proporcional a la población de cada provincia: Barcelona 100, Tarragona14, Gerona 13, y Lérida, 8):
PARTIDO – ESCAÑOS OBTENIDOS – ESCAÑOS CON PROPORCIONALIDAD A LA POBLACIÓN
- Ciutadans. Partido de la Ciudadanía (C’s) – 37 – 36
- Junts per Catalunya(JUNTSxCAT) – 34 – 32
- Esquerra Republicana. Catalunya Sí (ERC-CatSí) – 32 – 31
- Partit del Socialistes de Catalunya PSOE (PSC) – 17 – 20
- Catalunya en Comú. Podem (CatComú-Podem) – 8 – 8
- Candidatura d’Unitat Popular (CUP) – 4 – 4
- Partido Popular (PP) – 3 – 4
- Partido Animalista Contra el Maltrato Animal (PACMA) – 0 – 0
- Recortes Cero. Grupo Verde – 0 – 0
- Por Un Mundo Más Justo (PUM+J) – 0 – 0
- Diàleg republicà (DIÀLEG) - 0 – 0 (Candidatura retirada)
Vemos que hay una variación, en la que se nota mucho el peso que ganaría la provincia de Barcelona, “castigada” por estar mucho más poblada que las demás, con menor carga independentista que las otras provincias, y que aporta el diputado del PP de diferencia.
En cualquier caso, si tenemos en cuenta que el total de diputados son 135, la mayoría la marca la mitad, es decir, 68. Ningún partido alcanza este valor. Ni siquiera los soberanistas han realizado una coalición, sino que pelean cada uno por su cuenta. Eso sí, comparten el planteamiento independentista. Vemos que con el resultado de las elecciones en la mano, los independentistas de JUNTSxCAT+ERC+CUP suman 34+32+4 = 70. Con el resultado si fueran circunscripciones con reparto de escaños proporcionales a la población tenemos: 32+31+4 = 67, con lo que no tendrían mayoría absoluta.
No interesa modificar la ley electoral
El reparto proporcional a la población en elecciones en España nunca se produce.
De hecho, en las generales, un escaño en una provincia muy poco poblada como Soria, supone 39.000 votos, mientras que ese escaño para Madrid, supone 130.000 votos. En el caso catalán, la polémica viene dada por el hecho de que Barcelona, provincia “penalizada” en escaños, tiene menor proporción de voto nacionalista que Lleida, provincia “premiada” en escaños, donde sucede justo lo contrario. La ruralidad y la escasa densidad de población favorecen el voto nacionalista —en Lérida, las fuerzas más votadas han sido JUNTSxCAT y ERC, estando C’s por detrás de ambas. En Barcelona, en cambio, C’s superó a JUNTSxCAT y ERC, y todos los parlamentarios del PP lo son por Barcelona—.
Sin embargo, esta penalización de escaños a Barcelona, en origen, no es tendenciosa.
La distribución actual de escaños por circunscripción provincial viene del Estatuto de 1989, en el que Josep Tarradellas, político muy poco sospechoso de ser nacionalista (de hecho, se oponía a la independencia y luchaba por una Cataluña integrada en España), simplemente quería una Cataluña plural, en la que todas las provincias, también las menos pobladas, pudieran tener una presencia democrática destacada. Además, Cataluña no tiene ley electoral propia, por lo que adopta la del Estado. Esto se traduce en que las circunscripciones penalizan los votos de partidos minoritarios que no se concentren geográficamente. Sí es verdad que, históricamente, a los nacionalistas les ha venido muy bien la limitación de Barcelona a 85 escaños y la vigencia de la actual ley electoral, y no ha habido interés en modificar ni el reparto ni la ley en este sentido.
La ambigüedad de Catalunya en Comú-Podem
En este escenario que hemos presentado (el real y el supuesto), hay otra connotación en este baile de cifras que se mueven en estrechos márgenes: la ambigüedad de CatComú-Podem en cuanto a los planteamientos secesionistas. Una estrategia que han usado para abarcar electorado de ambos frentes, pero que ha sido castigada, perdiendo 3 escaños respecto a 2015. Un batacazo mayor se ha dado la CUP, y sobre todo el PP, que ha quedado marcado por las continuas críticas a la aplicación del artículo 155 de la Constitución y por la campaña de desprestigio a la actuación policial en el ilegal referéndum soberanista. Este rédito, sin duda lo ha cosechado el PSC, con un escaño más, y, sobre todo, Ciudadanos, con 12 escaños más respecto al 2015.
Si sumáramos los 8 diputados de Podem al bloque independentista, la balanza se vuelve a éste claramente favorable.
Las propuestas para el cambio de ley electoral son diversas: una es la adopción de circunscripciones por veguerías, en lugar de por provincias (también aporta un peso mayor al real a comarcas despobladas). Otra propuesta es la que hemos apuntado antes: mantiene las provincias, pero les da un reparto de escaños proporcional a la población. Y alguna más como un sistema mixto, en el que la mitad de los diputados procede de una circunscripción única catalana, y el resto se reparte en función de los resultados de las veguerías.
Inés Arrimadas cree que la ley electoral es injusta
Inés arrimadas, de Ciudadanos, es la que está poniendo el acento en este tema, y tacha la ley electoral de injusta.
Ha hablado incluso abiertamente de circunscripción electoral única.
La pregunta es si una circunscripción única que abarcara toda la región catalana cambiaría los resultados. Hemos realizado el cálculo y obtenemos estos datos (la primera cifra son los escaños realmente obtenidos en las elecciones de este pasado 21 de diciembre de 2017. La siguiente son los escaños que se obtendrían con circunscripción única):
PARTIDO – ESCAÑOS OBTENIDOS – ESCAÑOS CON CIRCUNSCRIPCIÓN ÚNICA
C’s – 37 – 35
JUNTSxCAT – 34 – 30
ERC-CatSí – 32 – 30
PSC – 17 – 19
CatComú-Podem – 8 – 10
CUP – 4 – 6
PP – 3 – 5
PACMA – 0 – 0
Recortes Cero. Grupo Verde – 0 – 0
PUM+J – 0 – 0
Hay que decir que si no se aplicara la regla del mínimo de votos del 3%, PACMA obtendría un escaño, y ERC tendría 29 en lugar de 30, en esa hipotética circunscripción única.
Vemos que en este escenario no territorializado, la diferencia con el resultado obtenido es aún mayor: con el resultado de las elecciones en la mano, los independentistas de JUNTSxCAT+ERC+CUP suman 34+32+4 = 70. Con el resultado si fuera circunscripción única sería 30+30+6 = 66, por debajo de lo que suman el resto de partidos.
El Parlament no representa fielmente a la sociedad catalana
Esto es más acorde con la realidad de lo votado: el voto independentista ha estado por debajo del 50%, pero en escaños suman más. Con la circunscripción única para toda Cataluña, o lo que es lo mismo, voto de igual valor sin importar la provincia, ese número de escaños en el Parlament también estaría por debajo del 50%.
Hay otra apreciación: el método de recuento de escaños que se usa en España, tanto en autonómicas, como en generales, es la Ley D´Hondt. Es sistema prima a los partidos que obtienen más votos, castigando a los que tienen menos. Este sistema se usa en Austria, Bélgica, Portugal o Polonia. Si se usara un método más proporcional, como el Método Sainte-Laguë (usado en Alemania, Suecia o Dinamarca), los resultados —obtenidos según circunscripción única—serían parecidos a los anteriores, salvo un escaño, que pasaría de ERC al PP:
PARTIDO – ESCAÑOS OBTENIDOS – ESCAÑOS CON CIRCUNSCRIPCIÓN ÚNICA
C’s – 37 – 35
JUNTSxCAT – 34 – 30
ERC-CatSí – 32 – 29
PSC – 17 – 19
CatComú-Podem – 8 – 10
CUP – 4 – 6
PP – 3 – 6
PACMA – 0 – 0
Recortes Cero.
Grupo Verde – 0 – 0
PUM+J – 0 – 0
Si además quitáramos el límite del 3% para obtener escaño, PACMA también obtendría uno, esta vez a costa de JUNTSxCAT.
La lucha por gobernar
Esto da idea de la influencia del reparto de escaños por circunscripción, y de la ley electoral que se use. Pueden ser diferencias bastante sensibles, e incluso pueden cambiar el gobierno y la capacidad de aprobación de leyes por los diputados que surjan de las elecciones.
No obstante, la verdadera lucha por la hegemonía en este escenario tan fragmentado y enfrentado (como la propia sociedad catalana) vendrá de los acuerdos que se alcancen y de los desacuerdos que se pongan sobre la mesa. Y ahí sí que los independentistas tienen las de ganar —si no se tiran los trastos a la cabeza—, 70 escaños frente a los 57 del llamado “Bloque Constitucionalista”: Cs+PSC+PP.